MADRID, 25 Jun. (EUROPA PRESS) -
La vicerrectora de Servicios de la Comunidad Universitaria y de Estudiantes de la Universidad Pontífica Comillas ICAI-ICADE, Ana García-Mina, ha destacado que las novatadas en el ámbito universitario, al igual que sucede con la violencia de género, "son una lacra social sobre las que predomina una ley del silencio", en la presentación, este martes, del libro 'NOvatadas. Comprender para actuar', del que es autora junto a la colaboradora del Practicum del grado de Psicología de la facultad, Ana Aizpún.
En este sentido, Ana García-Mina ha comparado el proceso en el que las víctimas de novatadas no se atreven a denunciar estas prácticas, por miedo a represalias, con lo que ocurrió "en su momento con la violencia contra las mujeres, donde existía el planteamiento de que era un problema privado, que se ocultaba, se silenciaba y quedaba invisibilizado para la sociedad".
"No hay que caer en la trampa, como pasó con la violencia de género, de que hay novatadas que no son violentas, porque todas son nocivas --ha precisado--. La realidad es que las novatadas son un abuso de poder y una situación de dominación y sumisión, donde a las personas que participan en ellas se les denigra".
Por su parte, Ana Aizpún ha reconocido que en muchas ocasiones "las consecuencias de denunciar son peores que no denunciar, por miedo a represalias". Por ello, considera necesario crear "protocolos rápidos de actuación que protejan a las víctimas en caso de querer denunciar, puesto que la vía legal es muy lenta y la ley actual no protege a las víctimas de forma efectiva, como pasaba antes con la violencia de género".
Así, Aizpún ha indicado que "tiene que existir un proceso de investigación de todos los hechos, un esclarecimiento de los mismos y que se fijen sanciones de forma consistente".
ESPIRAL DE VIOLENCIA
García-Mina ha expresado también que a través del estudio han constatado que para todos aquellos que participan en novatadas, sean quienes las perpetren o quienes las sufran, "conllevan situaciones que marcan su vida y les lleva a tener una experiencia muy dañina y muy peligrosa". "Las novatadas introducen en una espiral de violencia (las víctimas las acaban ejecutando en el futuro), donde muchas veces las consecuencias son impredecibles y a menudo difícilmente reparables", ha señalado.
De esta forma, ha explicado que muchas veces quienes viven esta experiencia presentan "un cuadro de ansiedad" que puede ir acompañado de síntomas físicos como dificultades para dormir, cefaleas, cansancio, alteración del sistema inmunológico y favorecer la aparición de enfermedades". Sin embargo, ha apuntado que "la gran mayoría de las personas que perpetran una novatada no son crueles y no buscan la crueldad, a pesar de que la terminan ejerciendo".
Para el director del Colegio Mayor Moncloa y miembro de la Comisión del Consejo Permanente de Colegios Mayores Universitarios de España, Ricardo Calleja, quien ha participado en la investigación, uno de los problemas de las novatadas es que "se ha cruzado con otro fenómeno, el del macrobotellón". Por ello, ha denunciado que estas prácticas "se han convertido ya en un problema de orden público".
Calleja ha explicado la mejor forma acabar con estos abusos es "actuar de un modo inteligente y coordinado". No obstante, considera que las novatadas "cumplen un papel necesario para la integración de los nuevos residentes o universitarios".
Por otro lado, Aizpún ha planteado la importancia de "diseñar un plan de acción que incluya el diálogo de todos los implicados", porque, a su juicio, "una política puramente sancionadora nunca tiene efectos a largo plazo". "Las novatadas no se pueden erradicar de manera radical esperando que no vuelvan a ocurrir --ha añadido--. Hay permitir que se produzca una situación de acogida de los nuevos alumnos, eliminando los efectos negativos de los abusos".
Finalmente, Ana García-Mina ha lamentado que en España no haya una "conciencia clara" ante este problema, y ha matizado que la tendencia en cuanto a la forma de llevar a la práctica las novatadas está cambiando y han pasado a desarrollarse en la actualidad en las casas de los veteranos, dejando de lado las universidades.