MADRID 9 Jun. (EUROPA PRESS) -
¿Pueden los perros leer nuestras mentes? ¿Cómo aprenden a pedir comida o se comportan mal sobre todo cuando no les miramos? Según Monique Udell y su equipo, de la Universidad de Florida, la forma en que los perros vienen a responder al nivel de atención de la gente nos dice algo acerca de la forma en que los perros piensan y aprenden sobre el comportamiento humano.
Su investigación, publicada en la revista Learning & Behaviour, sugiere que todo se debe a una combinación de señales específicas, contexto y experiencia previa. Un trabajo reciente ha identificado una notable gama de comportamientos sociales similares a los humanos en el perro doméstico, incluida su capacidad para responder al lenguaje corporal humano, las órdenes verbales, y los estados de atención.
La pregunta es, ¿cómo lo hacen? ¿infieren los perros en los seres humanos estados mentales mediante la observación de su apariencia y comportamiento en distintas circunstancias y luego actuan en consecuencia? ¿O aprenden de la experiencia, respondiendo a las señales ambientales, la presencia o ausencia de ciertos estímulos, e incluso a las señales del comportamiento humano? El trabajo de Udell y sus compañeros "arroja algo de luz sobre estas cuestiones".
Llevaron a cabo dos experimentos que comparan el rendimiento de perros domésticos, perros pastores y lobos dándoles la oportunidad de pedir comida, ya sea a una persona atenta o a una persona que no puede ver el animal. Querían saber si el medio ambiente propio del animal (un rebaño o una casa), o la propia especie (perro o lobo), tenía impacto en el rendimiento del animal.
Se mostró por primera vez que los lobos, al igual que los perros domésticos, son capaces de reclamar comida acercándose a los humanos atentos. Esto demuestra que ambas especies - domésticos y no domésticos - tienen la capacidad de comportarse de acuerdo con el estado de atención de un ser humano. Además, tanto los lobos como los perros fueron capaces de mejorar rápidamente su desempeño con la práctica. Los autores también encontraron que los perros no eran sensibles a todas las señales visuales de atención de un ser humano de la misma manera.
En particular, los perros de ambiente doméstico en lugar de los dedicados a pastorear fueron más sensibles a los estímulos predecibles en los seres humanos atentos. Los perros con menos exposición regular a los seres humanos se mostraban más en forma incorrecta en la tarea de pedir comida.
Según los investigadores, "estos resultados sugieren que la habilidad de los perros para seguir las acciones humanas se debe a la voluntad de aceptar a los seres humanos como compañeros sociales, combinada con una capacidad para seguir las extremidades y las acciones de los seres humanos para recibir confirmación. Asi, el tipo de señales de atención, el contexto en el que se presenta la orden, y la experiencia previa son importantes".