Presentación de un informe en la Caja Rural del Sur.
EUROPA PRESS/CAJA RURAL DEL SUR
Actualizado: viernes, 29 septiembre 2017 18:15

HUELVA 29 Sep. (EUROPA PRESS) -

El informe, 'Claves para la transformación del sector agroalimentario andaluz', elaborado por PwC por encargo de Cesur, Asociación de Empresarios del Sur de España, analiza los principales retos de este sector así como las acciones que deberá acometer para fortalecerse e impulsar su posición nacional e internacional. Según los datos aportados en esta presentación, el ámbito agroalimentario andaluz genera más de 180.000 empleos directos y una facturación de más de 11.000 millones de euros en Andalucía.

El informe concluye que el sector agroalimentario de Andalucía debe prepararse "a fondo" para afrontar la nueva etapa a la que se va a enfrentar en los próximos años como consecuencia del impacto que los cambios demográficos, la revolución tecnológica o los cambios climáticos y la escasez de recursos van a tener en su actividad.

El informe ha sido presentado este viernes en la sede de Caja Rural del Sur en Huelva por Enrique Manso Nerín, autor del mismo y director de Strategy&, consultoría estratégica de PwC por y responsable del subsector agroalimentario de la consultora, con la intervención además de Luis Fernández Prieto, Socio de PwC España y responsable de la oficina de Andalucía junto con Fernando Seco, presidente de Cesur, y José Luis García-Palacios Álvarez, presidente Caja Rural del Sur.

El informe recoge que el ámbito agroalimentario andaluz genera más de 180.000 empleos directos y una facturación de más de 11.000 millones de euros en Andalucía, un 25 por ciento del total nacional. La exportación contribuye en gran medida a la facturación del sector liderado por Andalucía con un 22,9 por ciento de las exportaciones agroalimentarias a nivel nacional.

Asimismo, revela que el sector agroalimentario andaluz debe intensificar su modernización ante las que denomina "megatendencias globales" actuales: los cambios demográficos, la mutación del mapa económico, el progreso de la urbanización, la revolución tecnológica, la escasez de recursos y el cambio climático.

Estas megatendencias harán más necesaria la búsqueda de nuevos mercados geográficos ante el estancamiento de los europeos, provocará un nuevo equilibrio global inclinado hacia la zona de Asia-Pacífico, acrecentará la tendencia de abandono y despoblación del campo y la brecha entre el mundo urbano y rural (80% del territorio andaluz y un 32% de su población), y creará un entorno más competitivo por la inversión en nuevas tecnologías y la profesionalización de su capital humano.

Ante el panorama futuro el informe de PwC y Cesur indica que las empresas agroalimentarias deben ganar tamaño, teniendo que abordar para ello operaciones de fusión o avanzando en el cooperativismo de segundo grado. Sólo las empresas que cuenten con una dimensión suficiente y con una estructura sólida podrán competir y mantener su relevancia en el mercado.

En el caso de la industria de transformación, el avance en el tamaño de las empresas vuelve a ser uno de los principales retos, siendo necesario el crecimiento bien a través de operaciones de integración horizontal o de integración vertical de la cadena de suministro. Este aumento del tamaño empresarial presenta además oportunidades para avanzar en el reto de mejora de la eficiencia interna en el ámbito productivo y de modernización de sus estructuras administrativas y de gobierno.

Otros retos importantes están ligados a la innovación de los productos y los procesos, para los cuales, la adopción de nuevas tecnologías es imprescindible. En la producción primaria, la gestión de la estacionalidad de las producciones y defensa de precios, la creación de alianzas con los minoristas, la desintermediación, el reconocimiento de calidad y la construcción de marca.

Según han indicado, como ocurre en el caso de las empresas de producción primaria, la internacionalización es "clave" para apoyar el crecimiento de las empresas y para ello debe apoyarse en la generación de marca, recurriendo a compras selectivas en el caso de adquisiciones.

Además, como iniciativas para mejorar la eficiencia, el informe propone que es necesario avanzar en la digitalización como han hecho otras industrias, y también en la profesionalización de la gestión, adoptando un enfoque más emprendedor y de negocio, y dotando a las empresas del sector de las capacidades y recursos que necesitan para dar el salto y afrontar la transformación.

LA NUEVA PAC POST 2020

Otro aspecto importante analizado es el nuevo reparto de la PAC que, según valora el informe, dependerá de tres factores: si los países deciden o no aumentar sus aportaciones, si se mantiene el mismo presupuesto para la PAC o si se reduce, y de la reforma de la nueva política, que entrará en vigor a partir de 2020.

A su vez, los fondos de la PAC tendrán que hacer también frente a desafíos crecientes, como la inmigración y tendrá un carácter mucho más ecológico que la actual, en línea con los objetivos del COOP21 de reducción de gases invernaderos, por lo que presumiblemente las ayudas irán más ligadas a proteger los recursos y combatir el cambio climático.

PALANCAS DE DESARROLLO

Ante estos retos, PwC y Cesur proponen en el informe presentado, para la transformación y evolución el sector agroalimentario, avanzar en el desarrollo de una serie de palancas que permitan mejorar su situación actual y prepararse para los cambios que se impondrán en un futuro derivados de las megatendencias y una posible disminución de las subvenciones. Estas palancas de desarrollo como la mejora de la competitividad interna a través de la tecnificación e i+I+D o la digitalización como palanca de eficiencia.

La profesionalización es otro elemento clave para la competitividad del sector, así como el apoyo de otros agentes y elementos facilitadores del cambio, entre otros aspectos.

Al igual que algunos países han empezado a cultivar productos típicamente mediterráneos, Andalucía cuenta con las características para replicar algunos cultivos con fuerte potencial de crecimiento. Se observan dos claras tendencias: por un lado, la tendencia a modificar o enriquecer los alimentos añadiendo componentes o nutrientes a posteriori, que afecta sobre todo a la industria de la transformación, y por otro lado, la vuelta a productos y cultivos naturales (no necesariamente autóctonos), que afecta a la industria productora.

Otra área de interés y gran potencial es la trazabilidad avanzada, donde la utilización de las nuevas tecnologías resulta fundamental a la hora de capturar datos, almacenarlos y seguirlos, dotando de mayor transparencia y agilidad a la cadena de suministro.

PROFESIONALIZARSE

El sector agroalimentario andaluz debe profesionalizarse para poder conseguir la competitividad necesaria. Las empresas deben convertirse en verdaderos centros productivos con orientación al mercado.

Además, las cooperativas andaluzas deben considerar los beneficios de aumento de tamaño empresarial de cara a mejorar el acceso al crédito y a reducir el coste del mismo, o bien contemplar otras opciones como la modificación de su forma jurídica para facilitar la entrada de capital privado o fondos de inversión.

De otro lado, han explicado que si las cooperativas del sector agroalimentario andaluz, en muchos casos dedicadas al monocultivo, contasen con un mayor tamaño y gestionasen un mayor número de productos podrían aprovechar sus estructuras comerciales en otros países para exportar productos adicionales y complementarios, desintermediando a muchos mayoristas o a los retailers.

Es necesario plantearse nuevas formas de internacionalización más allá de la exportación, como es el caso de las empresas que están instalándose en el norte de África permitiéndoles cubrir el gap que supone la estacionalidad. La diferenciación de producto es clave a la hora de atender al nuevo perfil del consumidor al que se dirigen las empresas del sector agroalimentario.

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