MADRID 17 Oct. (EUROPA PRESS) -
Los machos del ciervo ibérico "ceden" el alimento de mejor calidad a las hembras y los juveniles de su especie al final del verano, cuando la escasez de alimentos es mayor, según un estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
La investigación se ha llevado a cabo mediante el estudio de la dieta de individuos de esta especie, así como de sus heces y muestras de las plantas consumidas. Los resultados revelan que, aunque el resto del año su alimentación no se diferencia, durante el final del periodo estival la alimentación de los machos de ciervo ibérico, queda relegada a un segundo plano.
El investigador del CSIC que ha dirigido el estudio, Jorge Casinello, explica que, durante este periodo, las hembras de la especie escogen las partes de matorral que aún conservan una buena calidad y que, además, les permiten proteger a sus crías frente a posibles depredadores. Los machos de la especie, en cambio, pueden tolerar una dieta de menor calidad, procedente de los pastizales secos, debido a su mayor eficiencia digestiva.
Asímismo, el estudio podría dar una explicación a la diferencia de comportamiento entre la especie cérvida de la península ibérica y otras especies septentrionales de Europa, que afecta al comportamiento sexual de estos individuos. Debido a la diferencia de tamaño entre los individuos machos de la especie y las hembras, la especie tiende a separarse en dos grupos en que las hembras y los juveniles de la especie viven juntos.
En el caso de las demás especies europeas, el macho se mantiene alejado de la manada durante todo el año, excepto en el periodo de apareamiento, en los meses de verano, cuando el alimento es más abundante en los países del norte y la alimentación de estos animales no se solapa. La especie ibérica, en cambio, adopta un comportamiento exactamente opuesto.
Esta variación podría deberse a que, en el clima mediterráneo, los veranos son secos y calurosos y escasea el alimento, mientras que el resto del año prevalece un clima templado y la oferta alimenticia es abundante, lo que permite que los individuos de la especie puedan convivir en el mismo terreno sin que su alimentación se solape.
Casinello ha explicado que el descubrimiento de la variación de las pautas de segregación sexual de los individuos de esta especie en función de la zona confirma la necesidad de "estudiar su comportamiento trófico desde diferentes primas".