MADRID 9 Ago. (EUROPA PRESS) -
Uno de los mayores inventos de Internet, los portales de intercambio de vídeos generados por los usuarios, son también un enigma. Son un escaparate con millones de espectadores que no hacen sino crecer pero tampoco generan dinero. Y los muy visitados sitios de vídeos porno al estilo de YouTube no son una excepción.
Google se gastó en 2006 1.650 millones de dólares en YouTube, el portal de intercambio de vídeos generados por usuarios más visitado del mundo. Su audiencia entonces era enorme y con el paso de los años ha seguido aumentando. Sin embargo, la compañía del buscador se lleva enfrentando desde hace tres años al problema de cómo generar ingresos.
Siguiendo la estela de YouTube fueron apareciendo múltiples páginas de intercambio de vídeos pornográficos que no tardaron en ganar popularidad. Sitios como Pornhub, RedTube o YouPorn se encuentran entre las 100 páginas más visitadas del mundo, por encima de periódicos tan populares como The New York Times. Semejante flujo de visitas deberían ser sinónimo de ingresos millonarios, pero no es así.
La publicidad en estos portales no se ha revelado como una fuente de ingresos suficiente y parece que el problema debería pasar por cobrar por contenidos. Y e ahí el problema.
"Los sitios del estilo YouTube se han convetido en parte del mundo adulto hoy en día", opinó el co director de Vivid Entertainment, un famoso estudio de pornografía, Steven Hirch. "Pero, cuando todo este contenido adulto es gratuito, ¿cómo conseguimos que la gente pague?", se preguntó en declaraciones a Forbes.
Según las estimaciones de Vivid, el número de usuarios de portales de intercambio de vídeos generados por los usuarios que pagarían por contenidos varía entre 1 de cada 8.000 y 1 de cada 10.000.
Además, estos sitios se han convertido, al igual que YouTube, en un marco habitual en el que colgar contenidos protegidos por derechos de autor. Es decir, para piratear. En este sentido, la industria del porno se indigna y denuncia que son esos mismos portales los que suben los contenidos, no así los usuarios.
"Ellos hacen creer que hay todos esos usuarios subiendo vídeos pirateados", denunció Ali Joone. "Pero no son ellos -los internautas-, sino los dueños".