MADRID, 11 May. (EUROPA PRESS) -
Los colegios españoles aprueban en seguridad, progresan adecuadamente en limpieza, orden y promoción de la salud, pero necesitan mejorar sus niveles de ruido y barreras arquitectónicas, según el último informe de Fundación Mapfre 'La Seguridad Integral en los Centros de Enseñanza Obligatoria de España', que analiza las fortalezas y debilidades de cerca de 300 centros de toda España.
Del estudio, realizado por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en colaboración con las de Santiago de Compostela, Sevilla y Alcalá de Henares (Madrid), se desprende que la mayoría de los centros --el 74 por ciento--, especialmente los del norte de España, conserva correctamente sus instalaciones con el fin de evitar desprendimientos, roturas en escaleras y humedades en balcones y terrazas.
También se caracterizan por garantizar el orden, la limpieza y renovar el aire interior mediante sistemas naturales de ventilación, disponer de mobiliario adecuado y de los elementos de seguridad necesarios en caso de incendio, así como contar con la señalización adecuada.
Asimismo, obtienen buena nota por cumplir con la normativa de seguridad alimentaria, por ofrecer formación en hábitos posturales saludables, especialmente a la hora de cargar y organizar correctamente las mochilas y por gestionar adecuadamente la exclusión, la violencia física y el acoso entre alumnos. Como dato positivo, actualmente el 80 por ciento de los colegios cuenta con personal específico para controlar los patios y hacer un seguimiento a los alumnos con perfiles de riesgo.
Por el contrario, las asignaturas pendientes más comunes en los centros escolares son las inadecuadas condiciones acústicas y de iluminación en las aulas, la presencia de barreras arquitectónicas y falta de cristales de seguridad en ventanas y de sistemas de protección en las puertas para evitar que los alumnos más pequeños se pillen los dedos, uno de los riesgos más habituales junto con caídas y golpes leves.
Para promover la seguridad y la salud en los centros, Fundación Mapfre ha recomendado incorporar en los programas educativos contenidos que contribuyan a generar conductas y hábitos seguros y saludables entre los alumnos, especialmente durante las primeras etapas educativas, y que impliquen a las familias y a los educadores como protagonistas fundamentales en la educación de los menores.
De esta forma, ha concluido que es "necesario" que la comunidad educativa comparta valores y principios vinculados con la seguridad, que formen parte de la cultura institucional, ya que a través de las decisiones organizativas y de funcionamiento se puede favorecer el incremento de la seguridad en los centros.