BARCELONA 26 Mar. (EUROPA PRESS) -
Un solo tapón de corcho ayuda a fijar en el suelo 234 gramos de dióxido de carbono (CO2), que no pasan a la atmósfera, y permite a las bodegas que lo utilizan reducir entre un 18% y un 40% el balance de emisiones de sus botellas, lo que contribuye a mitigar los efectos del cambio climático.
Así lo ha puesto de relieve este lunes el conseller de Agricultura, Ganadería, Pesca, Alimentación y Medio Natural de la Generalitat, Josep Maria Pelegrí, en la presentación de un estudio sobre la huella de carbono de la industria del corcho en Catalunya, que se ha llevado a cabo en el recinto Gran Via de Fira de Barcelona.
La investigación, llevada a cabo por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y el Instituto Catalán del Corcho (Icsuro), calcula que el sector contribuye a mitigar los efectos del cambio climático en un 2,5%.
"El sector del corcho es un paradigma de industria sostenible, por lo que tiene un papel importante en una buena gestión forestal", ha destacado Pelegrí, quien ha señalado que además de contribuir a luchar contra el cambio climático, los alcornocales también permiten la conservación de una rica biodiversidad.
La industria catalana del corcho es la primera que mide la huella de carbono de los tapones, y con su actividad facilita que se reduzca el riesgo de incendio y la desertización del Mediterráneo.