GRANADA 22 Mar. (EUROPA PRESS) -
El hombre de 58 años acusado de tratar de matar a su mujer sumergiéndole la cabeza en la bañera, donde la había introducido a la fuerza, ha aceptado este miércoles una pena de cinco años de prisión por la comisión de tres delitos de lesiones graves, malos tratos y violencia habitual en el marco de una convivencia de unos 28 años en la que mantuvo "una actitud de violencia física y verbal hacia su esposa".
El acusado se ha declarado autor de los hechos tras un acuerdo entre las partes basado en la modificación introducida en el relato de los mismos por el fiscal que pedía inicialmente para él una pena de 15 años y cuatro meses de cárcel y que este miércoles ha retirado el delito de homicidio en grado de tentativa --por el que pedía ocho años de prisión-- al considerar que el hombre "desistió voluntariamente de consumar la acción", y el de detención ilegal por el que solicitaba tres años y medio de cárcel.
La acusación particular, que pedía una pena de 16 años y medio de prisión, se ha adherido a la nueva petición del fiscal, mostrando así mismo su conformidad la defensa que ha aportado al tribunal copia de justificante de abono del último ingreso realizado por su representado para cubrir la responsabilidad civil.
Con la asunción de los hechos por parte del acusado, lo cual ha conllevado que el juicio no se haya celebrado, la presidenta del tribunal de la Sección Segunda de la Audiencia Nacional ha indicado que dictará sentencia conforme al acuerdo alcanzado entre las partes que contempla además la petición de una prohibición por diez años de aproximarse a la víctima a menos de 500 metros o comunicarse con ella, y el pago de 18.200 euros en concepto de responsabilidad civil de los cuales ya ha abonado una tercera parte, atenuante de reparación del daño causado que ha tenido en cuenta el fiscal en la reformulación de su petición de pena junto con la de trastorno mental.
De este modo, el acusado acepta la petición de tres años de prisión por un delito de lesiones graves; seis meses de prisión por otro de malos tratos por el que inicialmente se pedían diez meses; y un año y medio por otro de violencia habitual por el que inicialmente se le pedían tres años.
Según consta en el escrito del Ministerio Público, al que ha tenido acceso Europa Press, durante la convivencia el acusado propinaba a su esposa "en reiteradas ocasiones" bofetadas, cabezazos, patadas y tirones de pelo, "amedrentándola con matarla", también "limitando sus salidas y relaciones sociales y dispensándole un trato despectivo y humillante" con descalificaciones y comentarios como "la culpa de que te vaya a matar la tienes tú".
Los hechos solían ocurrir en el domicilio conyugal de la pareja en la capital granadina "y con frecuencia en presencia del hijo que tienen en común", de unos 30 años en la actualidad.
En 2006, la hermana de la mujer denunció al acusado por estos episodios de maltrato, si bien la afectada no quiso ratificar la denuncia; por lo que las diligencias judiciales abiertas fueron sobreseídas.
En mayo de 2015, el procesado propinó supuestamente, en presencia de su hijo, un cabezazo en la frente a su mujer por el que precisó de asistencia médica.
El 22 de julio de 2015, a las 10,30 horas, y en la referida vivienda, el acusado exigió a su esposa, según el relato de los hechos, que no fuera a trabajar advirtiéndole en los siguientes términos: "tú lo que tienes que hacer es quedarte en casa para cuidarme".
Como la mujer se negó, el acusado "le rompió el vestido, la arrinconó en una esquina del cuarto de baño y le introdujo en la boca primero un pañuelo y después una toalla, obligándola a permanecer así más de dos horas".
Posteriormente, "con intención de acabar con la vida de su esposa, la introdujo a la fuerza en la bañera que llenó de agua, sumergiéndole la cabeza", si bien la mujer "logró quitar el tapón de la bañera con los pies" que posteriormente perdió el conocimiento.
Cuando recuperó el conocimiento, la mujer pidió a su supuesto agresor que llamara a una ambulancia a lo que él le replicó así: "no vas a llamar a nadie, vamos a estar aquí tres días hasta que no se te note nada".
Conforme al relato del fiscal, sobre las 16,30 horas, el acusado dio un teléfono móvil a su mujer que avisó a su hijo, que llegó con otros allegados ante los que manifestó que a las mujeres "hay que matarlas porque abandonan a sus maridos y se van por ahí".
La mujer sufrió policontusiones múltiples, facturas costales y de metacarpiano izquierdo, entre otras lesiones que tardaron 91 días en curar, 60 de ellos impeditivos para sus ocupaciones habituales, así como un trastorno de adaptación de tipo ansioso depresivo por el que también ha necesitado tratamiento médico y psicológico.