GRANADA 15 May. (EUROPA PRESS) -
Científicos españoles y portugueses liderados por la Universidad de Granada (UGR) han desentrañado la historia ancestral de una de las aves de presa más icónicas de la fauna ibérica actual, el águila perdicera, cuyo establecimiento fue facilitado en el Mediterráneo por los Homo Sapiens hace 50.000 años.
El trabajo, publicado en la revista científica 'People and Nature', integra argumentos procedentes de diversas disciplinas, como la paleontología, la genética y la ecología, para responder a las preguntas de "cuándo el águila perdicera, una especie de distribución eminentemente tropical y subtropical, colonizó la cuenca mediterránea y por qué", según ha informado la UGR este miércoles en una nota de prensa.
Como ha explicado profesor del Departamento de Zoología de la UGR y primer autor del artículo, Marcos Moleón, "el águila perdicera es una 'recién llegada' en Europa", una especie que "probablemente comenzó a establecerse en la cuenca mediterránea no hace más de 50.000 años, mientras que otras, como el águila real" han "estado presentes aquí desde mucho antes, tal y como lo atestiguan los registros fósiles".
Según muestran los análisis espaciales realizados en el estudio, el águila perdicera, a diferencia de la real, se ve muy desfavorecida en los periodos de clima frío, han detallado desde la UGR en relación con esta investigación.
"En el último periodo glacial, el águila perdicera solo podría encontrar refugio en las cálidas zonas costeras, que es precisamente donde han aparecido sus fósiles más antiguos", ha señalado Moleón con arreglo a los análisis genéticos.
La población ancestral de esta especie fue prosperando a medida que la temperatura en la cuenca mediterránea subió y la población humana creció y se hizo sedentaria. Sin embargo, como ha indicado Moleón, "una vez resuelto el 'cuándo', se nos planteaba la inevitable pregunta de por qué el águila perdicera comenzó a establecerse en el Mediterráneo en un periodo tan complicado climatológicamente hablando".
Según Moleón, "tras poner a prueba varias hipótesis alternativas, todas las piezas del puzle indicaban que los primeros pobladores europeos de nuestra especie (Homo sapiens) jugaron un papel fundamental". Para este estudio, se recolectó y analizó la información más completa que existe sobre las interacciones competitivas que mantiene el águila perdicera con la real en la actualidad.
Esto permitió confirmar que, en esta relación, el águila real es la especie 'dominante' y la perdicera la especie 'subordinada'. Así, los resultados mostraron que esta última solo puede subsistir en aquellos lugares donde la primera es escasa, algo que sucede principalmente en lugares "altamente humanizados".
Además, "nuestros modelos matemáticos indicaron que, si fuéramos capaces de eliminar todas las parejas de águila real existentes en zonas climáticamente favorables, cabría esperar un fuerte incremento en el número de parejas" de perdicera, "pero no al contrario", entre otros factores.
La hipótesis de los autores es que, con la llegada de los primeros humanos anatómicamente modernos a Europa, algunos de los territorios de águila real más próximos a los asentamientos humanos fueron quedando abandonados, y esos territorios 'vacantes' empezaron a ser ocupados por perdiceras procedentes del Medio Oriente.
"En definitiva --ha indicado Moleón-- el águila perdicera no pudo haberse establecido en el Mediterráneo con anterioridad a la llegada de los primeros Homo sapiens porque la presión competitiva ejercida" por la real y "otras especies sería entonces demasiado 'asfixiante".