MADRID 25 Mar. (EUROPA PRESS) -
El arzobispo de Palo (Filipinas), una de las zonas de Filipinas con mayores destrozos después del paso del tifón Haiyan, monseñor John Forrosuelo Du, ha destacado el papel que juega la Iglesia de Filipinas en la reconstrucción del país y ha lamentado que las agencias internacionales e incluso organizaciones católicas no les hayan facilitado ayudas para llevar a cabo su labor tras la catástrofe.
Monseñor Forrosuelo Du ha explicado en la sede de Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) España que no entendían este rechazo, sobre todo, por parte de las organizaciones cuyos fondos provienen en gran parte de las contribuciones de personas católicas, aunque ha apuntado que saben que en las directrices de estas entidades está establecido que el dinero debe estar dirigido a proyectos humanitarios y de servicios sociales.
En todo caso, ha precisado que para los católicos filipinos la Iglesia es mucho más que un lugar para rezar pues se convierte en lugar de reunión, de apoyo y de ayudas para la reconstrucción, para la atención de las necesidades básicas. Concretamente, en la diócesis de Palo, el 95% de la población es católica, cuenta con 600 capillas y 76 iglesias de las cuales 70 han quedado total o parcialmente destrozadas por el tifón.
Según ha apuntado el arzobispo, la prioridad desde el paso del tifón ha sido dar un refugio a los habitantes, pues tanto las iglesias como las casas han perdido sus tejados. De hecho, como medida temporal, se han colocado plásticos a modo de tejados. No obstante, según señala monseñor Forrosuelo Du, ni siquiera la lluvia o el fuerte viento asusta a los filipinos a la hora de acudir a misa.
Los tres retos que se presentan ahora, según ha concretado, son: dar apoyo social y espiritual a la población; servir a las comunidades rurales dando ayuda inmediata a granjeros, pescadores, estudiantes y pequeños comercios; y reconstruir las iglesias y capillas. También se necesita ayuda para reconstruir los seminarios pues en la diócesis hay 120 seminaristas, 42 estudiantes de Teología y otros 60 alumnos en el seminario.
En cualquier caso, según asegura el arzobispo, a pesar de las consecuencias del tifón --que dejó a su paso más de 6.000 muertos, 2.000 desaparecidos, 3,8 millones de personas sin casa y 15 millones de afectados-- la gente "no ha perdido la fe" sino que, al contrario, su fe "se ha fortalecido" pues han encontrado respuesta al porqué de tanta desgracia: acercarse a la cruz de Cristo y purificar su relación con Dios.
Monseñor Forrosuelo Du recuerda algunas anécdotas como el hecho de que el sagrario de la catedral no quedara destrozado por el tifón gracias a que un Cristo cayó sobre él y lo protegió, o que en la residencia donde se alojó Juan Pablo II en su viaje a Filipinas todo quedara como producto de una especie de centrifugado menos la cama donde había dormido el Papa Wojtyla, que no sufrió ningún daño.
Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) envió a Filipinas en noviembre de 2013 una ayuda urgente de 110.000 euros para alimentos, medicinas y bienes de primera necesidad. Además, lleva ayudando a los católicos de Filipinas desde hace más de 40 años con más de 38 millones de euros que se han destinado principalmente a proyectos pastorales de construcción y reconstrucción, apoyo a sacerdotes, misioneros y religiosas y proyectos de paz, como consecuencia de las actuaciones del grupo terrorista Abu Sayyaf.
En este sentido, preguntado sobre el conflicto "no solo religioso sino en gran medida político" que tiene lugar en la zona de Mindanao, ha señalado que, aunque ocurre lejos de su diócesis, sabe que están trabajando para que haya un acuerdo de paz pero ha precisado que la situación es "incierta" en cuanto a la llegada a buen fin de este acuerdo.