MONTILLA (CÓRDOBA), 10 (EUROPA PRESS)
Un año más, la Basílica Pontificia de San Juan de Ávila en Montilla (Córdoba) ha reunido a los sacerdotes de la Diócesis de Córdoba en el día de la festividad del Santo Maestro, aunque en este caso con la asistencia del cardenal Robert Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, quien a su llegada a la localidad ha visitado el Ayuntamiento, donde fue recibido por el alcalde, Rafael Llamas (PSOE), y la Corporación municipal.
Después, según ha informado la Diócesis, el cardenal, acompañado por el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, ha continuado con su visita conociendo la Casa de San Juan de Ávila y la Basílica Pontificia, donde le esperaba un buen número de presbíteros de la Diócesis cordobesa para celebrar la eucaristía ante los restos mortales del Doctor de la Iglesia Universal.
En su homilía, el cardenal ha hecho alusión a la vida del patrón del Clero Secular Español, describiéndolo como un insigne ejemplo de santidad, tanto por su palabra, como por su vida sacerdotal, señalando que "no se puede entender el sacerdocio sin una fe encarnada en obras de amor, caridad, sacrificio y contemplación", manifestando también que "todos los discípulos de Cristo han de ser testimonio de Él, razón de esperanza y vida eterna".
A este respecto, Robert Sarah ha dicho que "San Juan de Ávila fue un sacerdote consciente, a favor de los hombres, celebrando los sacramentos, ofreciendo la oración para la vida del mundo y actuando como embajador de la vida de Cristo; es por ello que nos exhorta a que vivamos con caridad pastoral el ministerio sacerdotal que Cristo nos ha confiado".
PONENCIA EN EL GARNELO
Tras la misa, los presentes se reunieron en el Teatro Garnelo de Montilla, donde el cardenal ha ofrecido la ponencia titulada 'La fuerza del silencio en la liturgia', en la que ha hecho un repaso por su libro titulado 'Dios o nada', comentando que durante su elaboración reflexionó profundamente sobre la importancia del silencio en la vida de todo ser humano y particularmente en la vida del cristiano.
"El fruto de estas reflexiones --ha señalado-- provocó la publicación de un nuevo libro que lleva por título 'La fuerza del silencio', que nació en la habitación del hermano Vicente María de la Resurrección, monje de la Abadía de Santa María de Lagrasse al que jamás olvidaré. Un joven religioso que murió de una esclerosis múltiple el pasado año con el que me comunicada con la mirada, el silencio y la oración, y que, a pesar del sufrimiento, brillaba en su rostro paz, serenidad y felicidad".
Partiendo de esto, el cardenal ha centrado su intervención en la importancia del silencio durante la liturgia, ya que, a su juicio, "el primer lenguaje de Dios es el silencio" y, por eso, hay que "aprender a ser silenciosos y a descansar en Dios".
En este sentido, Robert Sarah ha opinado que "este tiempo actual es un momento oportuno para buscar el verdadero orden de nuestras prioridades: es tiempo de poner a Dios en el centro de nuestras preocupaciones, de nuestros pensamientos, de nuestro actuar y de nuestra vida. Así, nuestra vida cristiana podrá fundamentarse en la luz de la fe y alimentarse en la oración".
Después, ha continuado dirigiéndose a los sacerdotes explicándoles que "lo que más necesita la Iglesia hoy no es una reforma administrativa, ni un cambio estructural, ni una logística o estrategia de comunicación o un programa suplementario", ya que el programa existe y es el de siempre, el Evangelio y la tradición viva", añadiendo que, en su opinión, "somos víctimas de la superficialidad, del egoísmo y del espíritu mundano que propaga la sociedad mediática", por lo que ha invitado "a los cristianos y a los hombres a entrar en el silencio, porque sin el silencio permanecemos en una ilusión mortal. El silencio es más importante que cualquier otra obra humana, porque habla Dios".
Por otro lado, ha hablado del lugar que debe tener el silencio en la liturgia, afirmando que "se trata de una preocupación fundamental en nuestros días, ya que el silencio sagrado es el lugar donde podemos encontrar a Dios y es importante que los sacerdotes aprendan de nuevo lo que significa el temor filial de Dios y el carácter sagrado de su relación con él".
Por ello, el Cardenal entiende que "los sacerdotes deben aprender de nuevo a temblar de estupor ante la santidad de Dios y ser conscientes de la gracia extraordinaria de su sacerdocio". En este sentido, ha recordado además que ya el Concilio Vaticano II subrayó que el silencio es un medio privilegiado para favorecer la participación del pueblo de Dios en la liturgia.
Robert Sarah ha culminado su intervención exhortando a los presbíteros a fomentar el silencio, "porque en la liturgia el silencio sagrado es un bien precioso para los fieles, y los sacerdotes no deben privarlos de este tesoro" y, recordando las palabras de San Juan de Ávila, ha subrayado que "quien ora ha de estar recogido, centrado y en silencio ante Dios".