El autor granadino acaba de publicar 'Y el aire de los mapas', que cierra el proyecto poético que comenzó con 'El buzo incorregible'
SEVILLA, 4 Oct. (EUROPA PRESS) -
José Carlos Rosales (Granada, 1952) acaba de publicar su último poemario, 'Y el aire de los mapas' (Colección Vandalia, Fundación José Manuel Lara), una obra con la que se cierra el proyecto poético que inició en 1988 con 'El buzo incorregible'. El libro conduce al lector a través de dos líneas que han marcado la trayectoria creativa del poeta granadino, como es la idea del viaje (espacial y temporal) con todos sus motivos o derivaciones, y, por otro lado, el apartamiento que caracteriza a los náufragos, los exiliados o los excluidos.
En una entrevista a Europa Press, el autor afirma que al principio, cuando inició este ciclo poético, "había dejado intencionadamente algunos cabos sueltos que más tarde podrían o no desarrollarse". En este sentido, prosigue, 'Y el aire de los mapas' "es un ajuste general, una especie de puesta a punto de todo un ciclo poético; pero ha sido un ajuste incompleto, que ha permitido que sigan existiendo, afortunadamente, algunos cabos sueltos", aunque "sólo los necesarios, pues no me gusta mucho que, tanto en una película como en un libro, todo quede demasiado claro o definido".
En este sentido, y sobre en qué medida el paso del tiempo influye en sus poemas, Rosales asegura "la conciencia del paso del tiempo atraviesa gran parte de la poesía occidental desde el Renacimiento. El tiempo fugaz es lo único que tenemos", y "en mi caso --continúa--esa conciencia ha ido acentuándose desde que publiqué en 1988 el primer volumen de este ciclo que ahora cierro". "Profundizar en el sentido de la existencia de aquellos que huyen o están excluidos desemboca inevitablemente en el paso del tiempo pues, ya se sabe, para los desposeídos el tiempo es el único patrimonio que les queda y por eso son ellos los que suelen percibir con mayor nitidez cómo éste se nos escapa sin demasiado fruto", destaca.
Asimismo, el poeta subraya "su enorme atracción" por los mapas como símbolo y como objeto, porque "es un ámbito especialmente dotado para el afán de futuro o el ansia de vivir", ya que los mapas "son una gigantesca metáfora de la vida o el mundo, un espacio literario, un sueño más de la razón, sea o no ilustrada". Al respecto, añade que aunque los mapas "no tienen aire", el aire "lo ponemos nosotros cuando los miramos y fantaseamos con otro tipo de vida, con viajes y países distintos, espacios abiertos o ciudades amables".
"Los mapas son un espacio especialmente dotado para la fantasía, y esa fantasía es el aire, el aire o la libertad que podrían llevarnos lejos, un aire más limpio o verdadero del que cada día nos rodea", subraya Rosales, quien matiza que "lamentablemente, lo que suele ocurrir es que el aire que imaginamos no tiene cabida en ningún mapa: los mapas no tienen aire, y el aire no tiene mapas, no se ve, "nadie puede ver su cuerpo", como escribió una vez Jorge Guillén". En fin, agrega, que "viajar o vivir sin mapas es muy recomendable; pero hacerlo sin aire sería imposible".
"SOLO EXISTEN AQUELLOS MAPAS QUE CADA UNO ES CAPAZ DE DIBUJARSE"
Y cuestionado sobre si quedan mapas del tesoro, el poeta advierte que "ya no quedan muchos tesoros por descubrir, ya no hay mapas del tesoro", toda vez que añade que "sólo existen aquellos mapas que cada uno de nosotros sea capaz de dibujarse, mapas individuales o colectivos que no tropiecen en la misma selva oscura de otras veces, mapas que nos abran espacios de libertad y transparencia, mapas íntimos, mapas sin epopeyas o patrañas".
En cuanto a la incertidumbre como una constante en sus poemas, Rosales considera que ciertas dosis de incertidumbre vital "pueden ser muy positivas". Pero, concreta, "lo que no me parece positivo es que algunas incertidumbres sociales o políticas estén tan mal repartidas o que la incertidumbre programada invada zonas que hasta hace muy poco pensábamos suficientemente protegidas", al tiempo que afirma que esas incertidumbres impuestas "no son nuevas, son tan antiguas como la mentira o la avaricia y, lo que es más grave, con ellas se le corta el aliento a mucha gente, se sofoca la vida de cada uno de nosotros".
Tras el cierre de ciclo que supone 'Y el aire de los mapas', Rosales subraya que se encuentra en una nueva etapa, la que se inició en 2011 con 'Poemas a Milena', y que espera "sea más ambiciosa". "Se entrecruzarán más temas y los poemas serán, o ya son, más abiertos, más narrativos, tal vez más vanguardistas: pero, claro está, todo esto que digo ahora no deja de ser un propósito, y espero que sea así, aunque de alguna manera ya es así", concluye.