Un interno del CIE de Barcelona relata una vida "deprimente" y haber sufrido una agresión policial

CIE Zona Franca
EUROPA PRESS
Actualizado: domingo, 22 enero 2012 14:45

La Fiscalía no tiene constancia de abusos policiales pero echa de menos un reglamento

BARCELONA, 22 Ene. (EUROPA PRESS) -

Un interno del Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de la Zona Franca de Barcelona ha relatado cómo es su vida de reclusión, que describe como "deprimente" y con miedo porque ha tenido algún conflicto con compañeros de celda y ha sufrido una agresión por parte de la policía en los casi 30 días que lleva dentro.

Este interno, de origen asiático y que prefiere guardar el anonimato porque sigue en el centro, ha explicado a Europa Press que le pegaron cuando pidió que lo cambiaran de celda porque tenía problemas con sus compañeros, mayoritariamente sudamericanos, que no le dejaban dormir porque hacían ruido y fumaban marihuana, y fue entonces cuando varios agentes, según él, lo redujeron.

La madrugada del pasado domingo, le cogieron por los brazos y le golpearon contra la pared provocándole una pequeña herida en la frente, además de darle dos patadas y herirle en un brazo, que lleva vendado.

El joven, de 20 años, fue trasladado a otra habitación junto a dos rusos, y según fuentes consultadas por Europa Press, ha tenido problemas con otros internos porque les ha pedido pequeñas cantidades de dinero que no ha devuelto, y en alguna ocasión aseguran haberle pillado tocando las pertenencias de otros.

El fiscal especializado en Extranjería de la Fiscalía de Barcelona, Fernando Rodríguez Rey, aunque admite que puede haber conflictos aislados entre internos, ha explicado en una entrevista de Europa Press que en los últimos dos años no ha constatado en sus visitas al CIE que se hayan producido agresiones o abusos por parte de los policías.

CONTROL DEL FISCAL

Cada año, el fiscal acude tres veces por "sorpresa" y se entrevista con un 10% de internos de forma reservada, sin funcionarios, para que le puedan relatar cómo es su estancia, y en dos años solo uno le ha relatado una presunta agresión, por la que se incoaron diligencias pero no pudo probarse.

Ha admitido que en algunas ocasiones pueden producirse peleas o enfrentamientos entre internos, y echa de menos que se haya redactado un reglamento del CIE que regule su funcionamiento, algo que contempla la ley.

Recuerda que en los CIE conviven internos con condenas que esperan la expulsión sustitutiva a la pena, internos con antecedentes, y otros que solo esperan ser expulsados por la vía administrativa.

Rodríguez Rey asegura que nunca ha detectado que un interno exceda el tiempo de 60 días, límite de internamiento en un CIE, y de hecho, en Zona Franca en 2010 la media de tiempo fue de 23,4 días.

Rechaza la idea de que sea una prisión con menos derechos, pero sí es "un centro de privación de libertad" en el que los internos pasan como máximo 60 días, lo que a su entender explica que haya servicios que ofrecen las prisiones que ellos no prestan, como por ejemplo los educativos.

Pese a que reconoce que todo es mejorable, informa de que se ha incrementado el tiempo de permanencia del médico y el enfermero en el CIE: entre semana, el médico está de 9 a 15 horas y el enfermero de 8 a 22, y el fin de semana el enfermero está de 8 a 15.

EXPERIENCIAS

Los internos del CIE de Zona Franca --con 226 plazas--, por el que en 2010 pasaron 1.700 personas, tienen dos horas al día, de 17 a 19 horas, para recibir visitas, pero cada una no puede durar más de 15 minutos.

En una habitación con cinco cabinas, reciben a sus familiares separados por un vidrio con rejas y hablan a través de un teléfono que cada pocos minutos se corta, vigilados por los policías.

Una madre, marroquí y en Barcelona desde hace nueve años, ha relatado a Europa Press a las puertas del CIE que su hijo, de 21 años, fue detenido por la calle porque no tenía al día su documentación.

Lamenta que por un descuido pueda verse expulsado a Marruecos cuando toda su familia --su padre y su otro hermano, que le visita con la madre-- vive en Barcelona hace años.

La mujer, que no puede visitarle cada día porque trabaja, lamenta que esta situación puede arrastrar a su hijo a delinquir, ya que en Marruecos no tiene a nadie para ayudarle.

H., de 32 años, espera fuera del centro con sus bolsas que su familia venga a buscarle tras ser liberado del centro, y declara a Europa Press que su paso por el CIE ha sido una experiencia "muy mala", porque pasan frío, hambre y, según él, hay agentes que pegan con sus porras.

Llevaba ocho años en Girona y le arrestaron un día que salió con un amigo en coche y se dejó en casa toda la documentación.

Asegura que acabó encerrado 15 días pese a tener trabajo como cocinero y familia.

Hasta ahora no había un juzgado especializado en el control de la estancia en Barcelona, pero la junta de jueces ha elevado a la sala de Gobierno del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) la propuesta de que dos juzgados de instrucción lleven estas cuestiones de forma rotatoria, además de sus temas propios.

Actualmente, un caso de expulsión pasa por tres controles judiciales: el juez que decreta el ingreso en el CIE --para asegurar que se complete el proceso ante un riesgo de fuga-- y su salida del país, el juez que controla el internamiento y el juez contencioso administrativo que recibe los posibles recursos del caso.

La muerte el 2 de enero de un joven guineano ha encendido las alarmas sobre las condiciones de vida en los CIE, lo que ha provocado campañas de rechazo social.

Según SOS Racisme, en 2011 se produjeron entre 12 y 15 denuncias --en las que se personó como acusación particular esta entidad-- por malos tratos de agentes hacia internos, pese a que ninguna de ellas tiró adelante, por la expulsión del agredido o bien de los testigos.