MADRID, 9 May. (OTR/PRESS) -
De Costa Rica se dice que "es el país más feliz del mundo" y 'Callejeros Viajeros' ha estado allí para comprobarlo y lo muestra en un reportaje que emite este lunes a partir de las 22.30 horas en Cuatro. A un lado encontramos el Caribe y al otro el Pacífico. Una ubicación privilegiada que los ticos, o costarricenses, saben aprovechar. Sus cuatro millones y medio de habitantes han alcanzado el nivel de vida más alto entre sus vecinos.
Son pacíficos y acogedores, y poseen la democracia más antigua de centro América. Además, hace tiempo que se abolió el Ejército. Es un pequeño territorio que presume de la simpatía de sus gentes, de reunir el 5% de la biodiversidad del planeta y de que la mitad de su superficie sea bosque o selva. En un solo viaje por carretera, de una zona a otra del país, se pueden contemplar paisajes tan distintos que en nuestro continente. Necesitaríamos varios días y varios países para verlos.
Costa Rica es la explosión de la naturaleza. Parques protegidos, reservas marinas, bosques nubosos, lluviosos, tropicales secos y playas de postal. Y volcanes. De los más de 60 que tiene este país, algunos siguen activos, como el volcán Arenal. Situado en la región de Alajuela, lleva más de 30 años expulsando lava y aún por las noches se puede ver este impresionante espectáculo.
Variedad de paisajes y de posibilidades. Rodeos, fiestas populares, pesca tradicional, surf, safaris*todo se puede hacer en Costa Rica. Por eso es normal que los nativos se saluden con el grito de: "¡Pura vida!".
Y de la naturaleza más salvaje, los reporteros se trasladan al encanto de Oporto en el segundo reportaje de la noche. Oporto, que significa "el puerto", da nombre a Portugal, un país en cuyos puertos se ha distribuido muchos de los descubrimientos del Nuevo Mundo y del Lejano Oriente. En la actualidad, la segunda ciudad del país, donde habitan más de un millón y medio de personas, puede presumir de poseer un amplio patrimonio histórico. El centro de Oporto está declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
En él se puede degustar una buena francesinha- el sándwich típico de la cocina lusa moderna-, agudizar el oído con un buen fado y, cómo no, beber un vino de Oporto a la vera del Río Duero. Portugal es un país en el que "hay poquita gente con mucho dinero, algo de gente con algún dinero, y mucha gente con muy poco dinero", resume Jorge aclarando la diferencia de clases. Una casa oscila entre los 30.000 euros de San Pedro de la Afurada y los 1.200.000 euros del resort Vale Pisao.
Esta brecha también se vive en la calle. Precisamente en la Afurada puede verse una de las imágenes más pintorescas de todo Portugal. Mujeres lavando en antiguas pilas que odian el invento de la lavadora. Fue la primera imagen que se le quedó a Ana Belén, una gallega afincada en Oporto desde hace varios años. "Ver mujeres cargadas de barreños en la cabeza es la cosa más normal en este pueblo", afirma con media sonrisa en su rostro. La misma que se le dibuja a Emilio cuando una mujer que ha conocido apenas un minuto antes, le regala una botella de vino asaltando para ello su propia casa: "Oporto es así. La amabilidad extrema es lo mas característico de este país", cuenta.