MADRID 12 Ene. (EUROPA PRESS) -
El charrán ártico viaja más de 70.000 kilómetros en la migración anual más larga del mundo, según un estudio de la 'British Antarctic Survey' que se publica en la edición digital de la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS). El equipo de investigadores, que incluye científicos de Groenlandia, Dinamarca, los Estados Unidos e Islandia, han conseguido seguir los movimientos migratorios de esta ave gracias a un diminuto dispositivo de algo más de un gramo de peso.
El charrán ártico (en la imagen) viaja más de 70.000 kilómetros en su viaje de migración anual de polo a polo, el equivalente de tres viajes de ida y vuelta a la luna durante toda su vida. Los investigadores utilizaron un pequeño instrumento de 1,4 gramos denominado geolocalizador para seguir la migración del animal. El dispositivo ha sido desarrollado por la institución británica y su uso en aves marinas está revolucionado el conocimiento de sus patrones de migración y además supone una ayuda para identificar los puntos biológicos importantes, explica Richar Phillips, coautor del estudio.
Cada año, estas pequeñas aves marinas viajan alrededor de 71.000 kilómetros desde Groenlandia hasta el Mar de Weddell, en las orillas de la Antártida, y vuelven a sus terrenos de apareamiento en Groenlandia.
Los investigadores han descubierto que las aves no vuelven de forma inmediata al sur sino que pasan casi un mes en mitad del Océano Atlántico Norte, aproximadamente a 1.000 kilómetros al norte de las Azores. Después de esto, las aves continúan su viaje hacia el sur por la costa noroeste de África y aproximadamente hacia las Islas de Cabo Verde la mitad de ellos continúa bajando por la costa de África y la otra mitad cruza el Océano Atlántico para seguir una ruta paralela bajando la costa este de Sudamérica.
Todas las aves pasan los meses de invierno del norte en las aguas del Antártico. En su largo viaje, las aves no eligen la ruta de vuelta más corta a sus lugares de apareamiento de Groenlandia sino que realizan un patrón de 'S' gigante hacia el norte a través del Océano Atlántico, una bifurcación de varios miles de kilómetros de la línea recta hacia el norte que dirige a sus colonias.
Según explica Carsten Egevang, director del estudio, "el trabajo sobre la migración de las aves marinas nos proporciona un conocimiento detallado sobre las migraciones a larga distancia en momentos del año en los que suele ser imposible seguirlas".
Egevang añade que el análisis muestra que la conducta de las aves está muy asociada con los parámetros biológicos y físicos de la ruta de migración. "Se detienen en su migración hacia el sur para pasar tiempo en las aguas muy productivas del Océano Atlántico. En comparación con esta localización de parada, el área marina que se encuentra hacia el sur es menos productiva. Claramente, los charranes árticos han aprendido a 'rellenar depósito' antes de cruzar áreas del océano con limitadas opciones para alimentarse".
Iain Stenhouse, coautor del estudio, señala que la forma en 'S' del viaje de vuelta en primavera indica que las aves se aprovechan de los sistemas de viento globales existentes para reducir los costes energéticos en su largo viaje hacia el norte.
Los charranes árticos viven hasta los 34 años de edad y hacen el viaje anual entre el Ártico y la Antártida a lo largo de toda su vida adulta. Cuando se añade, la distancia total que vuelen a lo largo de su vida equivale a tres viajes ida y vuelta a la Luna. "Este es un asombroso logro para un ave que pesa sólo algo más de 100 gramos", concluye Carsten Egevang.