GRANADA 24 Oct. (EUROPA PRESS) -
Un estudio de la Diputación de Granada ha indicado que la persona diana del discurso del odio en la provincia es mujer, de unos 40 a 50 años, que lleva en España más de cinco años, que gana menos de 1.100 euros al mes, que se autodefine como progresista, que es objeto del discurso por su ideas políticas, su apariencia física o por pertenecer a una minoría étnica y religiosa.
Esta es una de las principales conclusiones de una encuesta realizada sobre el discurso del odio en la provincia de Granada, una acción promovida por la Mesa Provincial de Diálogo Intercultural de Granada, constituida tras un convenio de colaboración suscrito en 2019 por la Diputación, el Centro Unesco Andalucía y el Instituto de la Paz y los Conflictos de la Universidad de Granada (UGR) con el objetivo de promocionar la cultura de paz y el diálogo intercultural, según ha informado la Institución Provincial en un comunicado.
En el marco de la Mesa Provincial de Diálogo Intercultural de Granada, a la que se sumaron la Fundación Secretariado Gitano, la Federación Andaluza Arco Iris y la Unión de Comunidades Islámicas de Andalucía, se acordaba realizar un diagnóstico sobre la situación del discurso del odio en la provincia para trabajar en la prevención a partir de los resultados.
El estudio, que se ha llevado a cabo este año, ha estado dirigido por el doctor en Ciencias Sociales por la UGR, José Ferrer Sánchez, quien también es investigador-Colaborador del Instituto de la Paz y los Conflictos y coordinador de la Mesa Provincial Diálogo Intercultural.
Tal y como recoge el estudio, "el discurso del odio es un término que pretende degradar, intimidar, promover prejuicios o incitar la violencia por motivos de pertenencia a una nacionalidad, raza, religión, orientación sexual, discapacidad, lengua, opiniones políticas o morales, status social, ocupación, apariencia física, capacidad mental y cualquier otro elemento de consideración". Se trata, en síntesis, indica el estudio, de "la promoción del odio por ser diferente".
Para realizar el estudio fueron encuestadas 313 personas de la provincia, a las que se les planteó un cuestionario de 29 preguntas. Según las conclusiones, la mayoría de los encuestados no tiene un concepto claro sobre lo que es el discurso del odio como definición, pero sí sobre lo que provoca.
Las personas que han sido víctimas del discurso del odio lo han sido, en un gran porcentaje, por opiniones políticas, por ataques sexistas y en menor medida por pertenecer a una minoría, por lo tanto, por racismo y xenofobia, según indican las conclusiones del estudio. También subraya que un porcentaje muy alto de esos ataques se realizan con comentarios hirientes en las redes sociales, en especial Whatsapp, Facebook e Instagram.
El trabajo destaca en sus conclusiones que la intención real de los ataques "era reproducir sesgos y estereotipos racistas, hacer realmente daño, por actuaciones racistas y por acoso (un 88,8%)".
"Un porcentaje elevado reconoce que ha hecho discurso del odio a personas, aunque la mitad de los encuestados no está segura del todo y entiende que lo hizo por la expresión libre de sus ideas. Ese extremo "parece como más peligroso y preocupante, ya que no reconocen que esos comentarios hirientes o perjudiciales no son realmente Discurso del Odio, sino expresión libre de ideas, entre otros", ha subrayado el estudio.
También ha incidido en que es "fundamental reconocer el discurso de odio para poder lograr su erradicación o aminoración". El diagnóstico también ha resaltado el hecho de que los encuestados identifiquen al "otro", al migrante o extranjero, como culpable o responsable de la situación social-económica.
El estudio ha concluido que existe "una confusión general" entre delitos de odio y discurso del odio, "de ahí que una gran mayoría de los encuestados considere que el castigo por expresiones sobre el discurso de odio debe ser estricto y que debe de haber un castigo aunque no tenga efectos penales".
Además, ha señalado que las personas más concienciadas contra el discurso de odio son de ideología progresista, con un poder adquisitivo bajo y con una edad mayoritaria de entre 36 a 55 años.
Según el diagnóstico, las conclusiones de la encuesta indican también que "al acusar al otro, al diferente, movilizan un nacionalismo primario y excluyente, se evita el debate público sobre la convivencia entre la sociedad local y las diferentes comunidades de inmigrantes y minoritarias".
"El diálogo es sustituido, en el mejor de los casos, por tolerar a los otros, y en el peor, por tratar de que dejen de venir, limitar sus derechos, o expulsarlos", ha precisado el estudio.