MADRID, 13 NOV. (EDIZIONES) -
Romances de cuento, personajes míticos y enigmas aún por descifrar se esconden en las páginas de los libros de Historia de España. Desde europapress.es hemos elaborado una recopilación de algunas de las leyendas históricas más curiosas:
EL CAUTIVO DE LA MEZQUITA DE CÓRDOBA
Una conocida leyenda de la Córdoba califal cuenta que un joven cristiano se enamoró de una mujer musulmana que iba a comprarle flores y frutas. Cuando éste le pidió matrimonio, ella accedió y le prometió convertirse al cristianismo, pero la noche en que la muchacha iba a ser bautizada unos soldados la mataron y tiraron su cuerpo al río. Al joven lo capturaron y lo encadenaron a una de las columnas de la Mezquita.
"Durante su largo cautiverio y a fin de no perder la fe, aquel hombre se dedicó a hacer pacientemente con su uña una cruz en la dura superficie del mármol de la columna en la que estuvo encadenado, la cual a día de hoy todavía puede verse tras una pequeña reja", relata el escritor José Manuel Morales Gajete en su libro Enigmas y misterios de Córdoba.
LOS AMANTES DE TERUEL
Los jóvenes Juan Martínez de Marcilla e Isabel de Segura eran vecinos desde niños y se amaban. Ella pertenecía a un noble y rico linaje de Teruel, mientras que él era hijo "segundón" de Martín Garcés de Marcilla, según cuenta el Diccionario Biográfico Español de la Real Academia de Historia.
Cuando Juan pidió la mano de la muchacha a su padre, éste se opuso por la escasez de fortuna del pretendiente. Entonces, Juan acordó con Isabel un plazo de cinco años para ir a la guerra y mejorar su condición, a lo que su amada respondió prometiendo que le aguardaría.
En 1217, al transcurrir los cinco años del plazo acordado, Isabel cedió a las reiteradas presiones de su padre y se desposó con otra persona. Cuando Juan volvió de la guerra y su amada le comunicó que había contraído matrimonio en su ausencia cayó muerto a sus pies, según se recoge en los textos documentales conservados. La leyenda cuenta que cuando Isabel se acercó a besar a su amado durante el funeral, falleció a los pies del féretro.
La leyenda se popularizó después del descubrimiento en 1533 de dos momias atribuidas a los amantes en la Iglesia de San Pedro de Teruel. Desde 1955, los restos descansan en un mausoleo de alabastro y bronce realizado por Juan de Ávalos.
EL HIJO DE GUZMÁN EL BUENO
Alonso Pérez de Guzmán, conocido como Guzmán el bueno, fue un noble leonés nacido en el siglo XIII al que el rey Sancho IV encomendó la defensa de Tarifa, entonces sitiada por los benimerines de Marruecos --o por las tropas del infante don Juan según otras versiones--. Al no conseguir rendir el castillo, el ejército enemigo secuestró al hijo de Guzmán y amenazó a su padre con degollarlo a las puertas de la fortaleza.
Según la leyenda, Guzmán el Bueno lanzó un cuchillo desde su castillo para que mataran con él a su propio hijo antes que sucumbir al chantaje de los sitiadores. Un antiguo romance exclamaba: "Matadle con éste, si lo habéis determinado, que más quiero honra sin hijo, que hijo con mi honor manchado". Esta demostración de lealtad hizo que el rey le concediera a Guzmán el señorío de Sanlúcar y el sobrenombre de "el bueno".
LA OCTAVA ISLA CANARIA
La existencia San Borondón, una octava isla en el archipíelago canario que supuestamente aparece y desaparece desde hace varios siglos, es probablemente "una de las leyendas que más hondamente ha calado en el alma del pueblo canario", explica Marcos Martínez en su artículo Islas míticas en relación con Canarias.
Durante el siglo VI, un misionero irlandés conocido como San Brandán o Brendán viajó por el océano Atlántico para difundir el catolicismo y dijo haber encontrado una isla que calificó como "el paraíso terrenal". Mapas de la época aludían a una isla perdida descubierta por Brandán que nadie había sido capaz de localizar, hasta que algunos cartógrafos la dibujaron a escasa distancia de El Hierro siglos más tarde.
Desde entonces, no faltaron los críticos que tacharon el testimonio de Brandán de "delirio apócrifo totalmente inútil para la historia y la geografía", si bien algunos navegantes aseguran haberse topado con la enigmática isla de San Borondón, que ha servido de inspiración a escritores universales como Washington Irving, Vicente Blasco Ibáñez o Jorge Luis Borges.
EL PUEBLO MALDITO Y EXCOMULGADO POR LA IGLESIA
Trasmoz, un pequeño municipio de apenas 70 habitantes ubicado a escasos kilómetros del monasterio de Veruela, en Zaragoza, es el único pueblo maldito y excomulgado de España... Y sólo el Papa puede revocar su maldición.
Este conflicto con la Iglesia tiene su raíz en antiguas leyendas de aquelarres de brujas y otros actos paganos en el castillo que corona Trasmoz. No obstante, el Ayuntamiento de la localidad cree que estos rumores se difundieron porque "en algunas ocasiones se falsificó moneda en el castillo" y sus ocupantes querían mantener alejados a los curiosos.
Cuando los infundios de Trasmoz como refugio para la brujería comenzaron a extenderse, el abad del monasterio de Veruela aprovechó la oportunidad para castigar a la población --que no se sometía al control del monasterio como sí ocurría en otras poblaciones cercanas-- y solicitó al arzobispo de Tarazona excomulgar a todo el pueblo.
Las disputas con la Iglesia se mantuvieron durante varios años y llegaron a su punto álgido cuando el monasterio de Veruela comenzó a desviar agua del pueblo. En respuesta, Pedro Manuel Ximenez de Urrea, el Señor de Trasmoz, se levantó en armas contra el monasterio.
Los monjes nunca perdonaron esta ofensa y, con el permiso explícito del Papa Julio II, lanzaron una maldición sobre la aldea en 1511 cantando un salmo: "Con Dios alcanzaremos la victoria, y él aplastará a nuestros enemigos". Una cruz con un velo negro a la entrada del pueblo daba constancia del maleficio.
LA CORONA DE FUEGO DE MONFORTE DE LEMOS
Una leyenda gallega cuenta que entre el castillo de Monforte de Lemos, localidad situada al sur de la provincia de Lugo, y el monasterio de San Vicente del Pino existía antiguamente un pasadizo subterráneo.
Según el relato tradicional, durante la ausencia del Conde de Lemos el abad del monasterio habría utilizado el corredor para llegar hasta la hija del noble --la esposa según otras versiones--, con quien mantenía un romance.
Al percatarse de la situación, el conde organizó un copioso banquete e invitó a comer al abad. En el momento del postre, uno de sus sirvientes trajo una corona de hierro al rojo vivo con la que coronó al clérigo, provocándole la muerte.