MADRID, 29 Jul. (EUROPA PRESS) -
Un equipo de científicos del British Antarctic Survey (BAS) y la Organización de Investigación Científica e Industrial del Commonwealth (CSIRO, por sus siglas en ingles), de la Agencia Nacional de Investigación australiana, ha descubierto cómo el carbono de la superficie del Océano Austral llega hasta aguas profundas.
Publicado en 'Nature Geoscience', el estudio revela que, en lugar de ser absorbido de manera uniforme por las profundidades del océano, el carbono se desplaza hacia abajo debido a corrientes, que lo alejan de la atmósfera a distancias de un millar de kilómetros.
El autor principal, el doctor Jean-Baptiste Sallee, del British Antarctic Survey, afirma que "el Océano Austral es una gran ventana, mediante la cual la atmósfera se conecta con las profundidades del océano". "Sin embargo, hasta el momento, no conocíamos los procesos físicos por los que el carbono termina siendo almacenado en el océano profundo", indica. El experto añade que, ahora, "hemos logrado comprender mejor los mecanismos del hundimiento del carbono, lo cual nos permite entender los efectos del cambio climático y la absorción de carbono por parte del océano".
El coautor Richard Matear, del CSIRO, afirma que la captación de carbono antropogénico por parte del océano se debe a su transporte físico, desde la superficie, a las profundidades del mar. Matear añade que "este estudio ha identificado estas vías por primera vez, y éstas coinciden muy bien con las estimaciones derivadas de las observaciones sobre el almacenamiento de carbono, en el interior del océano".
Debido al tamaño y la ubicación remota del Océano Antártico, los científicos solo han logrado explorar el funcionamiento del océano con la ayuda de pequeñas sondas robóticas, conocidas como flotadores Argo. En 2002, un total de 80 flotadores Argo fueron desplegados en el Océano Antártico, para recopilar información sobre su temperatura y salinidad. Este conjunto único de datos, que abarcan 10 años, ha permitido a los científicos investigar esta remota región del mundo, por primera vez.
El equipo también analizó los datos sobre la temperatura, salinidad y presión del océano, recogidos por barcos de observación, desde la década de 1990. El instrumento utilizado para registrar dicha información, llamado perfilador CTD, consiste en un conjunto de sensores, que alcanzan profundidades en el océano de más de 7 kilómetros.