Trabajos en la zona del incendio de Las Peñuelas en Moguer (Huelva).
EUROPA PRESS/GRUPO TRAGSA
Actualizado: sábado, 2 diciembre 2017 10:11

Actuarán en la zona de la franja costera, interior y en la red de arroyos atlánticos

MOGUER (HUELVA), 2 (EUROPA PRESS)

El Grupo Tragsa, dependiente del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, ha realizado un proyecto sobre las actuaciones de emergencia para la restauración del incendio de Doñana, el cual contempla, entre sus principales objetivos, controlar la erosión, favorecer la regeneración de la vegetación y de la población de conejos en la zona afectada por este importante fuego, acontecido en junio de este año y que ha quemado un perímetro de 10.339 hectáreas.

Según detalla dicho dossier informativo, al que ha tenido acceso Europa Press, y realizado por Tragsa a instancias del Ministerio, las actuaciones persiguen controlar la previsible erosión eólica y por arrastre derivada de la pérdida de la cubierta vegetal. En concreto, indican que este aspecto es "de gran importancia" dado la potencial afección de la carretera A-494 en las inmediaciones de la duna.

Además, busca favorecer la regeneración de la vegetación especialmente de aquellas especies que se encuentran en alguna categoría de amenaza o representan singularidades de la zona, así como a las poblaciones de conejo como base principal para el mantenimiento de especies de fauna amenazada principalmente el lince ibérico.

Este incendio quemó un perímetro de 10.339 hectáreas y la superficie incluye parte de cuatro términos municipales afectados, Almonte, Lucena del Puerto, Moguer y Palos de la Frontera, éste último de forma muy leve (1,51 hectáreas), siendo Moguer con 6.130 hectáreas y Almonte con 3.169 los que cuentan con una mayor afectación.

Tampoco la intensidad del fuego ha sido la misma en toda la superficie afectada. Así, para realizar la evaluación de los niveles de afectación dentro del perímetro de la superficie recorrida por el fuego se han utilizado diferentes técnicas de teledetección que permiten realizar mediante el adecuado tratamiento de la información una diferenciación de los niveles de severidad comparando la actividad de la vegetación antes y después del incendio.

De este modo, en los últimos meses esta información se está actualizando además con trabajo de campo para aquilatar lo máximo posible estos valores esenciales a la hora de planificar las obras de restauración.

De manera concreta, este informe detalla que la superficie afectada de manera escasa alcanza 538 hectáreas, así como las que tienen un nivel bajo llegan a las 2.629, mientras que se elevan hasta las 3.529 las de un nivel moderado, siendo más de 2.226 las que cuentan con un nivel alto y 1.415 las que se sitúan como muy alto.

Ante esto, los objetivos de cara a las actuaciones de emergencia se aplicarán de forma particularizada en los distintos sectores diferenciados en función de sus características biológicas. En este sentido, los complejos ambientales se pueden subdividir en tres grandes sectores. Se resumen en franja costera, franja interior y red de arroyos atlánticos.

La franja costera incluye playas, acantilados, cordones dunares fijos y activos, y arroyos atlánticos. En esta franja la zona más afectada se conoce como El Asperillo, la cual se encuentra incluida como zona de Reserva en la zonificación aprobada en el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales del Espacio Natural de Doñana.

EL ASPERILLO

Las actuaciones en esta zona se están centrando fundamentalmente en la prevención y corrección de la erosión. La zona general en la que se realizarán estas actuaciones ocupa una superficie de 900 hectáreas
aproximadamente ubicadas en una franja comprendida entre la costa y la carretera A-494, en dirección noroeste-sudeste.

Así, en esta franja se está actuando, por un lado, sobre las laderas orientadas hacia el mar, en las que la dinámica dunar ha formado unas lomas que alcanzan hasta los 100 metros de altitud, pero con pendientes suaves, inferiores al diez por ciento en la mayor parte de la zona. En estos ambientes se está procediendo a la tala de los árboles quemados y la construcción de cordones con el material talado, para que sujeten el terreno y así evitar que la acción del viento favorezca la erosión y el transporte de arena hacia el interior, impidiendo el avance de la duna.

Por ello, se prevé que en aquellas zonas en las que la pendiente sea algo más fuerte y en los frentes de las dunas donde se detecten procesos erosivos acusados se puedan instalar fajinadas u otras estructuras similares, que impidan que estos procesos alcancen niveles preocupantes.

EL ALBALARIO

Por otro lado, la franja interior, caracterizada por la presencia de mantos eólicos y arenas estabilizadas, de relieve más llano y extenso que constituyen el espacio preferente para los ecosistemas forestales de Doñana, dominados preferentemente por el pino piñoneros pero con importante presencia de sabinas y alcornoques en algunos sectores. A esta zona se le denomina genéricamente El Abalario.

Las principales actuaciones de urgencia en este sector están centradas en el objetivo de fijar las tres hembras territoriales de lince ibérico que vieron sus territorios arrasados por el fuego.

Además, se centran en dotar a la zona de las condiciones mínimas para que estos ejemplares se mantengan allí y no opten por desplazamientos que incrementarían enormemente los riesgos para los mismos. Dado que el factor limitante de las poblaciones de esta especie es la baja densidad del conejo, se procederá a la protección de vivares de esta especie, usando pies de pinos afectados por el incendio.

ARROYO DEL LORO

Además de estos dos grandes ambientes, han destacado tanto la red de arroyos atlánticos que compartimentan el litoral, entre los que sobresale el Arroyo del Loro y el complejo palustre del Abalario, donde se dan importantes peculiaridades botánicas. Ambas zonas son Zonas de Reserva del Espacio Natural de Doñana.

De otro lado, el Arroyo del Loro ha sufrido los efectos del fuego tanto en su cauce como en sus márgenes, donde el cien por cien de la vegetación leñosa ha sido afectada gravemente, existiendo un considerable número de pies de grandes dimensiones de pino piñonero que tendrán que ser retirados, aprovechando sus restos para la instalación de elementos de contención de tierra (fajinadas, fajinas y albarradas) que amortigüen los procesos erosivos.

Las actuaciones principales previstas en este arroyo se centran en la corta y extracción de los árboles quemados que aún se mantienen en pie para evitar posteriores daños sobre la regeneración.

Estas estructuras realizadas en laderas, y construidas siguiendo curvas de nivel, están diseñadas para disminuir la longitud efectiva de la pendiente con los objetivos de frenar el paso del agua disipando su energía cinética, y reduciendo con ello su velocidad a un nivel no erosivo; actuar sobre el origen de las cárcavas, evitando su crecimiento; proteger caminos frente arrastres de ladera y favorecer la acumulación de materiales con el fin de crear un microclima favorable para la colonización y desarrollo de la vegetación.

Además, se procederá a la demolición y retirada de infraestructuras en desuso, tales como casetas, pozos y cerramientos ubicados tanto en el cauce como en las márgenes y a la eliminación de las poblaciones de especies exóticas existentes en la zona y que han encontrado un ambiente propicio para su expansión tras el incendio.

En el Complejo Palustre del Abalario, las principales actuaciones previstas en estos ambientes se centrarán en la eliminación de pies quemados de los vasos lagunares y sus orlas de vegetación para recuperar los vasos originales y afectar lo menos posible durante la restauración a la regeneración que de forma natural se ha iniciado ya.

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