SEVILLA 23 Feb. (EUROPA PRESS) -
El psicólogo forense y experto en menores Javier Urra ha asegurado que el menor conocido como el 'Cuco', acusado de violar y asesinar a la joven sevillana Marta del Castillo, ha demostrado una "suficiente capacidad psicopática de distanciamiento para no decir la verdad y callar dónde está el cuerpo", del mismo modo que ha recordado que "ser menor no es ser un angelito".
En una entrevista concedida a Europa Press, Urra ha manifestado que los jóvenes presuntamente involucrados en la muerte de Marta "son conscientes de lo que han hecho y de su gravedad" y ha añadido que "desde el primer momento han hecho un pacto de silencio" ante un hecho que, "exactamente, solo conocen ellos". No obstante, ha aseverado que el testimonio de los mismos cuenta con "poca credibilidad", pues, ha dicho, "mienten seguro", de igual manera que ha indicado que "no todos los jóvenes podrían cometer este tipo de hechos dramáticos".
Al respecto, ha apuntado que su experiencia tras llevar 30 años trabajando con niños en conflicto --actualmente desarrolla su labor en la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia y Juzgados de Menores de Madrid-- le ha hecho saber que "se puede ser perverso y se puede mantener ese silencio", así como "el sufrimiento que están generando", lo que constituye una "prueba inequívoca de una profunda psicopatía y de una gran distancia emocional".
En esta línea, el psicólogo ha argumentado que, "a veces, no son jóvenes cualquiera", ya que, ha afirmado, "la inmensa mayoría no habría aguantado esa presión, ni tan siquiera asesorados por un abogado o por un hermano mayor". Al hilo, ha hecho alusión al "machismo y celos implícitos no canalizados" entre las posibles causas que pudieran haber generado el asesinato de Marta del Castillo.
"SENTIR, DE VERDAD, LA CULPA"
Según Urra, tras haber sido juzgado, el 'Cuco' "tiene que asumir su culpabilidad" y después "pedir perdón, pero no simplemente decirlo, sino sentir el sentido de culpabilidad de verdad", el cual "puede arrastrar durante toda la vida". Además, ha hecho hincapié en que en primera instancia, antes de intentar la reintegración del menor en la sociedad, "hay que cambiarlo y a partir de ahí buscar la sanción, un castigo que tiene que servir para un cambio cognitivo, de vida, de sentimiento".
En este sentido, ha puntualizado diciendo que "tienen que ser chicos que se pregunten un día si su propia vida merece la pena", pues, "aunque esto es terrible, terapéuticamente se tendría una cierta esperanza, se habría dado cuenta de que lo que ha hecho es irreversible y que el daño es atroz".
Así, ha indicado que "hay que reeducar al menor" en situación de conflicto, buscando la fórmula de que "sea lo más duramente sancionado porque creo que es educativo" y ha recordado que "a veces la sanción es un derecho, puesto que una infracción que no se sanciona es muy malo para la persona, la cual puede volver a repetir".
LOS PADRES DE LOS AGRESORES
Por otra parte, Javier Urra ha recomendado que los padres de los agresores menores "pidan públicamente perdón por lo que ha hecho su hijo", algo que según el psicólogo navarro supondría de cara a la familia del agredido/a y también de cara a la sociedad "un gesto conciliador".
En cuanto a la sociedad española, Urra ha señalado que "necesita una respuesta", pues este caso "no está cerrado". Así, ha traído a la memoria otros casos como el crimen de Alcácer, en el que tres chicas de 14 y 15 años de la citada localidad valenciana fueron secuestradas, violadas, torturadas y finalmente asesinadas en 1992, caso este que "dejó una marca" entre los españoles.
Por último, el doctor en Psicología ha expresado que "las víctimas de estos sucesos son la familia pero también la sociedad, que se está dando cuenta de lo difícil que es la Justicia" y ha añadido que "al final la sociedad coge miedo porque piensa que hay muchos casos de este tipo, cuando en realidad no hay tantos, aunque, lo que sí es verdad es que los que pasan son muy graves y tienen una gran repercusión", ha concluido.