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MADRID, 21 Abr. (EUROPA PRESS) -
El centro de la Vía Láctea sabe a frambuesa y huele a ron, debido a la presencia de ácido fórmico, responsable del sabor de esta fruta y el peculiar olor de la tradicional bebida alcohólica de los piratas.
Es lo que concluyen astrónomos del Instituto Max Planck (Bonn, Alemania) que buscaban aminoácidos en una gigantesca nube de polvo y gas situada en el centro de la galaxia, a través del Telescopio del Instituto Franco-Español de Radio Astronomía Milimétrica, ubicado en España.
El inesperado descubrimiento es resultado de años de investigación con un telescopio de 30 metros en una enorme bola de polvo y gas con la esperanza de descubrir complejas moléculas vitales para la vida, los aminoácidos, según publica el diario The Guardián. Encontrar aminoácidos en el espacio interestelar sería el 'Santo Grial' de los astrobiólogos, ya que determinaría la posibilidad de la evolución de la vida en otros planetas después de haber sido colonizados por estas moléculas.
En su última estudio, los astrónomos escudriñaron entre miles de señales de Sagitario B2, una extensa nube de polvo en el centro de la galaxia. Mientras que fallaron en su intento de descubrir evidencias de aminoácidos, encontraron una sustancia llamada ácido fórmico, responsable químico del sabor de las frambuesas.
"Esta molécula les otorga su sabor, pero se necesitan muchas más para crear una frambuesa espacial", señala Arnaud Belloche, astrónomo del Max Planck Institute, en Bonn (Alemania). Curiosamente, el ácido fórmico tienen otras característica peculiar: huele a ron.
Los astrónomos utilizaron el telescopio del Instituto Franco-Español de Radio Astronomía Milimétrica, ubicado en España para analizar la radiación electromagnética emitida por una cálida y densa región de Sagitario B2 que rodea una joven estrella.
La radiación de la estrella es absorbida por moléculas que flotan alrededor de la nube de gas, y re-emite en diferentes formas de energía dependiendo del tipo de molécula. Estudiando los datos, el equipo también encontró evidencias de un químico letal, el propilo de cianuro en la misma nube. Las dos moléculas son las más grandes descubiertas en el espacio profundo.
El doctor Belloche y su colega Robin Garrod de la Cornell Univeristy, en Nueva York, recolectaron cerca de 4.000 señales distintas de la nube pero sólo analizaron la mitad. "Hemos identificado cerca de cincuenta moléculas en nuestro estudio, y dos de ellas no habían sido vistas antes", explica Belloche. Los resultados fueron presentados en la Semana Europea de Astronomía y Ciencia Espacial en la Universidad de Hertfordshire.