MADRID, 8 Jun. (EDIZIONES) - Este miércoles se celebra el Día Mundial de los Océanos, una fecha marcada en el calendario por Naciones Unidas desde el año 2009 gracias a una resolución aprobada en 2008. Este año, el lema de la celebración es: "Unos océanos sanos, un planeta sano". Con celebraciones precedentes a esta conmemoración, como el Día de la Tierra (22 de abril) y el Día Mundial del Medio Ambiente (5 de junio), entre otros, el 8 de junio es el día asignado para fomentar el cuidado de los mares y océanos (Antártico, Atlántico, Ártico, Índico y Pacífico) que dividen a los cinco continentes y que ocupan el 71 por ciento de la superficie del planeta Tierra. Con motivo de esta celebración, recopilamos algunos datos esperanzadores para el futuro de los océanos y otros que no lo son tanto. Los océanos regulan todo el sistema climático de la Tierra. Según el portal de Objetivos Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, como consecuencia del cambio climático éstos se han calentado, la cantidad de nieve y de hielo ha disminuido, y ha subido el nivel del mar. Según la entidad internacional, entre 1901 y 2010, el nivel medio del mar aumentó 19 centímetros, ya que los océanos se expandieron debido al calentamiento y al deshielo. Un océano más cálido conlleva además una mayor frecuencia de ciclones extremos. Según expertos, las aguas más cálidas en la superficie absorben menos oxígeno del aire y se mezclan peor a las aguas profundas, por lo que hay modificaciones en los hábitats de la biosfera marina. La contaminación marina se basa en la contaminación por plásticos. Según Naciones Unidas, esta es una "amenaza grave" para los océanos, ya que este material "se degrada muy lentamente y contamina las vías fluviales durante mucho tiempo". Además, la entidad internacional afirma que este tipo de contaminación perjudica a la salud de los animales marinos, incluido el zooplancton, pues confunden las micro partículas con alimento. Los plásticos destruyen los ecosistemas sensibles y contaminan a los peces que consumimos, por lo que "los científicos temen incluso que tenga efectos dañinos en la salud humana". Los desechos plásticos en los océanos causan 13 mil millones de dólares de daños cada año, de acuerdo con el informe publicado en 2014 por el PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente). Expertos tienen proyectado que la producción de plástico en todo el mundo puede alcanzar 33 mil millones de toneladas para el 2050 y el plástico representa el 80% de basura en los océanos y costas. La entidad internacional alerta sobre el aumento de las prácticas de piratería y el robo a mano armada, sobre todo en las costas de Somalia, en el Océanos Índico Occidental y en el Golfo de Guinea del África Occidental. Estas prácticas amenazan la vida y la seguridad de la gente que trabaja en el mar, ya que muchos han sido tomados como rehenes o han perdido la vida. Esto afecta también al comercio y a la navegación. WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza) afirma que las especies exóticas invasoras constituyen una de las "principales amenazas" para la biodiversidad, ya que contribuyen a la pérdida masiva de especies y, como consecuencia, representan un "notable" impacto en las economías de algunos países. Se trata de un problema global que afecta a todos los países, de especial importancia en las Islas y archipiélagos. Los efectos se aprecian en todos los ecosistemas y en algunos casos son irreversibles. La lista de especies invasoras varía según cada zona. El grueso de especies invasoras en el Mediterráneo, que proceden del mar Rojo y penetraron a través de Suez, está constituido por moluscos, peces y crustáceos. Entre todos suman cerca de 700 especies exóticas. Entre otras destacan el ctenóforo americano (Mnemiopsis leidyi), la almeja japonesa (Ruditapes philippinarum), el langostino banana (Fenneropenaeus merguiensis), varios tipos de medusa y el gigantesco pez Sceleratus lagocephalus. En España, algunas de las especies exóticas invasoras más dañinas son el cangrejo rojo americano, el jacinto de río, el caracol manzana, el visón americano o la trucha arcoiris, entre otras. Uno de los aspectos positivos que probablemente ayuden a incrementar la protección de los océanos es el recién firmado Tratado Internacional contra la Pesca Ilegal. Este acuerdo, respaldado por 30 países, romperá con la pesca ilegal no declarada y no reglamentada. Hasta la fecha han firmado el acuerdo 30 países, número suficiente para que entre en vigor. La Unión Europea ha firmado en bloque, de manera que los 30 firmantes "suponen más del 62% de las exportaciones, equivalentes a 133.000 millones de dólares", según informa la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura). La pesca ilegal supone una suma de capturas estimada en unos 26 millones de toneladas por año, con un valor de 23 mil millones de dólares (20.400 millones de euros). Aparte del daño económico que provoca a las flotas que faenan legalmente, la pesca ilegal "socava los esfuerzos para garantizar la pesca sostenible y la gestión responsable de las poblaciones de peces de todo el mundo", señala la FAO. El océano absorbe anualmente cerca del 30% de dióxido de carbono (CO2) que se agrega a la atmósfera debido a la actividad humana, reduciendo así el impacto de este gas con efecto de invernadero en el clima. La composición del Plancton ayuda a absorber la contaminación generada por el hombre. Este conjunto de micro-organismos producen cantidades importantes de oxígeno que respira el hombre y absorbe en torno a un 30 por ciento del CO2 que genera. Por eso desempeña un papel clave en la lucha contra el calentamiento global. El plancton lo forman seres vivos que viven en suspensión en el agua del mar. Se incluyen virus, bacterias, arqueas, microalgas y animales como las medusas, entre otros (la mayoría, minúsculos). Pues bien, estos últimos tipos de seres diminutos son esenciales para el funcionamiento del ecosistema oceánico y el mantenimiento del clima en nuestro planeta. Las energías renovables marinas pueden tener un papel fundamental en la reducción de la dependencia de fuentes no renovables que producen emisiones de gases de efecto invernadero, incluido el CO2. Según Naciones Unidas, actualmente sólo la energía eólica marina ha alcanzado un nivel aceptable de desarrollo para poder ser competitivo. Sin embargo, hay otras tecnologías, menos desarrolladas, que obtienen energía de los mares y océanos, incluyendo las olas y la energía mareomotriz, energía de las corrientes y la energía de salinidad, entre otros.