CÁDIZ 14 Feb. (EUROPA PRESS) -
La Policía Nacional, en colaboración con la Dirección General de la Seguridad Nacional de Marruecos, han desarticulado una de las más importantes organizaciones de origen nigeriano dedicada al tráfico y trata de seres humanos con fines de explotación sexual. La trama supuestamente controlaba desde Marruecos gran parte del tráfico ilegal de inmigrantes a través del Estrecho de Gibraltar desde 2008.
Según informa la Policía en un comunicado, la denominada operación 'Odisea' se ha desarrollado en dos fases diferentes, una de ellas en suelo español que se saldó con la detención de siete supuestos miembros de una organización nigeriana especializada en la explotación sexual de mujeres también de origen nigeriano.
La información obtenida de esta investigación llevó a los agentes hasta otros tres ciudadanos, también de Nigeria, que desde Marruecos eran los que abastecían de mujeres a la anterior. Continuando con las gestiones, la Policía logró reunir las pruebas necesarias como para poder afirmar que estos últimos son los máximos responsables de las operaciones de tráfico ilegal de inmigrantes a través del Estrecho de Gibraltar de los últimos años, por lo que solicitaron órdenes internacionales de detención para su extradición.
Tras ser ejecutadas dichas detenciones por agentes de la Dirección General de la Seguridad Nacional de Marruecos, se da por completamente desarticulada la organización que controlaba la práctica totalidad de pateras que cruzaban el Estrecho de Gibraltar desde 2008.
DETALLE DE LA PRIMERA FASE
La investigación comenzó en agosto de 2015, cuando la Policía localizó a una víctima de trata de seres humanos con fines de explotación sexual de origen nigeriano, de tan solo 16 años de edad, alojada en un centro de menores de Ceuta. Inmediatamente, agentes especializados en este tipo delictivo comenzaron una intensa investigación que los llevó hasta una organización criminal de origen nigeriano especializada en la explotación sexual de mujeres de su misma nacionalidad, fuertemente asentada en la localidad alicantina de Torrevieja.
Comenzaba así la primera fase operativa de esta investigación que tuvo lugar en abril del año pasado y se saldó con la detención de siete personas de origen nigeriano, cuatro de los cuales se encuentran actualmente ingresados en prisión provisional sin fianza.
Los detenidos estaban integrados en dos grupos, liderados por dos mujeres de las que la Policía tiene constancia de que habrían traficado al menos con 39 mujeres a las que después habrían explotado sexualmente.
Presuntamente, las tratantes sometían a las víctimas que se mostraban díscolas con las órdenes que recibían de los miembros de la organización a durísimas condiciones de supervivencia, alimentándolas exclusivamente a base de pan y llegando, incluso, a exigirlas los tickets de compra del supermercado para asegurarse así de que no compraban ningún otro alimento.
CONDICIONES DE ESCLAVITUD
En cuanto al trabajo, las mujeres eran obligadas a prostituirse todos los días de la semana, durante más de 12 horas al día, desde última hora de la tarde hasta primera hora del día siguiente, teniendo absolutamente prohibido regresar al domicilio en el que vivían antes del amanecer y debiendo traer a su vuelta la cantidad de dinero estipulada por los tratantes.
Si regresaban antes o no entregaban el dinero convenido, eran duramente castigadas. Esto, unido a la gran competencia que tenían, pues el número de mujeres de origen nigeriano obligadas a ejercer la prostitución en Torrevieja era muy elevado, hacía que se vieran obligadas a ofrecer servicios sexuales a precios muy bajos, incluso por cinco euros.
Ni siquiera cuando regresaban al domicilio después de toda la noche trabajando se las permitía descansar, pues los tratantes se encargaban de buscar otros empleos a alguna de ellas cuidando ancianos en sus domicilios y teniendo que cocinar posteriormente para ellos.
Además, las víctimas vivían hacinadas y en pésimas condiciones de higiene y habitabilidad, siendo obligadas a compartir todas la misma habitación y estando sometidas a un rígido sistema de multas que las imponían por cualquier causa y que incrementaba la deuda contraída con la organización hasta convertirla en impagable.
SEGUNDA FASE
El análisis pormenorizado de la información obtenida a lo largo de la investigación permitió a los agentes identificar plenamente a otros miembros de la organización, afincados en Nigeria y en Marruecos, que actuaban en las fases del delito de trata de seres humanos previas a la explotación sexual de las víctimas.
Así, participaban en la captación de mujeres y en la realización de rituales de vudú sobre las mismas antes de salir de Nigeria, en su desplazamiento por tierra desde allí hasta el norte de Marruecos, en su alojamiento en ese país a la espera de su traslado a la Península y del cruce de las mismas atravesando el Estrecho de Gibraltar en pequeñas embarcaciones tipo patera u ocultas en el interior de vehículos hasta nuestros puertos y costas.
Los tres eran de origen nigeriano. Uno de ellos operaba a caballo entre las ciudades de Rabat y Tánger y ha sido catalogado por las autoridades policiales tanto marroquíes como españolas como un histórico traficante de personas y el máximo responsable de gran parte de las operaciones de cruce ilegal del Estrecho de Gibraltar con inmigrantes a bordo de pateras desde, al menos, el año 2008.
Considerado como una de las personas más influyentes entre la comunidad nigeriana asentada en Marruecos, contaba con escolta privada para sus desplazamientos por Marruecos y era el único con suficiente poder adquisitivo como para poder costear los motores y las embarcaciones tipo patera en las que embarcaba a cientos de inmigrantes sin las más elementales medidas de seguridad, poniendo en peligro la vida de varias personas en cada trayecto.
Los agentes tienen pruebas concretas de más de 40 embarcaciones directamente relacionadas con él que habrían partido del norte de Marruecos rumbo a España en los últimos años, algunas de las cuales nunca llegaron a su destino, pudiendo haber naufragado.
El segundo estaba asentado principalmente en la ciudad marroquí de Tánger y se encargaba de recoger personalmente a las víctimas en Nigeria y trasladarlas hasta Marruecos. Su reputación entre la comunidad nigeriana le otorgaba ciertos privilegios ante las autoridades fronterizas de los distintos países subsaharianos por los que atravesaban, lo que permitía el cruce de las víctimas de trata de seres humanos trasladadas por el mismo de forma prioritaria. Se caracterizaba, presuntamente, por maltratar a las víctimas y agredirlas sexualmente a lo largo de los traslados.
En cuanto al tercer detenido, se encargaba de alojar a las víctimas en Tánger hasta que se gestionaba su traslado a España, ya fuera por vía marítima u ocultas en el interior de vehículos, manteniéndose mientras tanto en contacto permanente con el primero, que era quien marcaba el momento oportuno para el cruce del Estrecho. Mientras mantenía a las víctimas allí, obligaba a las mayores de edad a ejercer la prostitución y a las menores a mendigar, obteniendo así mayores beneficios.
Tras obtener pruebas suficientes contra ellos, se comunicaron las oportunas Órdenes de Internacionales de Detención con fines de extradición. Una vez fueron concedidas dichas órdenes, agentes de la Dirección General de la Seguridad Nacional marroquí localizaron y detuvieron a los tres ciudadanos nigerianos, dándose por completamente desarticulada la organización criminal tanto en su fase de transporte y alojamiento de víctimas, como en la de su explotación sexual.