MADRID, 12 Ago. (EUROPA PRESS) -
Recuperar los terrenos quemados después de un gran incendio es "la gran olvidada" de las actuaciones forestales por parte de la Administración Pública, según el Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales y Graduados en Ingeniería Forestal y del Medio Natural, que reclama planificación y una ágil ejecución de los trabajos de recuperación de estos terrenos.
Así, estos expertos advierten de las "graves consecuencias" para el patrimonio natural y el tejido socioeconómico del medio rural y denuncian que "el verdadero drama ecológico, económico y social" empieza después de un incendio y denuncian que las administraciones públicas no disponen ni de mecanismos ni de voluntad para su desarrollo.
En este sentido, denuncian que las Administraciones "no planifican" las actuaciones a largo plazo; carecen de la agilidad necesaria para ejecutar la corta de madera y recuperar el terreno con la urgencia necesaria; no prestan igual atención presupuestaria a la recuperación que a la extinción; no comienzan justo después del incendio los trabajos de recuperación.
"En definitiva, en los organismos responsables de la política forestal no existe capacidad organizativa y voluntad financiera para hacer frente a las consecuencias de los grandes incendios forestales", advierten.
Además, explican que cuando el monte se quema se desencadena una serie de procesos, cuyos efectos y consecuencias se deben evaluar antes de realizar cualquier trabajo de restauración. En este sentido, añaden que cada incendio es diferente, por su intensidad, superficie, el medio sobre el que se ha producido y su entorno socioeconómico, por lo que los efectos sobre la fauna y la flora son diferentes.
Del mismo modo, subrayan que las medidas a adoptar han de ajustarse al caso. En este contexto, considera que para recuperar los terrenos incendiados es preciso plantear objetivos a largo plazo, es decir, pensar en la clase de bosque que se desea en 30 o 40 años; fomentar la regeneración natural del bosque, ya que la vegetación mediterránea está diseñada para responder a incendios con dos estrategias: la rebrotadora y la germinadora.
Igualmente, reclaman la elaboración de un plan de restauración que incluya las actuaciones necesarias para reconstruir la vegetación según los objetivos de desarrollo rural, conservación de la biodiversidad, defensa contra la erosión.
Asimismo, añaden que "en caso necesario" se procederá a la repoblación forestal tanto para incorporar especies seleccionadas como para la diversificación de la vegetación y mejora del hábitat. En este sentido, recuerdan que la repoblación forestal es "el último eslabón" de un proceso de decisiones que se inicia inmediatamente después de cada incendio.
Entre las consideraciones, añaden la importancia de respetar y potenciar la aparición de yemas y semillas que han superado el fuego y que serán las que broten la primavera siguiente. "Son la mejor herencia del bosque quemado", destacan.
Respecto a los incendios de verano, los ingenieros creen que es "imprescindible" actuar con urgencia en la recuperación ya que antes del 1 de abril del siguiente año se deben haber terminado las tareas para que las nuevas plantas que nacen de semilla y de la cena crezcan sin problemas en su fase más delicada.
Al mismo tiempo, destaca que la madera debe extraerse "lo más rápidamente posible" después del incendio porque su extracción cuando han brotado nuevas plantas puede acabar con la regeneración natural. En masas con capacidad de brotar, hay que recepar (cortar los ejemplares quemados) y acordonarlos y en las que no tienen capacidad de brote es preciso extraer maderas, trocear restos y acordonar la curva de nivel de los mismos y, en el caso de pinares, hacer siembra de refuerzo.
Otra de las medidas es extraer los pies de árboles afectados porque serán los que produzcan plagas en el verano siguiente y que afectarían a la regeneración natural y en caso de existir riesgo de plaga, recuerda que es "prioritario" extraer la madera de los individuos debilitados, más que de los calcinados.
Entre sus recomendaciones, apunta que debido a la urgencia en la recuperación, es preciso aunar las actividades de aprovechamiento (obtención de materias primas) de las de mejora (favorecer de la regeneración) y conviene que ambas se financien de forma conjunta y que su ejecución la realice una sola empresa para evitar la menor cantidad de daños a la regeneración natural.
En todo caso, aconseja englobar estas actuaciones en un planteamiento de desarrollo rural, integral y sostenible que tenga en cuenta las sociedades rurales que han sufrido los daños.