JAÉN 12 Jun. (EUROPA PRESS) -
El juicio previsto para este lunes en el que se iba a juzgar a un joven de 22 años acusado de controlar a su novia a través de un sistema espía en el móvil ha quedado aplazado al 4 de septiembre después de que a última hora el Ministerio Fiscal se haya echado atrás en el principio de acuerdo alcanzado con la acusación particular y la defensa.
Aunque la acusación particular pedía inicialmente casi ocho años de prisión, se pretendía cerrar un acuerdo que rebajara la pena de prisión a poco más de un año de cárcel, multa, y otros diez años de prohibición de acercarse o comunicarse con la víctima. De hecho, el joven acusado ni tan siquiera se ha personado en el juzgado por confiar su defensa en que el acuerdo estaba cerrado y que no era necesario su personación en sede judicial al tratarse de una pena acordada inferior a los dos años.
La que sí se ha personado en el Penal número 4 de Jaén ha sido la víctima, que no ha querido hacer ningún tipo de declaración al respecto.
Según han informado fuentes judiciales a Europa Press, ha sido la Fiscalía encargada de los temas de violencia sobre la mujer en la Audiencia de Jaén la que finalmente no ha dado el visto bueno al acuerdo por lo que el juicio ha quedado aplazado y ya señalado para el próximo mes de septiembre.
Al joven, para el que el Ministerio Fiscal reclama siete años de prisión, se le acusa de controlar a su novia a la que regaló un móvil con un programa espía instalado que le permitía acceder en todo momento a su ubicación, así como a todo el contenido de su dispositivo telefónico incluidas las contraseñas.
Desde Fiscalía se le imputa un delito contra la intimidad de descubrimiento de secretos, tres delitos de coacciones y una falta de vejaciones injustas.
Según el escrito de calificación provisional al que ha accedido Europa Press, el joven es "celoso, posesivo y manipulador". Comenzó a salir con otra joven con la que mantuvo una relación desde octubre de 2014 a julio de 2015. Durante este tiempo, sostiene la Fiscalía, "ha humillado y vejado, así como controlado y aislado a su pareja".
A tal punto llegó su deseo de control que "para conseguir su propósito de saber siempre dónde estaba, que iba a hacer y con quién y de qué hablaba, le instaló un sistema espía en el móvil que le regaló". Dicho programa le daba acceso a todo el contenido del móvil, desde las conversaciones telefónicas que podía grabar, sus mensajes de correo y whatsapp, hasta fotos, ubicación y contraseñas.
Tal fue la situación de control que la joven pareja llegó a sospechar de que en todo momento el acusado conociera cada uno de sus pasos. La relación, según Fiscalía, llegó a ser "insoportable" aunque cada vez que la joven intentaba romper, J.F.J. le pedía perdón y la amenazaba con suicidarse si ella le abandonaba.
Finalmente, en julio de 2015 la joven se dio cuenta de que tenía instalado un sistema espía en el móvil y optó por acabar con la relación. Días después de haber roto, según el Ministerio Público, el acusado comenzó a amenazarla para que le entregara el teléfono móvil.
La Fiscalía califica todos estos hechos como un delito contra la intimidad por revelación de secretos y por el que le reclama cuatro años de cárcel. Además, le pide otros tres años de prisión por los tres delitos de coacciones, y medidas de alejamiento por la falta de vejaciones injustas.
En este último aspecto, desde Fiscalía se reclama que se imponga al acusado la prohibición durante ocho años y medio de comunicarse por cualquier medio o aproximarse a la víctima a menor de 500 metros.