Borreguil de la Caldera de Sierra Nevada
UGR/EUROPA PRESS
Actualizado: jueves, 14 septiembre 2017 12:58

GRANADA, 14 Sep. (EUROPA PRESS) -

Investigadores del departamento de Estratigrafía y Paleontología de la Universidad de Granada han analizado dos zonas ecosistemas adyacentes en Sierra Nevada con el objetivo de determinar su evolución ambiental durante el Holoceno tardío, es decir, en los últimos 4.500 años aproximadamente, con el objetivo de conservarlos mejor.

Estas turberas se denominan borreguiles de la Virgen y de la Caldera, y están situadas aproximadamente a 3.000 metros sobre el nivel del mar, ha informado en una nota de prensa la UGR, que ha especificado que "uno de los fundamentos de la investigación lo han constituido trabajos recientes que demuestran que los ecosistemas situados a altas latitudes son un sensor del cambio climático".

Por esta razón, el grupo de la UGR, que desde hace diez años estudia los ecosistemas pasados de Sierra Nevada, ha evaluado estas condiciones ambientales que además son extrapolables a otras áreas de alta montaña. Mediante el análisis de las tendencias naturales a largo plazo en estos lugares, así como de la respuesta que tienen ante el impacto que produce el ser humano, los investigadores tratan de crear "un mapa de los cambios ambientales en Sierra Nevada para definir la evolución que sufrirán estos entornos".

El artículo científico del grupo de la UGR ha sido publicado en la revista 'Scientific Reports', perteneciente al grupo 'Nature'. La primera conclusión de esta investigación ha sido consecuencia de un elemento singular: a pesar de que las zonas de estudio solo están separadas por aproximadamente cuatro kilómetros, han experimentado respuestas ambientales locales distintas ante las mismas condiciones climáticas. Esto implica que estos cambios son un mecanismo complejo en esta región, dado que cada una de las zonas está más condicionada por un fenómeno distinto.

Así, los investigadores han determinado que la respuesta ambiental en Borreguiles de la Virgen está más controlada por la Oscilación del Atlántico Norte, mientras que en Borreguiles de la Caldera tienen mayor impacto las fluctuaciones en la radiación solar. Este hecho resulta significativo porque ayuda a "definir las acciones de conservación de estos ambientes", que "deberán ser específicamente diseñadas para cada uno de estos entornos".

La segunda conclusión de la investigación es que esas respuestas se han amplificado en ambas zonas durante los últimos 100 o 150 años debido a la presión del ser humano. Esto significa que las condiciones ambientales de los ecosistemas acuáticos de alta montaña de Sierra Nevada pudieron haberse establecido a principios del siglo XX. Por lo tanto, se infiere una "pronunciada sensibilidad en estos ecosistemas, lo que implica un cambio acelerado en los mismos".

El investigador Antonio García-Alix lo ha explicado argumentando que "los ecosistemas acuáticos alpinos de Sierra Nevada son bastante vulnerables al cambio climático y a la presión humana ya que, además de estar situados a alta elevación, se encuentran en la región Mediterránea, otra zona muy sensible", lo que precisamente los convierte en ecosistemas óptimos para evaluar las consecuencias ambientales del cambio climático, como se señaló previamente.

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