Por Elena Serrano Drozdowskyj, Psiquiatra
MADRID, 19 MARZO (EUROPA PRESS)
La forma en la que los padres nos relacionamos con nuestros hijos ha cambiado. La antigua figura del padre autoritario y distante ha sido sustituida por una figura más cercana y "democrática". En este contexto, una de las preguntas que frecuentemente se hacen los padres es si deben ser amigos de sus hijos, sobre todo durante la adolescencia.
Una relación de amistad supone un trato de "igual a igual", que puede facilitar la comunicación de sentimientos, inquietudes o confidencias. Por contra, al ser una relación "horizontal" no tendría cabida una figura adulta (padre) que guiara y aportara seguridad a la otra (hijo), menos experimentada y emocionalmente más vulnerable ¿Es esto lo que necesitan nuestros hijos?
Los límites y normas en el entorno familiar son imprescindibles para un buen desarrollo psicológico
Los niños y los adolescentes están inmersos en un proceso de aprendizaje que les prepara para la vida adulta. En este camino tienen que aprender a distinguir el "bien" del "mal", identificar qué cosas son buenas para ellos, qué cosas se pueden hacer y cuáles no, qué consecuencias pueden tener sus actos, a tolerar la frustración, etc.
Los hijos necesitan que los padres sean capaces de decirles "no", de poner límites a las conductas que puedan perjudicarles y de instaurar las normas para una convivencia sana dentro de la familia. También tienen que ser capaces de escucharles y de intentar comprender sus inquietudes y necesidades. Y de negociar en la adolescencia. Y ser flexibles. Aunque parezca contradictorio, no lo es.
Ser capaces de decir "no", negociar y ser flexibles
El acceder a una petición razonable de un hijo no significa que se pierda la autoridad, ya que es el padre el que da la autorización. También se puede ser flexible en un momento determinado si se explica: "hoy (es una excepción) mamá te dejará acostarte más tarde porque echan una película en la T.V. que sé que te gusta mucho". Por lo tanto se instatura una relación de jerarquía padres-hijos, en la que los padres establecen las normas, pero que no es autoritaria.
La jerarquía padres-hijos "no autoritaria" aporta seguridad
En este modelo de relación los padres son figuras con más experiencia vital que pueden guiar y apoyar a sus hijos en sus decisiones, desde el cariño y de acuerdo a sus necesidades. Es en este entorno seguro donde, gracias a la labor de los padres, los hijos podrán entrenarse en afrontar las responsabilidades de la vida adulta, sin correr excesivos riesgos.
Un padre puede ser a la vez muy cariñoso y tener autoridad
Un ejemplo de esa combinación "padre con autoridad y afectivo" sería el siguiente: (en tono cariñoso, firme y sereno) "párate y mira bien antes de cruzar la calle; los coches van muy rápido y puede que no te vean" o "es hora de acostarse; tienes que descansar bien que mañana nos esperan mil y un aventuras".
Hacia una actitud más democrática
Se trata entonces de transmitirles lo que creemos que es mejor para ellos desde el cariño, no de que obedezca como un soldado (autoritario) desde nuestro enfado, o de dejarles hacer lo que quieran (permisivo) desde nuestro aburrimiento o cansancio. Tanto una actitud demasiado autoritaria como permisiva son perjudiciales. Hay que encontrar un punto medio, más democrático.
Ejemplos de actitudes de los padres según el estilo de crianza
En primer lugar está el estilo democrático. Un ejemplo sería: Un hijo quiere tener una bicicleta pero ha suspendido los últimos exámenes. Entonces el padre le dice que si mejora sus calificaciones le regalará la bicicleta.
Existe también el estilo autoritario: cuando un adolescente quiere hacer una actividad y el padre le dice "no" rotundamente, sin escucharle ni darle explicaciones
Por último, el estilo permisivo. Sería el caso de: el hijo no cumple con sus deberes y los padres no le piden que los haga y no hay consecuencias por no haberlos hecho
Ejercer una autoridad "bien entendida"
Que surge desde respeto, de lo que es mejor para el otro, de lo que es justo, equilibrado y razonable. Que se ejerce desde el cariño, sin amenazas; de forma serena y firme, sin ambigüedades. Y elogiando las cosas que se hacen bien. Esto servirá de motivación para que los hijos sigan haciéndolo así de bien.
Crecemos en relación a otros "más mayores"
Aprender de aquel que ya ha pasado por algo parecido, que tiene más experiencia vital y que puede indicarnos el camino más ventajoso, es una oportunidad que hay que aprovechar. Por eso, los hijos necesitan un referente adulto que les ayude con sus dificultades y que les oriente, sin juzgarles. También necesitan ese referente adulto para poder cuestionarlo y diferenciarse de él. Así podrán construir una identidad independiente de la de sus padres. Esta tarea, fundamental de la adolescencia, no la podrán llevar a cabo si su padre se comporta como un amigo.
El miedo a que no me cuente las cosas que le pasan o a dejar de ser la persona más importante para él
En ocasiones, por el miedo a su reacción, a perder el cariño de los hijos o a que dejen de contarnos sus preocupaciones puede que seamos más permisivos o que nos comportemos como sus "colegas".
No es casualidad que sea precisamente en la adolescencia cuando más surge la posibilidad de plantearse ese cambio de rol, de padre a amigo. En esta etapa es donde los hijos van a solicitar tener su espacio, su autonomía y su intimidad. Van a desear ser más escuchados y discutir sus argumentos.
Entonces ¿cómo puedo mantener esa cercanía afectiva, que puedan seguir contando con mi orientación sin comportarme como su amigo?
Establecer una relación de confianza
Mediante la escucha, una actitud cercana y aportando las orientaciones que precisen se puede establecer una relación de confianza. Estos momentos abiertos al diálogo nos permitirán conocer sus gustos, sentimientos y preocupaciones. También detectar si algo no está yendo bien o si necesitan nuestra ayuda.
No quieren que seamos sus amigos. Nos necesitan como padres.
Padres dispuestos a escuchar, a darles apoyo, a orientar y a ejercer con autoridad "bien entendida".
Elena Serrano Drozdowskyj
Psiquiatra