MADRID, 5 Abr. (EDIZIONES) -
El Domingo de Resurrección, también llamado Domingo de Gloria, Domingo de Pascua, Pascua Florida o sencillamente Pascua, es la fiesta central del cristianismo, en la que se celebra la resurrección de Jesucristo al tercer día de haber sido crucificado.
El Domingo de Resurrección marca el final del Triduo Pascual y de la Semana Santa, e inaugura un periodo litúrgico de 50 días conocido como Tiempo Pascual, que finaliza con el Domingo de Pentecostés.
La Resurrección es un elemento indispensable de la religión cristiana, hasta el punto que San Pablo escribe: "Si Cristo no hubiera resucitado, vana sería nuestra fe" (primera carta a los Corintios 15, 14). La palabra Pascua, etimológicamente, significa 'paso': el paso de Jesucristo de la muerte a la vida.
EL CUERPO DE JESÚS
Según los Evangelios, José de Arimatea, "hombre rico", "persona ilustre y senador", "varón virtuoso y justo", "discípulo de Jesús", reclamó el cuerpo de Jesús a Pilato después de su muerte en la cruz. Con ayuda de otras personas lo envolvió en una sábana, lo embalsamó y lo depositó en un sepulcro en una peña, tapando después la entrada con una gran piedra.
El domingo, primer día de la semana por aquella época, al amanecer acudieron al sepulcro varias mujeres, discípulas de Jesús: al menos María Magdalena y María la madre de Santiago; San Marcos añade también a Salomé.
Se encontraron con la piedra de la entrada apartada y un "Ángel del Señor" (según San Mateo), "un joven" (según San Marcos) o "dos ángeles" (según San Lucas y San Juan), en cualquier caso con "vestiduras blancas", les explicó: "No temáis, que sé que venís en busca de Jesús, que fue crucificado. Ya no está aquí, porque ha resucitado, según predijo. Venid y mirad el lugar donde estaba sepultado el Señor. Y ahora id sin deteneros a decir a sus discípulos que ha resucitado. Va delante de vosotros a Galilea, allí le veréis".
APARICIONES A SUS DISCÍPULOS
Según San Mateo ya en el camino a Galilea se apareció Jesús a las mujeres. Según San Marcos se apareció "primeramente" a María Magdalena. Ellas, emocionadas, se postraron a sus pies y le adoraron. Jesús les dijo: "No temáis, id y avisad a mis hermanos para que vayan a Galilea, allí me verán".
Después Jesús resucitado se fue apareciendo a más discípulos, que lo iban a su vez contando a otros. Muchos no lo creían. Finalmente se apareció a los once apóstoles (Judas, según la tradición, se ahorcó después de consumada su traición) y les reprochó su "incredulidad y dureza de corazón".
El apóstol Tomás ha pasado a la historia como 'el incrédulo', porque tuvo que meter los dedos en las llagas de Jesús para creer. De ahí viene la famosa réplica de Jesucristo: "Dichosos los que creen sin haber visto".
ENVÍO Y ASCENSIÓN
El Evangelio de San Mateo termina con estas palabras de Jesús: "A mí se me ha dado toda potestad en el cielo y en la tierra. Id e instruid a todas las naciones en el camino de la salvación, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándolas a observar todas las cosas que yo os he mandado. Y estad seguros de que yo estaré con vosotros hasta la consumación de los siglos".
Cuarenta días después del Domingo de Resurrección la Iglesia celebra la fiesta de la Ascensión, que conmemora la ascensión al cielo de Jesús en presencia de sus discípulos, tras anunciarles que les enviaría el Espíritu Santo (este envío se celebra en la mencionada fiesta de Pentecostés).
Según el Credo católico, Jesucristo está ahora "sentado a la derecha del Padre, y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos y su reino no tendrá fin". La resurrección a la que alude el Credo no es sólo del espíritu, sino también de la carne: "Creo en la resurrección de la carne y en la vida eterna".