MADRID, 4 May. (EUROPA PRESS) -
El bullying puede producir peores consecuencias sobre la salud mental a largo plazo de los que provocan los maltratos por parte de adultos, según un estudio publicado el pasado 28 de abril en 'The Lancet Psychiatry' y titulado 'Consecuencias del bullying y del maltrato infantil sobre la salud mental en adultos: dos muestras en dos países'.
Según los responsables del estudio, los investigadores Suzet Tanya Lereya, William E. Copeland, E. Jane Costello, y Dieter Wolke, los niños que sufrieron bullying por parte de sus compañeros tienden a desarrollar problemas mentales, ansiedad, depresión, a autolesionarse o incluso al suicidio con similar o mayor frecuencia que la de aquellos que no sufrieron esta forma de acoso o que sufrieron únicamente maltrato.
De hecho, pese a que también el maltrato eleva la probabilidad de sufrir consecuencias de este tipo a largo plazo, el estudio indica que, en los casos en que los menores han sufrido tanto maltrato como bullying, lo primero no eleva de forma perceptible las probabilidades de sufrir estas dolencias, mientras que sí existen diferencias cuando estas agresiones se producen de forma independiente.
Para obtener estas conclusiones, los responsables de la investigación han comparado los datos disponibles en dos países (Reino Unido y EE.UU.) procedentes de los indicadores 'Avon Longitudinal Study of Parents and Children in the UK' (ALSPAC) y 'Great Smoky Mountains Study in the USA' (GSMS).
De acuerdo con las relaciones extraídas de estas muestras, el maltrato, por sí mismo, no incrementa el riesgo de problemas mentales de acuerdo con los datos de ALSPAC aunque, según los datos GSMS, aumenta el riesgo de depresión.
Sin embargo, cuando sufrir bulyying se compara directamente con sufrir maltrato en la infancia, "el bullying tiene más efectos adversos sobre la salud mental de los jóvenes adultos". "Nuestros resultados muestran que los problemas mentales no provienen del maltrato per se sino que se presentan cuando los niños sufren además bullying", aseguran.
Además, apuntan a una explicación de este fenómeno, que, para ellos, podría provenir del hecho de que el bullying tiene lugar generalmente en un momento "más cercano" (en torno a los 13 años) del comienzo de los problemas mentales (que se sitúa en los 18 años), mientras que el maltrato suele tener lugar en torno a los 8 años.
Aún así, señalan que, dentro de las muestras empleadas, ocurre que cerca del 40% de quienes han sufrido maltratos siendo menores también sufrieron bullying. En este sentido, apuntan a la posibilidad de que la experiencia de otras formas de "persecución" pueda llevar a los menores que las sufren a crear "más susceptibilidad" hacia la probabilidad de sufrir también bullying.
"Muchos tipos de persecución tienen factores de riesgo comunes, como la inestabilidad familiar, supervisión insuficiente o características personales como unas habilidades sociales pobres --explican-- Por eso, el maltrato por parte de adultos podría estar interfiriendo con el equilibrio emocional de los menores, lo que les haría más susceptibles".
Con respecto a esto, la investigadora británica Lucy Betts, ha realizado un estudio junto con Sondos Metwally, de la Universidad de Nottingham Trent, en el que subraya que, pese a que, en general, los jóvenes están al tanto del riesgo potencial asociado al ciberbullying, "creen que son menos propensos a experimentarlo que sus compañeros".
"Esta percepción irreal de invulnerabilidad parece llevar a pensar que el ciberbullying es algo que solamente le ocurre a los demás", ha advertido Betts.
La investigación, que será presentada este jueves en la Conferencia Anual de la Sociedad Británica de Psicología, analiza la perspectiva de un total de 109 jóvenes de entre 16 y 18 años y apunta a que el 60% de los estudiantes se consideran en "menor riesgo que los demás" con respecto a amigos, estudiantes de la misma edad o menores y desconocidos, aunque los estudiantes menores son considerados el colectivo de mayor riesgo.
La idea de una menor vulnerabilidad que la de los demás es más frecuente entre los varones, mientras que entre las mujeres sí existe mayor conciencia de riesgo ante posibles agresiones a través de Internet, según explica el estudio.
INCREMENTAR LOS RECURSOS CONTRA EL BULLYING
Para Betts, estos resultados junto con la "alta prevalencia" de las tasas de ciberbullying, que en algunos casos alcanzan el 70%, hacen necesario "implementar más medidas para continuar incrementando la concienciación acerca de los riesgos y la comprensión de que les puede ocurrir a ellos".
Igualmente, el estudio sobre maltrato y bullying advierte de que los Gobiernos se centran "casi exclusivamente en prevenir el maltrato familiar" mientras que se dedican "muchos menos recursos y políticas" a combatir el bullying.
"Dado que el bullying es frecuente en todos los grupos sociales y existen evidencias que indican que los niños víctimas de bullying sufren consecuencias a largo plazo similares o peores que quienes sufren maltrato, es necesario dedicar más atención a este desajuste", subraya.
Asimismo, destaca la importancia de coordinar los esfuerzos de las escuelas, servicios de salud, e investigadores para asesorar la creación de políticas y protocolos interinstitucionales, teniendo en cuenta los efectos del bullying.