MADRID 7 Jun. (EUROPA PRESS) -
Una investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha revelado que las consecuencias sufridas en la Tierra durante la última gran glaciación mantienen un mayor efecto sobre la biodiversidad que el actual. Para ello, los expertos han llevado a cabo un estudio sobre el escarabajo estercolero (la riqueza de sus especies y la estructura de sus comunidades) a lo largo de las diferentes regiones que componen el territorio europeo, desde los Montes Urales hasta la Península Ibérica.
El estudio, publicado en la revista 'Ecology Letters', ha analizado la familia de los escarabeidos (Scarabaeidae) por su gran capacidad de dispersión y por que sus fuentes de alimento (principalmente heces de vacuno y ovino) están presentes en todo el continente. Los escarabeidos, además, son insectos de origen tropical que no pueden sobrevivir por debajo de los 0°C de temperatura media anual, "por lo que cabe esperar que su presencia disminuya gradualmente hacia el norte, según baja la temperatura", ha destacado el investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales, del CSIC, Joaquín Hortal.
Sin embargo, los análisis de la relación entre la magnitud del cambio climático desde la última glaciación y la distribución de los escarabeidos reflejan que estos insectos no se distribuyen homogéneamente según este gradiente, sino que muestran dos patrones diferentes, uno al norte y otro al sur.
En este sentido, Hortal ha afirmado que "la frontera que delimita ambas zonas es prácticamente similar a la que marcó el límite de 0°C durante la época de la última glaciación".
Aunque la riqueza de especies de escarabeidos es efectivamente menor al norte que al sur, hay otras dos características de su distribución que se explican bajo la hipótesis de la influencia de la última gran glaciación. La primera se basa en las especies presentes a lo largo del territorio. Los datos demuestran que todas las variedades de escarabeidos que habitan el norte del territorio por encima de la frontera de los 0°C establecida en la glaciación, lo hacen también en el sur, y no existe ninguna especie exclusiva del área más septentrional.
Según ha explicado Hortal "se trata de un efecto de la dificultad de adaptarse a climas glaciares que aún perdura, puesto que el norte no conserva especies propias adaptadas únicamente al frío".
Esta característica concuerda con la segunda observación, basada en la antigüedad de las variedades presentes en cada zona. Los resultados del estudio reflejan que las especies que han logrado recolonizar el norte son, además, las que más han evolucionado recientemente. "Aunque su adaptación al frío comienza antes de la última glaciación, estas variedades pertenecen a las ramas filogenéticas más nuevas de los escarabeidos", ha indicado opina el investigador del CSIC.
La distribución actual de los escarabeidos en Europa demuestra, por tanto, que mantiene cierta influencia de la última gran glaciación. Según ha apuntado Hortal, "no se trata de que el clima actual no afecte a la biodiversidad, sino que hasta ahora el impacto de cambios climáticos pasados estaba escondido bajo los efectos de las condiciones actuales".
El motivo de que no se hayan detectado hasta ahora es que ambos provocan efectos parecidos, es decir, menos presencia de escarabeidos al norte de Europa. El investigador del CSIC ha señalado que "los patrones de biodiversidad contemporáneos son, por tanto, una mezcla de los efectos climáticos del pasado, de las condiciones actuales y de la historia evolutiva de las especies".
Según el CSIC, los resultados de esta investigación ponen de manifiesto que las consecuencias de los grandes cambios climáticos se siguen manifestando muy a largo plazo.