SEVILLA 16 Dic. (EUROPA PRESS) -
El cantaor y guitarrista granadino Antonio Campos regresa al panorama discográfico con su trabajo 'In-finitud', en el que el artista refleja la soledad de estos tiempos, y en el que además del cantaor, es el guitarrista, palmero, percusionista y letrista. Este proyecto es una edición limitada de 150 copias de un vinilo de 7 pulgadas, y lo ha presentado en Sevilla, en la sede del Instituto Andaluz del Flamenco (IAF) con la asistencia de su director, Cristóbal Ortega.
El cantaor señala que 'In-finitud' recoge "el último quejío que ha dado este nuestro cuerpo celeste nos ha llevado a vivir en los confines de nosotros mismos, allá donde la individualidad ha sido a veces la única salida. Y nos ha llevado a entrar en peligro incluso con los nuestros". Y añade "hace tiempo ya que nuestras sociedades rozan sus límites, que son propios de las cosas que poseen definición, armonía, orden, perfección".
Además, explica cómo nace 'In-finitud: "Me dijo el diccionario que los griegos llamaron finitud a ese momento límite entre el orden y el caos. Coloquémonos en la otra orilla. Hagamos una lectura llena de esperanza y abrazos. Dejémonos de elegir porque con solo un prefijo se puede cambiar el orden del mundo y estar a la vez dentro y fuera".
Antonio Campos nació en Tarragona el 30 de junio de 1972, hijo de andaluces que como tantos otros se marcharon a Cataluña a trabajar. No obstante, a los pocos meses de nacer ya vivía en la vega granadina, en Atarfe. Criado en el seno de una familia de aficionados, empezó a escuchar flamenco desde la cuna. Dice su madre que no andaba aún y ya se había apasionado con la guitarra flamenca, que toca desde que era pequeño. Precisamente, empezó como guitarrista en Granada tocando en academias de baile y en peñas, acompañando al cante durante casi una década.
Empezó a cantar de casualidad. En el disco 'Graná baila por tangos' hizo una versión de unos tangos que le había escuchado a la Macanda, una gitana ya mayor de Illora. Los grabó y en la presentación del disco, la bailaora granadina Angustias la Mona le ofreció trabajar como cantaor en el tablao La Reina Mora del Sacromonte. Corría el año 1997.
Después de año y medio en los tablaos del Sacromonte, comienza a trabajar en algunas salas de Madrid de la mano del cantaor Tony Maya: Casa Patas, Suristán, La Cuarta Pared, Galileo Galilei, Sala Caracol , Clamores, etcétera. Y es a partir de ese momento cuando comienza una vertiginosa carrera , sin tregua ni descanso por todos y cada uno de los circuitos y rutas flamencas del mundo.
A lo largo de su trayectoria ha trabajado con algunas de las más grandes figuras del baile como: Mario Maya, Antonio Canales, Rafaela Carrasco, Merche Esmeralda, Javier Barón, Manuela Carrasco, Isabel Bayón, Ana Cali, Mercedes Ruiz, Rocío Molina, Javier Latorre, Andrés Peña, Manuel Liñán, La Moneta, Belén Maya, Marcos Flores, Alfonso Losa, Rafael de Carmen, Adela Campallo, Manolo Marín, Joaquín Grilo, Shoji Kojima, Rubén Olmo y un largo etcétera.
Campos ha sabido mantener una clara apuesta por la tradición, con incorporaciones audaces a proyectos de fusión que han relacionado a su forma de hacer el flamenco con el teatro, la música clásica, el jazz o la música tradicional vasca". Todo esto queda patente en sus participaciones en proyectos como: Palo Flamenco: fusión entre la música tradicional vasca y el flamenco; Alcántara: puente entre Marruecos y Andalucía, entre la música andalusi y el flamenco; o World-Flamenco Septet Granada-Madrid-New York, entre otros.