Cree el acuerdo es un "punto de no retorno" pero le falta más concreción
MADRID, 18 Dic. (EUROPA PRESS) -
La exsecretaria de Estado de Cambio Climático, Teresa Ribera, cree que para que España pueda cumplir con los compromisos adoptados en el Acuerdo de París contra el cambio climático debe basarse en "cuatro ejes importantes" y el primero de ellos es asegurar "cero emisiones cuanto antes en 2050" y "a más tardar" en 2070.
La también directora del Institute for Sustainable Development and International Relations (IDDRI) ha dicho en declaraciones a Europa Press que en su opinión, el camino pasa también por iniciar una reducción paulatina de las emisiones, lo que supone una transición energética, los consumos energéticos y térmicos, sobre todo en el sector residencial.
"España debe entender las necesidades de adaptación y la traslación trasversal en todas las políticas sectoriales, desde la industria, el turismo, las costas, o el valor de las infraestructuras verdes.
Para Ribera, es preciso volver a la senda de la recuperación y la investigación para lograr una economía más solvente y más basada en el conocimiento, impulso industrial de alto valor añadido.
Respecto a su valoración sobre el acuerdo adoptado en la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Cambio Climático, considera que es "bueno" aunque está "en la parte baja de la horquilla" de lo que podría haber sido y a ella, le hubiera gustado que incluyera un objetivo de reducción de emisiones en 2050 y el pico de emisiones de cada país.
Ribera ha destacado que el acuerdo que se firmó en la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Cambio Climático en París (Francia) obliga a establecer sendas para el desarrollo sostenible y bajo en carbono y supone una forma de crear confianza entre las partes y "anticipar" los errores.
UN PUNTO DE NO RETORNO
Así, ha manifestado que supone "un punto de no retorno que abre muchas posibilidades" y que está "muy bien construido" porque es capaz de capturar los esfuerzos muy distintos de distintos países y con flexibilidad para la evolución de cada uno de los países y actores.
Además, valora que fija un marco "muy preciso" del nivel de ambición respecto al objetivo a largo plazo y la manera de alcanzarlo mediante una rendición de cuentas periódicas y dispone de herramientas para que el énfasis se ponga en la acción.
A su juicio, es "muy interesante" desde el punto de vista de los instrumentos de la ambición, que el acuerdo fije el compromiso de alcanzar el pico de emisiones cuanto antes con una revisión obligada en 2018 y asegurando que en 2020 las contribuciones deben garantizar los dos 2 grados centígrados de límite y acercarse "lo más posible" a 1,5 grados centígrados. "Da un mensaje claro a los países de que cuanto menos (emisiones) reduzcan más recursos van a tener que destinar para adaptarse", advierte.
Del mismo modo, estima que el acuerdo debe fomentar la transparencia y una estructura más solvente para la gobernanza y la responsabilidad colectiva.
"Todo esto está en el buen acuerdo, aunque está en la parte baja de la horquilla ya que nos hubiera gustado que se hubiera fijado un objetivo para 2050 y la fecha en que se produce el techo de emisiones en cada país", ha comentado.
Por otro lado, ha subrayado también que en el texto incluye decisiones para el corto plazo y las conecta con el largo plazo, de modo que ha calificado este ejercicio de "muy interesante".
"Yo sí estoy muy contenta, aunque en un determinado momento hubo problemas", ha reconocido la exsecretaria de Estado de Cambio Climático española que entre esos problemas ha citado que Estados Unidos quería lograr un acuerdo internacional pero dentro de los márgenes que pudiera firmar su presidente, Barack Obama, quien no cuenta con la mayoría en las Cámaras del Congreso y del Senado de su país.
GRACIAS A LAS GANAS COLECTIVAS
Sin embargo, ha relatado que "en ese momento de tensión de la negociación", Francia optó por incluir todo lo que consideraba que podía estar dentro del borrador de la negociación. "Eso fue un acierto para activar un proceso de cambio muy profundo para lo que se requería", ha añadido Teresa Ribera que cree que la oportunidad "había que aprovecharla y la Cumbre ha estado muy bien".
Por otro lado, ha comentado que en esta Cumbre del Clima había unas "ganas inmensas de conseguir un acuerdo y una conexión con la realidad muy interesantes".
También se ha referido la presencia variada de todos los actores, desde millonarios, filántropos, empresas, ONG, el sistema financiero... "Desde Bill Gates a un indígena", ha referido.
Del mismo modo ha dicho que en el marco de la COP ha habido un gran nivel de debate entre los negociadores pero que ha estado acompañada de una conferencia o feria a gran escala que ha permitido el intercambio de impresiones y propuestas muy interesantes por parte de las ONG, cuyo papel ha calificado de "muy importante y constructivo".
Sin embargo, lamenta que se ha producido "alguna división entre ellas", ya que unas tiene más visión de conjunto y han valorado las posibilidades de transformar el modelo, mientras que otras se sienten en una percepción de "regañar a la gente por no hacer exactamente lo que se tenía que haber hecho". En su opinión" eso no sirve de nada".
También sobre las ONG ambientales ha manifestado que "siempre" han tenido un papel "muy importante y constructivo" y la mayor parte de ellas comparte la opinión de que a les hubiera gustado acordar más cosas pero reconocen que es una base superior a lo que pensaban conseguir.
En definitiva, lo que más le hubiera gustado a Ribera serían las referencias específicas a objetivo de reducción 2050 con una mayor precisión de agenda.
De cara ya a la próxima cumbre que se celebrará en Marrakech (Marruecos), la directora del IDDRI cree que habrá que trabajar en las bases del proceso de revisión de compromisos en 2018 y pronunciarse en el comité financiero sobre las propuestas y los instrumentos que deberán añadirse, así como la financiación climática.