MÁLAGA 31 May. (EUROPA PRESS) -
La Audiencia de Málaga ha condenado a 20 años de prisión a una anciana por el asesinato de su marido de 82 años enfermo, y que casi no se podía mover, a golpes con una muleta en la localidad malagueña de Rincón de la Victoria en 2015. La sentencia se dicta después del veredicto de culpabilidad emitido por un jurado popular.
Según se declara probado en la resolución, a la que ha tenido acceso Europa Press, siguiendo el veredicto del jurado, la mujer, de 83 años entonces, vivía con su marido que sufría un cáncer de pulmón con metástasis hepática que le había debilitado hasta el punto de que tenía una movilidad muy reducida y necesitaba ayuda para sus actividades cotidianas.
El día 21 de julio, una vez que se fueron los familiares que les habían ayudado desde esa mañana, la anciana, "de forma deliberada y con ánimo de terminar con la vida de su marido", se dirigió a la cocina de la vivienda donde él descansaba en un sofá.
Así, "de improviso, aprovechando su estado de desvalimiento que le impedía cualquier defensa efectiva, le propinó multitud de golpes, alrededor de 40, en la cabeza y en los brazos con una de las muletas que ella o su marido utilizaban, y que le produjeron hasta 22 heridas craneales con una pérdida masiva de sangre".
Esto, "dado su estado de debilidad, le acabaron causando la muerte" al hombre al día siguiente en el hospital al que fue trasladado y en el que ya ingresó con un coma profundo. "Tras ocultar y limpiar la muleta", señala la sentencia, la mujer salió a la calle a pedir ayuda a unos desconocidos.
Tanto el jurado como la Sala consideran que el hecho de que la acusada estuviera casada con la víctima, viviendo ambos en el mismo domicilio, "agrava más su conducta por haber quebrantado los lazos de afecto que les unían", por lo que la condenan por un delito de asesinato con la circunstancia agravante de parentesco.
La Sala recoge lo expresado por los jurados en el sentido de que ha lugar a proponer al Gobierno el indulto respecto a la pena impuesta.
El Tribunal sigue los criterios del jurado, que basó su veredicto teniendo en cuenta las declaraciones de la propia acusada, las de los guardias civiles que intervinieron y de las personas con las que la acusada contactó tras los hechos, así como la pericial de los médicos forenses y de los especialistas del instituto armado sobre los restos de sangre encontrados en la muleta.
El jurado concluyó que la hipótesis de que el asesinato lo realizara una persona ajena a la familia no se considera probable desde un razonamiento lógico ya que "no hubo ninguna señal de robo ni se conocen enemigos que pudieran tener motivos para asesinar a una persona de 82 años con una enfermedad terminal".
También descartaron la muerte por una caída accidental del sofá, ya que los guardias civiles declararon, entre otros extremos, que la localización de las salpicaduras de sangre son incompatibles con una caída del sofá, al estar "muy altas" para esto, señalando también que encontraron restos de sangre al desarmar la muleta.