SEVILLA 30 Jun. (EUROPA PRESS) -
Científicos del grupo de investigación Análisis y Planificación del Medio Natural de la Universidad de Huelva (UHU) han concluido que aplicar fertilizantes a las encinas durante su cultivo en vivero mejora 'a posteriori' la respuesta en el campo en términos de supervivencia y crecimiento y las hace más resistentes para la repoblación de espacios.
Tras ensayos en fincas experimentales, los investigadores onubenses han observado que incrementado las dosis de nitrógeno durante la fase de endurecimiento de las encinas de Huelva, mejora la capacidad de crecimiento de sus raíces así como su resistencia a condiciones climatológicas adversas, según señala una nota de Andalucía Innova.
Esta es una de las conclusiones del proyecto Nacional Optimización de la nutrición de encina (Quercus ilex L.) en vivero: Bases fisiológicas, técnicas de fertilización e implicaciones post-transporte, una investigación financiada con 114.950 euros por el Ministerio de Educación y Ciencia para mejorar la supervivencia y el crecimiento de estas especies arbóreas tras su plantación.
El equipo de la UHU, junto con investigadores de las Universidades Politécnica de Madrid, Alcalá de Henares (Madrid), Alicante, Córdoba y la University of Purdue (Indiana, EEUU), ha aplicado durante tres años diversos tratamientos de fertilización en vivero a encinas, con el fin de detectar qué época del año, qué dosis y qué nutrientes son los más efectivos para obtener una planta más robusta.
"La finalidad es mejorar el éxito de la encina a la hora de replantarla en zona forestal. Y la Onubense, a partir de la aplicación de varias combinaciones de nutrientes --nitrógeno, fósforo y potasio-- en plantas de vivero, crecidas a partir de distintas procedencias de semillas, ha observado que incrementar las dosis de nitrógeno durante la fase de parada vegetativa de la planta (en otoño) beneficia a su calidad", explica Manuel Fernández, uno de los investigadores del proyecto. En esta época de paralización del estado natural del árbol, la aplicación de nutrientes propicia una mayor capacidad de crecimiento de la raíz, lo que se traduce a posteriori en un mayor acceso a los sustratos de humedad durante la estación de verano.
Para ello, todos los científicos de las universidades participantes en este trabajo han estudiado las fases de crecimiento de la planta --germinación, desarrollo y parada vegetativa--, en varios ensayos realizados en diferentes viveros y fincas de diferentes zonas geográficas de España.
A partir de estos experimentos, centrados en la aplicación de diversas combinaciones de fertilizantes en semillas de encinas, los investigadores han observado que durante la fase de parada biológica de la planta, que coincide con la estación de otoño, se puede modificar la nutrición. De esta forma, obtienen una planta más robusta y con una mayor probabilidad de éxito en su repoblación.
"Aún hay viveristas que no suelen fertilizar estas especies en esta fase de cultivo en vivero; es más, no hay ninguna estrategia de cultivo establecida", aclara el científico. Una circunstancia que hace peligrar la vida de estos árboles una vez trasplantados al campo debido principalmente a la interrupción de sus cuidados. "El difícil acceso a los terrenos forestales eleva el coste del mantenimiento de las plantas, por ello es importante crear una encina en vivero resistente a unas condiciones climatológicas adversas como fuertes sequías o heladas", añade Manuel Fernández.
El escaso éxito de repoblación de las encinas en España, iniciado en la década de los 90 e incentivado por subvenciones de la Política Agraria Común (PAC), ha propiciado el estudio de estas especies vegetativas en toda la Península. "Las mayores tasas de mortalidad de estos árboles en las repoblaciones forestales comparado con otras especies, cuya vida media no se prolonga más allá del segundo año, ha aumentado la preocupación", esclarece el investigador.
Otra de las conclusiones de los científicos de la UHU ha sido la posibilidad de adelantar, de invierno a otoño, la plantación de las encinas en zonas con climas cálidos y húmedos, como Huelva. "Habiendo aplicado previamente dosis de nitrógeno durante su periodo de fertilización, el sistema radical de la encina (las raíces) tiene un mayor crecimiento y, por tanto, durante el verano un mejor acceso a los sustratos hídricos", concluye Manuel Fernández.