MADRID, 3 Abr. (EUROPA PRESS) -
El joven biólogo madrileño Ciro Cabal (noviembre de 1984) terminó su carrera de Biología en la Universidad Complutense de Madrid en 2011. Desde entonces, y tras cinco años y una decena de rechazos de solicitudes de beca de instituciones españolas, tanto públicas como privadas, ha conseguido una ayuda para iniciar su ansiado doctorado en el 'Real Madrid de los departamentos de Biología del mundo', en el Ecology & Evolutionary Biology department de Princeton (Estados Unidos), el próximo septiembre.
"He solicitado cuatro veces una FPI, dos veces una FPU, ambas becas del Gobierno, y por lo privado otras cuatro más. Calculo que he estado buscando oportunidades unos cinco años. Y he acabado con la autoestima bastante baja, sintiéndome no válido. Aunque este último suceso ha cambiado eso, porque en Estados Unidos he echado solicitudes a cuatro universidades y me han hecho ofertas financiadas en dos de ellas, bastante buenas además", valora en una entrevista con Europa Press el madrileño.
Tras acabar la carrera en 2011, se sacó el Máster oficial en Ecología por la UCM/UAM en 2013, así como el TOEFL, y varios cursos de estadística. Eso sí, la mayor parte del trabajo realizado y remunerado no ha sido en la Biología, sino en la hostelería.
SUS COLABORACIONES CIENTÍFICAS
Sí que ha trabajado en varios proyectos en el área de la Biología vegetal y la Ecología, uno de ellos era parte de su Máster, en otros dos trabajó como investigador, pero en ninguno con contrato y, por tanto, sin cotizar.
"En uno de estos me hicieron un ingreso a mi cuenta, sin más. En otro me pagaron a través de una fundación. En ambos casos fue un pago único que no reflejaba la cantidad de tiempo real que estuve trabajando, ni coticé. La mayor remuneración fue para mí lo que salió publicado que va a mi currículo, y lo que aprendí", explica.
Desde octubre trabaja en el CSIC con un permiso de estancia, pero sin sueldo. "Creo que tendré un contrato para estos últimos cinco meses que me quedan hasta mi partida, pero aún está por firmar. Eso espero, porque se me ha acabado ya el subsidio del paro que acumulé en el restaurante. Quiero puntualizar que aprecio y agradezco mucho a todos los investigadores que me han dado la oportunidad de trabajar con ellos. El problema, a ellos también, les viene de arriba", reconoce el joven investigador.
Según denuncia, el 40% de los biólogos de su generación acaban trabajando en algo que no tiene nada que ver con su disciplina. "La que fue mi mejor amiga en la carrera está haciendo un Máster de dirección hotelera, y ejemplos como ése de gente válida, y con ganas, hay muchos que conozco", cuenta Cabal.
Ante la desesperación y la espera en estos últimos cinco años, Ciro pensó que su última baza se encontraba en el extranjero y al final lo logró. Seleccionó aquellas universidades donde le gustaría trabajar, con la intención de probar en Princeton "por si había suerte".
SIEMPRE HA QUERIDO QUEDARSE EN ESPAÑA
"Yo siempre he querido quedarme en España y por eso he estado tanto tiempo insistiendo. Pero al final desistí y decidí solicitar becas para estudiar en Norte América, para ver si ahí tenía más suerte, como la de la Fundación La Caixa o Fulbright España. Tampoco me las otorgaron. Ya con contactos allí, el examen de inglés TOEFL y el conocimiento de cómo son las cosas, decidí seguir por mi cuenta", señala Cabal.
Según reconoce, Princeton fue de las últimas instituciones a las que llegó. De hecho, resalta que echó la solicitud poco antes del fin de plazo, a pesar de ser su "lugar preferido".
"Las dos universidades que me han hecho ofertas me invitaron a visitarles en Febrero, viaje, alojamiento y todo económicamente cubierto, para que yo pudiera ver si ese era un lugar en el que yo querría pasar mis próximos 5 años de vida por un lado, y para entrevistarme y conocerme ellos a mí también. Al poco de volver a España recibí respuestas favorables suyas", añade.
Ciro destaca que un ecólogo español, que trabajó en el centro estadounidense, le dijo que Princeton en el mundo de la Biología es como "el Real Madrid en el mundo del fútbol".
"Nuestra mejor universidad no llega ni al puesto 100 del ranking mundial, y eso es una vergüenza. No sé cómo será mi vida en USA. Pero creo que sí puedo afirmar que será una vida de científico, y eso es una oportunidad que España no me ha brindado. Creo que de no haberme surgido esta oportunidad hubiese tirado la toalla", indica.
SUS PRÓXIMOS CINCO AÑOS
Así, explica que allí aprenderá, tendrá que enseñar a los estudiantes de grado como asistente de profesor, mejorará su inglés, viajará, y económicamente no tiene queja porque le financian sus estudios, el seguro médico, le dan dinero para investigar y también un sueldo base "más que decente".
"Lo que más me gusta es que tendré la oportunidad de hacerme preguntas y desarrollar un proyecto original. La gente que hace su doctorado en España (y en otros muchos países) deben seguir la línea de investigación de su director, al que podríamos llamar su jefe. El PhD en USA es un proceso en el que tienes que aprender a ser un investigador de verdad, preguntarte qué puede ser interesante, gestionar un presupuesto, y sacar adelante tu propio proyecto original", agrega.
Para él, no existe la política científica en España, no interesa a los políticos y su actitud debe cambiar. "Si simplemente hubiese una voluntad política de tener un buen sistema de universidades y centros de investigación públicos estoy seguro de que se podrían tener, aún con la crisis", subraya.
Además, añade que un problema que tiene España es que muchas instituciones científicas "no son del todo independientes" de ideologías, creencias o intereses particulares. "Sólo la independencia puede garantizar el desarrollo fructífero de la ciencia", apostilla.
Por ello, aconseja a los jóvenes investigadores en su misma situación previa que no duden en intentarlo en otros países, aunque hayan sido rechazados en España por su expediente. "En otros países como USA cada solicitud es vista mucho más allá que como un número en un expediente. Tienen en cuenta muchos otros valores humanos. Muchas veces los mejores no son los que tienen notas sobresalientes", concluye.