MADRID 15 Sep. (EUROPA PRESS) -
Un equipo liderado por el investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Josep Maria Trigo ha descubierto que el cometa periódico 29P/Schwassmann-Wachmann 1, ubicado entre Júpiter y Saturno y con una órbita casi circular alrededor del Sol, sufre estallidos cada 50 días.
Tras más de tres años estudiando el cometa, los científicos han comprobado que sufre siete estallidos luminosos al año de media, más del doble de lo que se pensaba. Los resultados de sus observaciones, publicados en el último número de la revista 'Monthly Notices of the Royal Astronomical Society', señalan que el origen de este fenómeno se encuentra en la existencia de pequeñas regiones en la superficie del cometa que son ricas en hielos.
Así, debido a la rotación del cometa, quedan expuestas a la radiación solar y se produce una brusca sublimación de los hielos, un cambio de la materia sólida al estado gaseoso, lo que origina los estallidos, capaces de incrementar la luminosidad del cometa más de cien veces.
"Tales explosiones en la superficie del cometa producen chorros de partículas que se expanden desde el núcleo a una distancia de decenas de miles de kilómetros. Se crean densas cortinas que reflejan la luz solar, por lo que los estallidos son incluso fácilmente detectables con telescopios de aficionados", según ha explicado Trigo.
ORIGEN DEL SISTEMA SOLAR
Según el investigador del CSIC, el estudio detallado de los estallidos en los cometas "proporciona importantes claves sobre la composición, el comportamiento físico y la estructura interna de estos primitivos objetos, que prácticamente no han sufrido alteraciones desde el origen del Sistema Solar".
Por ello, Trigo ha explicado que "estos objetos nos dan pistas sobre su papel en el comienzo del Sistema Solar, cuando se cree que produjeron inmensas cantidades de polvo que, al ser interceptado por los planetas terrestres, irían enriqueciendo el contenido químico en la etapa previa a la aparición de la vida".
En el trabajo también han participado los investigadores Aníbal García Hernández, del Instituto de Astrofísica de Canarias, y Björn Davisson, de la Universidad de Uppsala (Suecia), además de un grupo de aficionados españoles.