MÁLAGA 19 Nov. (EUROPA PRESS) -
Claudia Pavone en el rol de Cio-Cio-San, Antonio Gandía como F.B. Pinkerton, Zeljko Lucic en el papel de Sharpless y Nozomi Kato convertida en Suzuki protagonizan una versión de 'Madama Butterfly' que Emilio López ha ambientado en el Japón de la Segunda Guerra Mundial y la bomba atómica y que se podrá ver en el Teatro Cervantes de Málaga.
El maestro Giuseppe Finzi estará en el foso junto a los profesores de la Orquesta Filarmónica de Málaga en las funciones del viernes 22 y domingo 24 de noviembre, con las que la 36 Temporada Lírica del espacio cultural malagueño culmina el homenaje a Giacomo Puccini en el centenario de su fallecimiento que comenzó el pasado mayo con la puesta en escena de la versión de Manon Lescaut que cerró la 35 edición. La Fundación Unicaja patrocina la 36 Temporada Lírica, en la que también colaboran Fundación Sando e Idealista.
Luis Pacetti interpretando a Goro, Javier Castañeda como El Tío Bonzo, Sophie Burns en el rol de Mrs. Kate Pinkerton y Marcelo Solís haciendo de príncipe Yamadori y de comisario imperial completan el reparto del montaje que se verá este fin de semana en Málaga. Santiago Otero dirigirá al Coro Titular del Teatro Cervantes de Málaga-Intermezzo en esta Madama Butterfly, una piedra angular del repertorio que ya se ha visto en otras ocasiones en la ciudad, entre otras la versión de Lindsay Kemp que subió el telón en 2008.
El director del Teatro Cervantes y gerente de Málaga Procultura, Juan Antonio Vigar; Gema Domínguez, responsable de Artes Escénicas de la Fundación Unicaja, e Ignacio Miranda, director de Comunicación de la Fundación Sando, han acompañado este martes al director de escena Emilio López, el musical Giuseppe Finzi y los solistas Claudia Pavone, Antonio Gandía y Zeljko Lucic en la presentación de la ópera.
Emilio López, quien convenció hace tres temporadas en el Palau de Les Arts Reina Sofía de Valencia a público y crítica con esta versión que ahora llega a Málaga, profundiza en las emociones de la cumbre melódica de Puccini, una obra maestra que une la poesía más sutil al dramatismo más impetuoso en la trágica historia de la geisha de Nagasaki que se enamora locamente del oficial estadounidense Pinkerton.
El director de escena valenciano ahonda en ella en el carácter y en la psicología de Cio-Cio-San, una 'muñeca rota' que sufre una tremenda destrucción interior. Tal devastación se plasma en la escenografía del montaje, que firma Manuel Zuriaga, y en los audiovisuales de Miguel Bosh y la iluminación de Antonio Castro, que añaden aire cinematográfico a una historia teñida del ambiente bélico de la II Guerra Mundial, en el Nagasaki de entre 1941 y 1945, desde el bloqueo estadounidense hasta la finalización de la guerra. Mónica Teijeiro, encargada del vestuario, completa el equipo artístico de esta Madama Butterfly.
Madama Butterfly es una tragedia giapponese en tres actos de Giacomo Puccini con libreto en italiano de Giuseppe Giacosa y Luigi Illica inspirado en la obra teatral Madama Butterfly, de David Belasco, a la vez inspirada en el cuento homónimo, de John Luther Long. Tras el fracaso en su estreno en el Teatro alla Scala de Milán, el 17 de febrero de 1904, Puccini elaboró revisiones posteriores hasta su versión definitiva en 1906.
Destinado a bordo del navío USS Abraham Lincoln en Nagasaki, F.B. Pinkerton, oficial de la marina norteamericana, aprovecha la posibilidad de celebrar en Japón matrimonios temporales para extranjeros y se casa con Cio-Cio-San, joven geisha japonesa conocida como 'Butterfly' (mariposa).
Él tiene que regresar a los EE.UU. y ella espera durante tres años a que vuelva, aunque su entorno intenta convencerla de que no lo hará. En ese tiempo Cio-Cio-San cría sola al hijo de ambos, nacido después de su marcha. Pinkerton finalmente vuelve y con él su nueva y legítima esposa norteamericana, Kate. Su intención es recoger al niño para criarlo en su país. Butterfly rota de dolor decide quitarse la vida.
LA CUMBRE DE LA INSPIRACIÓN MELÓDICA DE PUCCINI
Puccini, ya famoso por éxitos como La bohème o Tosca, había quedado muy impresionado por la obra teatral Madama Butterfly, de David Belasco, que presenció en Londres en 1900. La ambientación exótica, Extremo Oriente, entonces de moda en Europa, y, sobre todo, la trágica historia de la japonesa seducida y abandonada, que acaba suicidándose, se adecuaba perfectamente a su extraordinaria capacidad de conmover musicalmente.
A pesar del prestigio del compositor y de las expectativas, la primera versión de su Madama Butterfly, estrenada en el Teatro alla Scala de Milán en 1904, fue un completo fracaso. Tres meses después, en Brescia, se representó una versión más ágil y proporcionada, recibida con entusiasmo. No obstante, la partitura sufriría aún varias revisiones hasta 1906.
Cuando escribe Madama Butterfly, Puccini se encuentra en la cumbre de su inspiración melódica. Desde el punto de vista técnico domina todo lo que la música de su época ha logrado. Une la poesía más sutil al dramatismo más impetuoso. Además, como señalaba el Palau de Les Arts con motivo del estreno de esta versión escénica, "Madama Butterfly es uno de los primeros gritos de denuncia -si no es el primero- que desde la lírica se hace contra el espíritu devastador de almas del colonialismo, contra la soberbia supremacista y las leyes de la diferencia".