MADRID 19 Feb. (EUROPA PRESS) -
El obispo de Estonia, monseñor Philippe Jean-Charles Jourdan, que es el único prelado que hay en el país, ha explicado que, a pesar de ser Estonia un país con solo 6.000 católicos --de los 1,2 millones de habitantes-- y en el que el 80% de la población no es creyente de ninguna religión, disfrutan de libertad religiosa, también para abrir escuelas católicas, que "están de moda" y cuentan con el sostenimiento económico del Gobierno, a diferencia de los "conflictos" que existen sobre financiación en otros países.
"La Iglesia católica fue la primera en crear escuelas católicas. Se han puesto de moda en Estonia. El Gobierno estonio ayuda a sostener económicamente estas escuelas, a diferencia del eterno conflicto en Francia para la financiación de las escuelas católicas", ha indicado este obispo que nació en Francia pero renunció a su nacionalidad para poder convertirse en estonio. Ahora, hay dos escuelas católicas en el país.
Así, asegura que disfrutan de "libertad religiosa", no solo para crear escuelas sino también para ir a la Iglesia, expresar su fe y catequizar, una situación muy distinta a la de los años 80 del siglo XX, cuando "se presionaba a la gente para que no fuera a la Iglesia".
En todo caso, dos iglesias subsistieron, una de ellas, la de Tartu, gracias a un carnicero polaco. "La Iglesia se quedó abierta por una persona, un carnicero polaco al que luego la Santa Sede condecoró. No consiguieron cerrarla y se conservó", ha relatado Jourdan, que ha viajado a España para dar a conocer su país y para participar en la presentación del libro 'El baile tras la tormenta', de José Miguel Cejas, que recoge relatos de disidentes de los países bálticos y Rusia.
Monseñor Jourdan cuenta que en Estonia hay 15 sacerdotes y 20 religiosas y que las vocaciones llegan "a cuentagotas". Además, apunta que tristemente, algunas de las vocaciones que surgen se "exportan", es decir, acaban en el extranjero.
SE HAN MULTIPLICADO POR MIL
En cualquier caso, insiste en que es "un milagro que haya católicos en Estonia" pues aunque son pocos, "nunca" estuvieron "mejor en los tres últimos siglos". Concretamente, ha recordado que al inicio de los años 70 había cinco o seis católicos en el país y ahora se han "multiplicado casi por mil".
Además, subraya que la Iglesia Católica tiene un papel "positivo", de "puente" en una Estonia donde falta "integración" de esas dos mentalidades muy diversas, la estonia y la rusa. En esta línea, ha destacado un programa que lanzó Cáritas en el país para que niños rusófonos del norte fueran a pasar las vacaciones con familias del sur de Estonia.
También se ha referido a los católicos de Estonia para poner de relieve su "profundo sentido de lo sagrado" y de "indignidad", es decir, que no se sienten dignos de ser católicos.
El obispo de Estonia ha señalado que han invitado al Papa Francisco a visitar el país este año con motivo del 800 aniversario de la consagración de la antigua Livonia. "El 11 de junio, los obispos nos encontraremos con el Papa en la Visita Ad Limina y esperamos volver a casa con la buena noticia", ha indicado.
Sobre las leyes que afectan al matrimonio y a la familia en el país, Jourdan apunta que existe una "presión enorme" sobre los temas relacionados con la familia y puntualiza que la Iglesia Católica de Estonia se ha unido a otras confesiones cristianas para defender su posición y han logrado algunos resultados.
Monseñor Jourdan estudió Ingeniería de Caminos en París y fue ordenado sacerdote en 1988. En 1996 fue nombrado Vicario General de la Administración apostólica de Estonia y en 2005, obispo de Peertusa. Fue uno de los últimos nombramientos de Juan Pablo II. De esta forma, se convirtió en el segundo obispo católico de Estonia tras la reforma protestante del siglo XVI.