Uno de los testigos durante el juicio por el doble crimen de Almonte.
EUROPA PRESS/A.PÉREZ
Actualizado: martes, 12 septiembre 2017 20:21

HUELVA 12 Sep. (EUROPA PRESS) -

Uno de los agentes de la Guardia Civil encargado de realizar la inspección ocular en la vivienda donde aparecieron en abril de 2013 los cuerpos de un padre y su hija menor fallecidos, víctimas del doble crimen de Almonte (Huelva), ha asegurado que ni la puerta del piso ni del portal presentaban signos de haber sido forzadas, por lo que descarta el móvil del robo y ha afirmado que la persona que cometió los hechos "sabía a lo que venía" y era "conocido" por las víctimas.

En su declaración como testigo en la cuarta sesión del juicio ante un jurado popular en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Huelva y en el que el único acusado es F.J.M., el agente ha remarcado que la casa contaba con gran cantidad de sangre y se palpa "una gran agresividad" dada el elevado número de heridas en las víctimas, las características de éstas, la cantidad de sangre y salpicaduras encontradas en el escenario del crimen.

En este sentido, tras las inspecciones correspondientes, el agente ha afirmado que todo apunta a que la agresión comenzó a la salida del baño del pasillo y que el fallecido fue sorprendido al salir de la ducha ya que mucha de la sangre estaba diluida en agua en esa zona.

Tras destacar el ensañamiento, ha recordado que se evidencia que en la casa hubo "una fuerte lucha" y que la menor estuvo en la habitación de matrimonio donde siguió la agresión. En concreto, ha hecho referencia a unas pisadas encontradas en la cocina y en el baño del dormitorio, correspondientes a la menor, por lo que cabe la posibilidad de que ésta fuera a la cocina para intentar coger algo para defender a su padre.

Respecto a las toallas donde se encontró ADN del acusado, ha recordado que en un primer momento no se las llevaron porque no presentaban sangre y sí lo hicieron con indicios "más evidencias" y después ya fueron requisadas.

Del mismo modo, ha destacado que la casa no estaba revuelta y que las heridas que presentaba el padre ponen de relieve que el autor de las mismas "intentaba debilitarle". "Se trata de puñaladas que buscaban hacer daño", ha dicho. El cadáver presentaba un aspa realizada con un objeto cortante, que le ocupaba media espalda, la cual fue hecha "cuando ya no podía moverse".

En cuanto a la menor, la misma fue tapada tras la agresión, de manera que considera que esto pone de relieve "el arrepentimiento" del agresor al ver el cadáver de la niña.

En esta misma línea, sobre las heridas, ha subrayado que presentaba heridas "rápidas" que podrían corresponderse con un intento del agresor de alejarla, pero después llegaron a la conclusión de que "tenía dos heridas en el cuello, a la altura de la tráquea, al igual que el padre, cuya intencionalidad era causarle la muerte".

Este miércoles declarará el jefe de la Unidad Central Operativa (UCO), cuya declaración estaba prevista para este martes pero ha sido pospuesta, así como otra tanda de guardias civiles, mientras que el jueves está previsto que declaren los testigos que se quedaron pendientes el pasado lunes, entre los que se encuentran los vecinos de la casa donde aparecieron los cadáveres.

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