MÁLAGA 29 Oct. (EUROPA PRESS) -
Maite Zaldívar, exmujer del que fuera alcalde de Marbella (Málaga) Julián Muñoz, se encuentra "animada" y ya se ha inscrito para participar en cursos y talleres que se imparten en la prisión malagueña de Alhaurín de la Torre, donde ingresó el pasado lunes día 27 de octubre para cumplir la pena de dos años y medio de cárcel por un delito de blanqueo de capitales.
Su abogado Alfredo Herrera ha acudido este miércoles a visitarla al centro penitenciario y ha asegurado que Zaldívar "se ha hecho a la idea". "Reconoce que ha hecho cosas mal y respeta la sentencia, así que ha asumido las consecuencias y también su situación actual", ha aseverado el letrado a Europa Press, apuntando que está "liberada" de la ansiedad de los últimos días.
Ha explicado que para empezar a tener beneficios penitenciarios, como permisos de fines de semana, deberá haber cumplido una cuarta parte de la pena, por lo que "hasta dentro de ocho o nueve meses no podría tenerlos, aunque no es algo automático", ha precisado, señalando que esos permisos tendrán que aprobarse en junta de tratamiento del centro y por el juez de vigilancia penitenciaria.
Zaldívar se encuentra en el módulo de mujeres que hay en Alhaurín de la Torre y comparte celda. Se le ha aplicado el protocolo normal cuando una persona ingresa en prisión y podrá recibir visitas de sus familiares; de hecho, sus letrados ya han solicitado que puedan acudir sus hijas y su pareja, y están a la espera, ya que cada módulo tiene un día asignado.
Maite Zaldívar llegó este pasado lunes junto a su pareja y a sus dos hijas a la cárcel de Alhaurín de la Torre, donde días antes ingresó su hermano Jesús, condenado a la misma pena de dos años de prisión también por esta causa. En el mismo centro penitenciario se encuentra su exmarido Julián Muñoz, cumpliendo condena por ésta y otras causas.
La Audiencia de Málaga inició la ejecución de la sentencia, y dio a los condenados, entre ellos a la cantante Isabel Pantoja, un plazo para que procedieran al "cumplimiento voluntario" de la pena de cárcel impuesta "con el apercibimiento de que, de no procederse al cumplimiento voluntario de la pena de prisión se decretará su busca y captura e ingreso en prisión".
Asimismo, la Sala instó a los condenados a que en el mismo plazo pagaran la multa a la que fueron condenados en cada caso. En lo que respecta a Maite Zaldívar, el Tribunal Supremo, tras aceptar el recurso de la defensa, rebajó la pena de prisión de tres años y tres meses a dos años y medio; y también la cuantía de la multa a 1,7 millones de euros.
Aunque inicialmente la defensa pensó en pedir a la Audiencia malagueña que paralizara la ejecución al haber un recurso ante el Tribunal Constitucional, en el que se había pedido la suspensión de condena, finalmente la decisión tanto de Maite como de su hermano Jesús fue la de "acatar la sentencia en sus estrictos términos" e ingresar en prisión, como han hecho.
La sentencia consideró probado que durante el periodo de vigencia de su matrimonio, Maite Zaldívar "estaba al corriente de las actividades de su esposo, así como del origen del dinero en efectivo que aquél manejaba", señalando que Muñoz "llevaba cantidades elevadas de dinero al domicilio familiar, con una cadencia regular al margen de su sueldo legalmente establecido", siendo este lugar el elegido "para su ocultamiento, a la espera del momento adecuado para su afloramiento".
Así, de común acuerdo, ambos cónyuges adquirieron diversos bienes y sociedades, "sin que ninguna de esas operaciones fuera acompañada de retirada de dinero en efectivo ni de ninguna otra actividad de cargo o abono con las que se vean justificadas tales adquisiciones". Todas ellas tenían por objeto "invertir en la actividad económica legal, las ganancias procedentes de sus actividades ilegales y en todas ella evitaban que los bienes aparecieran a su nombre".
A partir de la separación de Muñoz, en 2003, a Zaldívar no le constan fuentes de ingresos o sueldos, no obstante "realiza una serie de pagos en efectivo, sin que ninguno de ellos se haya visto, por otra parte, acompañado de operaciones de retirada de efectivo en cuentas bancarias, ni de ninguna otra de cargo o abono que los pudiese justificar".
La defensa siempre negó que su cliente supiera de un hipotético origen delictivo de los fondos que su esposo llevaba a casa y de los que hizo uso; insistiendo en que el conocimiento público que puede existir hoy sobre la corrupción en Marbella no existía en los años en los que Maite Zaldívar "no era más que la mujer de un concejal del grupo GIL".