Actualizado: lunes, 19 junio 2017 8:04

MÁLAGA 19 Jun. (EUROPA PRESS) -

Un jurado popular tiene previsto juzgar a partir de este lunes 19 de junio al hombre acusado del asesinato del niño de tres años, hijo de su entonces pareja, que fue encontrado en una balsa en Los Montes de Málaga capital en febrero de 2015.

Los hechos sucedieron en concreto el 9 de febrero. La Fiscalía de Málaga solicita 20 años de prisión y le acusa de un delito de asesinato. Igual condena solicitan las acusaciones particulares, que representan a la madre y al padre del pequeño; mientras que la defensa ha mantenido que la muerte fue accidental, considerando que se trata de un delito de homicidio imprudente.

Según las conclusiones provisionales del fiscal, a las que tuvo acceso Europa Press, el acusado mantuvo una relación con la madre del niño desde abril de 2014 y durante ese tiempo "habitualmente, a salvo de ciertos periodos de conflicto, ambos convivieron con el menor en el domicilio de la mujer" en el barrio de Pedregalejo de la capital.

En los días previos a los hechos, relata el ministerio fiscal, el acusado, que mantenía una relación en ocasiones "complicada" con la mujer, "resolvió deshacerse del menor, bien sea por celos bien por entender que era un estorbo en su relación con la madre", motivo por el que los días 27 y 28 de enero contactó por teléfono con el padre del pequeño, intentando convencerle con "diversas excusas" de que se lo llevase a Ceuta, donde él vivía, y se quedara definitivamente con él.

"Como no lograra su propósito de deshacerse del menor por esta vía, resolvió acabar con su vida, eligiendo el método, el día y el lugar adecuado para ello, así como el plan para quedar libre de toda responsabilidad por tales hechos", sostiene la acusación pública en su escrito inicial, en el que también coincide el presentado por el letrado de la madre.

Así, el día 9 de febrero de 2015, el hombre estuvo con la madre del niño hasta las 15.00 horas, momento en el que fue a recoger al menor a la salida del colegio, como hacía en ocasiones. Pero, lejos de regresar a la casa, el acusado, "en cumplimiento del plan que tenía previamente diseñado", señala el fiscal, condujo por la carretera de Los Montes de Málaga para dirigirse al mirador de un paraje "recóndito y muy raramente transitado".

Desde ese lugar puede verse una balsa para recogida de agua contra incendios "que el acusado, conocedor del paraje, había escogido para la realización de su criminal propósito", dice el ministerio público, quien añade que una vez aparcado el coche, fueron andando por un camino de tierra hacia el mirador y desde allí descendieron hasta donde estaba la balsa, superando varios obstáculos.

Allí, el acusado, "sabedor de que el menor no sabía nadar y prevaliéndose de su superioridad física, lo arrojó sin miramientos al interior de la balsa, dejando que se ahogara, sin ofrecerle el menor auxilio, ayuda que en todo momento pudo prestarle pues el acusado era capaz de flotar en el agua", habiendo realizado años atrás un curso para el acceso a las pruebas de bombero, asegura el fiscal.

"Una vez consumado el crimen", sigue esta acusación en sus conclusiones, "y continuando con el plan trazado, con la intención de eludir las consecuencias de sus actos, emprendió el camino hacia el centro comercial de Rincón de la Victoria (Málaga), ya que tenía pensado decir que el niño se le había perdido en aquel lugar".

Durante el camino, el acusado llamó a su madre y le dijo que el niño se había perdido. Cuando llegó al centro comercial, "fingiendo haber perdido al niño en aquel lugar", fue a un vigilante de seguridad y le informó de la supuesta pérdida, comenzando la búsqueda.

El acusado, "ante lo evidente de la falsedad de sus afirmaciones", cambió hasta tres veces de versión de lo ocurrido, diciendo varios sitios en los que supuestamente el pequeño se había perdido "hasta que por fin, y ante la presión a que se veía sometido", dirigió a los agentes hasta el lugar donde estaba el cuerpo del menor, la balsa. El niño falleció por asfixia mecánica por sumersión.

Para el fiscal, se trata de un delito de asesinato, sin que concurra ninguna circunstancia que atenúe la pena, aunque el acusado tenga un déficit de inteligencia en grado leve o ligero, ya que no tiene la intensidad suficiente para suponer una merma de sus facultades.

DEFENSA

Por su parte, la defensa del acusado mantiene el argumento de que el pequeño se cayó al agua y su cliente se bloqueó, sin que hubiera un plan preconcebido para acabar con su vida. Por esto, estima que se trata de un delito de homicidio imprudente en concurso con omisión del deber de socorro.

En el escrito de conclusiones provisionales de la defensa, al que tuvo acceso Europa Press, se indica que la pena a imponer al acusado debería ser de dos años y medio de prisión y el pago de una indemnización de 100.000 euros a cada progenitor.

Se señala que de la investigación no se desprende un propósito criminal, oponiéndose a las conclusiones provisionales de las acusaciones. Además, el letrado sostiene que se debe aplicar la atenuante de alteración mental, al padecer un déficit de inteligencia en grado leve o ligero del 35 por ciento, inteligencia límite.

También la atenuante de miedo insuperable, al haber actuado por eso cuando huyó y no socorrió al menor. El letrado impugna la declaración ante la Guardia Civil, donde según un atestado dijo que no lo sacó del agua al estar enfadado con la madre.

En el documento de defensa, se relató que el día de los hechos, el acusado fue, "conforme venía haciendo de manera habitual", a recoger al menor al colegio y luego se fue a un mirador en Los Montes de Málaga, tras pasar por una gasolinera para comprar algo de comer. Una vez allí, decidieron descender por un lateral hasta un helipuerto, pasando por la balsa de agua.

En el camino, señalaba el escrito presentado en su día, el menor se quedó retrasado, caminando por el borde de la balsa saltando y agachándose, "momento en el que el acusado escuchó ruido en el agua, percatándose de que el menor se había caído a la balsa". "La reacción de él --quien no sabe nadar y además padece un déficit de inteligencia en grado leve-- fue la de bloquearse y correr hacia el mirador".

Ante la gravedad de lo sucedido --"situación de caos para el acusado"--, dice el letrado, "al ver al menor debajo del agua", llamó a su madre, pero no había cobertura; tras lo que cogió el coche y condujo. En ese trayecto, habló con su madre y otros familiares sobre la supuesta pérdida del menor en un centro comercial, apuntando que fue "ante el temor por que se conociera el fatal desenlace".

Cuando llegó al centro comercial, avisó al vigilante de seguridad de que se había perdido el niño y, posteriormente, dio varias versiones, incluso con "la presión policial" --"según su declaración, le amenazaron con una pistola"--. Al ser trasladado de nuevo al cuartel de la Guardia Civil, "manifestó de forma voluntaria y espontánea" el lugar exacto donde ocurrieron los hechos.

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