CÓRDOBA 9 Mar. (EUROPA PRESS) -
La Universidad de Córdoba (UCO) ha acogido un seminario en el que el director de los Institutos Blaustein para la Investigación del Desierto de Israel, Noam Weisbrod, ha mostrado la experiencia israelí en la gestión del agua, destacando la investigación, la tecnología y la educación como claves para hacer frente a la escasez del líquido elemento.
Tal y como ha indicado la institución universitaria en una nota, muchas personas relacionan desertificación con zonas como el Sáhara o el Sahel, sin embargo, según Naciones Unidas, "con el cambio climático, la desertificación se considera uno de los principales problemas medioambientales". De hecho, son más de 170 países los afectados por los procesos de desertificación. Esto, unido a que se predice que en 2050 el 45 por ciento de la población mundial vivirá en países con escasez crónica de agua, hace que actuar frente a esta problemática sea urgente.
Con este escenario como telón de fondo lleva décadas trabajando Noam Weisbrod, director de los Institutos Blaustein para la Investigación del Desierto, que ha ofrecido un seminario sobre la experiencia israelí en gestión sostenible del agua y seguridad alimentaria en la Universidad de Córdoba.
El seminario, titulado 'From the Desert to the World: Israel Insights for a Water Starved Planet' y organizado por la Unidad de Excelencia María de Maeztu - Departamento de Agronomía de la UCO (Dauco) ha contado con la introducción de la vicerrectora de Política Científica, María José Polo, y el catedrático emérito Elías Fereres.
Tras situar el problema, Weisbrod ha contado la "receta israelí", donde el 60 por ciento del territorio es desierto. La investigación y la innovación en los Institutos Blaustein para la Investigación del Desierto se centra, desde los años 70, en el aumento de la seguridad alimentaria, la situación de escasez de agua, la energía renovable y las dinámicas de los ecosistemas.
Para hacer frente a los desafíos medioambientales "se ha avanzado en la desalinización del agua del mar, la reutilización de aguas residuales, la eficiencia del agua de riego y la educación y concienciación comenzando por la infancia", ha explicado Weisbrod.
Para Weisbrod, es "esencial" contar con la industria y los gestores políticos que toman las decisiones "necesitamos hacer felices a los agricultores, ya que la mayoría del agua usada es para cultivar alimentos, y para ello deben saber que el desarrollo de estas tecnologías les traerá beneficios a ellos".
Además de la eficiencia en el uso del agua, Weisbrod ha explicado las dos estrategias principales de creación de 'nueva agua': la desalinización y la reutilización de aguas residuales, en la que Israel es líder, reutilizando casi el 90 por ciento de las aguas residuales para agricultura. Es por eso por lo que, "actualmente, el 65 por ciento del agua que se usa para agricultura en Israel son aguas regeneradas y aguas desalinizadas".
Para llevar a cabo este cambio es "obligatoria la investigación", ya que hay que analizar la composición de las aguas residuales y realizar los tratamientos necesarios para que no afecten a los cultivos (trabajo que en España y en olivar se hace desde el proyecto Reutivar). En cuestión de desalinización, también es necesaria la monitorización de los océanos de donde se extrae el agua, para no causar daño medioambiental.
Weisbrod ha compartido algunas de las tecnologías que han hecho posible estos avances, donde se ha llegado a convertir la zona del desierto del Neguev, donde a priori parecía difícil cultivar, en una zona vitivinícola, con importante producción de vino en una red de bodegas situadas en el desierto.
Más de 50 personas, la mayoría personal investigador, ha podido conocer la experiencia israelí en la gestión del agua en este seminario que se ha retransmitido también online.