ALMERÍA, 11 Sep. (EUROPA PRESS) -
El joven acusado abusar sexualmente de algunos menores así como de embaucarlos con el envío de mensajes de texto y contenido sexual a través de las redes sociales ha admitido los hechos y ha aceptado una pena de 21 años y nueve meses de prisión durante la vista celebrada en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Almería.
El magistrado Luis Columna ha dictado sentencia firme 'in voce' ante el acuerdo alcanzado entre la acusación particular, la defensa y la Fiscalía, que inicialmente solicitaba cerca de 60 años de prisión por un total de 15 delitos que se cometieron entre 2015 y 2016, cuando las víctimas tenían entre 10 y 13 años de edad, y el acusado ya había alcanzado la adultez.
En este sentido, se ha tenido en cuenta para fijar las penas las atenuantes de confesión, ante el reconocimiento explícito de lo ocurrido por parte del acusado en la fase de instrucción, así como las dilaciones indebidas, dado que el procedimiento ha acumulado un retraso considerable por motivos no imputables al acusado.
El joven, al que también se le han impuesto penas accesorias de alejamiento con respecto a las víctimas, libertad vigilada y la imposibilidad de trabajar con menores, ha trasladado ante el tribunal su arrepentimiento por lo ocurrido y ha pedido "perdón" a las víctimas de su comportamiento que, según ha asegurado, llevó a cabo sin una "mala intencionalidad".
El condenado, que ya se encontraba en prisión provisional, ha reconocido así que se sirvió de una "posición de confianza" que tenía con respecto a los menores y sus familias debido a las actividades deportivas y musicales en las que participaba en distintos clubes de la provincia de Almería.
Así, intercambió números de teléfono y datos de contacto para poder chatear con ellos a través de WhatsApp y en otras redes, como Instagram. De este modo, se produjeron varios episodios de abusos a menores a los que se acercó en instalaciones deportivas, cuando se encontraban solos, para hacerles propuestas sexuales.
También les remitió mensajes y vídeos pornográficos, tanto ajenos como de él mismo, para incitarles a mantener relaciones con él. El acusado, que deberá responder también a una responsabilidad civil de 53.000 euros, solicitaba a los menores fotografías de su zonas íntimas y llegó incluso a convencer a uno de ellos para que acudiera a su casa, donde lo sometió a relaciones.