MADRID, 8 Mar. (María Contreras, psicóloga) -
Julia. 73 años. "Me levantaba a las 6 de la mañana, mi marido se iba a trabajar, empezaba a levantar a mis 6 hijos... duchas, uniformes, desayunos... Cuando todo estaba listo, les llevaba al colegio, recados, obligaciones, ayudaba en una ONG, cuidaba dos horas a mi madre también era presidenta del AMPA de los dos colegios de mis hijos, tareas de la casa, vuelta al colegio, meriendas, deberes, baños de los más pequeños, cenas de empresa con mi marido, bodas, nietos, comidas familiares*¡NO PUEDO MÁS! Me siento triste, estoy irritable, cada noche no puedo dormir, siento una opresión en el pecho, como si tuviera encima un elefante".
Relatos como los de Julia son muy frecuentes en las consultas. Mujeres mayores, medianas y jóvenes. Con diferentes vidas, familias, trabajos y obligaciones. 'Súper mujeres' entregadas a su familia, trabajo y diversas actividades, que no han integrado el descanso ni el cuidado en sus vidas y han hecho 'crack'. Acuden con sensación de cansancio, fatiga, sentimientos de tristeza, vacío y ansiedad.
En España, el riesgo de que la población general desarrolle, al menos, un episodio de depresión grave a lo largo de la vida es casi el doble en mujeres (16,5%) que en hombres (8,9%), según la Sociedad Española de Psiquiatría.
Al igual que en el caso de la depresión, la ansiedad también es más común entre las mujeres que en los hombres (un 4,6 por ciento frente a un 2,6 por ciento a nivel mundial, según datos de la Organización Mundial de la Salud).
Además, los problemas como la ansiedad social, el trastorno de pánico, las fobias, el trastorno obsesivo compulsivo (TOC) y el estrés postraumático afectan dos veces más a las mujeres que a los hombres.
La salud mental está relacionada con nuestra forma de vivir, de alimentarnos y cuidarnos, con la manera en que experimentamos nuestras relaciones y afectos.
Con lo que sentimos hacia nosotras mismas, con nuestros proyectos y actividades, nuestro modo de disfrutar y de percibir el mundo, de afrontar los problemas y conflictos que conlleva vivir.
Como mujer ¿Cómo mejorar nuestra salud mental?
1. No esperes a sentirte cansada, agobiada o enfadada, como si tu cabeza fuese a explotar. Guarda un tiempo para descansar, disfrutar y hacer cosas que te gustan.
Pregúntate ¿Qué quiero? ¿Qué me apetece? ¿Cómo me siento? ¿Qué necesito? Es importante que interpretes tu malestar como una señal de que algo necesitas cambiar algo y buscar soluciones.
2. Trata de gustarte a ti misma, acepta, disfruta y valora tu cuerpo. Escucha a tu cuerpo para saber cómo te sientes. No pongas tantas expectativas en tu aspecto físico.
3. Realiza ejercicio físico, tómatelo como una posibilidad de disfrutar, divertirte y no lo enfoques exclusivamente como un sacrificio para mantenerte delgada. La práctica del deporte hace que liberes endorfinas, actuando directamente sobre el cerebro y produciendo una sensación de relajación y bienestar.
4. Aprende a relajarte, te ayudará a reducir la tensión y el cansancio y así recuperar energía. Puedes aprender la respiración diafragmática o iniciarte en ejercicios sencillos de Mindfulness.
5. A lo largo de la historia la sexualidad de la mujer ha estado marcada por la reproducción y la ausencia de placer. Ahora toca disfrutar de las caricias, sentir el calor de tu cuerpo y del cuerpo de tu pareja. Para ello, es importante estar informada, desterrar mitos y prejuicios, hablar de sexualidad y de los deseos propios. Consulta tus dudas con un experto y obtén la información que necesitas.
6. Comparte tus sentimientos, preocupaciones y deseos con personas que te ayuden a tu crecimiento personal y te hagan sentir queridas y valoradas.
En los momentos de crisis, problemas o dificultades el apoyo y compañía de tus familiares y amistades suponen son de gran ayuda, pueden fortalecerte y facilitar el encontrar alternativas. Además puede ayudarte el participar en actividades comunitarias, organizaciones sociales, culturales, artísticas o de ocio.
7. En ocasiones, necesitamos cambiar nuestras actitudes y la organización de la vida laboral, social y familiar para poder desarrollar y disfrutar de diferentes facetas de nuestra vida.
Empieza a poner límites, a no asumir toda la responsabilidad familiar, aprende a expresar desacuerdos y decir "no" sin sentirte culpable.
8. Ante el desacuerdo, expón de forma clara y asertiva tu postura. Proponer alternativas y soluciones facilita la comunicación y puede permitirte cambiar la situación en el sentido deseado que nosotras deseamos, llegando a un acuerdo con la otra persona.
Es posible que cuando te sientases muy cansada, fatigada, irritable, triste y nerviosa, acudas a tu médico y te proponga un tratamiento farmacológico para esos síntomas.
Los medicamentos son una opción y pueden ayudarte a dormir mejor y calmar la ansiedad, pero no solucionan el origen de tu malestar. Es importante que al tiempo sigas algún tipo de terapia que te permita profundizar y trabajar el origen de tu malestar, acudiendo a otros profesionales, psicólogos o grupos de apoyo.
Recuerda que tienes derecho a ser la primera, a cometer errores, a pedir apoyo emocional, a intentar un cambio, a no cumplir de forma permanente las necesidades y derechos de los demás, a expresar lo que sientes, a cuidarte, a disfrutar y a quererte.
Psicóloga María Contreras