El acusado durante el juicio
EUROPA PRESS
Actualizado: martes, 2 mayo 2017 14:11

JAÉN 2 May. (EUROPA PRESS) -

El dueño de un local especializado en combatir la pediculosis,
M.Á.D.M. se enfrenta a dos años de cárcel por un delito de abusos sexuales después de que los padres de una menor de 13 años le denunciaran tras acusarlo de haber sometido a tocamientos a su hija durante un tratamiento antipiojos.

La Sección Tercera de la Audiencia de Jaén ha sido la encargada de juzgar este caso que ya ha quedado visto para sentencia y en el que el acusado ha negado todos los cargos y se ha declarado inocente.

Los hechos juzgados este martes se remontan al 16 de julio de 2015, cuando la menor acompañada de su padre acudió a la consulta para someterse a un tratamiento contra la pediculosis. El padre firmó la correspondiente autorización y se marchó dejando allí a la menor ya que el tratamiento superaba la tres horas de duración.

Según ha relatado la menor, que ha declarado protegida por un biombo, el acusado le realizó preguntas que extrañaron a la menor como si tenía novio o si se besaba con él. El tratamiento, según la chica, actualmente con 15 años, lo hizo con la puerta cerrada con llave y sin que hubiera nadie más en el local.

En un momento dado, tal y como señalado la menor, el acusado le pasó el aspirador por la ropa y fue entonces cuando le bajo y le tocó los pechos, mientras el acusado le decía lo "buena" que estaba y lo bien que se lo estaba pasando con ella.

La menor tardó un día en contar lo ocurrido a su madre que, junto a su padre acudieron a la consulta a pedir explicaciones al acusado. Según la versión de la madre, el acusado les pidió perdón "de rodillas", al tiempo que les pedía que no denunciaran porque le iban a hundir el negocio. Sin embargo, acabaron denunciándolo y el caso ha terminado en la Audiencia de Jaén.

M.Á.D.M. ha señalado en su declaración que lo único que ocurrió es que al pasarle el aspirador para quitarle los piojos que hubieran podido haber caído en la ropa durante la sesión se le desprendió el bikini que llevaba debajo del mono que vestía la menor.

"No miré, solo le dije que se tapara y no le di mayor importancia", ha dicho el acusado. Ha señalado que sí le preguntó si tenía novio para que en caso de ser así le advirtiera de que también se los había podido pegar, algo que M.Á.D.M. ha señalado como una pregunta "rutinaria".

El acusado ha dicho que se equivocó al no contar el incidente con el bikini cuando el padre vino a recogerla, pero ha insistido en que por su parte no le dio mayor trascendencia puesto que "no ocurrió nada de nada".

Por su parte, la psicóloga encargada de evaluar a la menor ha indicado que su testimonio denota que no es una invención y que ella se sintió agredida en su intimidad, aunque ha advertido que la percepción que tuvo la menor sobre lo que estaba ocurriendo en otra persona hubiera sido entendida como un simple incidente.

"Creo que la niña está diciendo la verdad y que no se lo inventa. Su relato es coherente y estructurado", ha dicho la psicóloga, aunque ha insistido en que ello no significa que los hechos ocurrieran ni tuvieran la trascendencia que le dio la menor en aquel momento.

Además ha insistido en que el episodio no dejó secuelas en la menor, de ahí que, según el fiscal, no se pida ningún tipo de responsabilidad civil por daños y perjuicios.

El Ministerio Fiscal ha mantenido su petición de penas hasta el final. También la defensa ha pedido la absolución con todos los pronunciamientos favorables por entender que en lo ocurrido no hubo ánimo libidinoso por parte del acusado sino una manera de proceder habitual en la que tuvo lugar el incidente de la bajada del bikini por la fuerza del aspirador.

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