SEVILLA, 23 Ene. (EUROPA PRESS) -
Carmen Lizárraga, elegida diputada de Adelante Andalucía por Granada en las pasadas elecciones autonómicas del 2 de diciembre, ha anunciado su decisión, tras una profunda reflexión, de dejar el escaño en el Parlamento y sus cometidos en el Consejo Ciudadano Andaluz porque su "distanciamiento de las posiciones políticas, organizativas e institucionales de la actual dirección de Podemos Andalucía es cada vez mayor".
Estas manifestaciones de Lizárraga se plasman en una carta abierta que se publica este miércoles en 'La voz del sur' y recogida por Europa Press. Carmen Lizárraga, que fue presidenta del grupo parlamentario de Podemos en la pasada legislatura andaluza y que se enfrentó en las primarias internas de la formación a Teresa Rodríguez para liderar Podemos Andalucía, tiene intención de comunicar formalmente este mismo miércoles su renuncia al escaño.
Para Lizárraga, afín al exdiputado de Podemos Íñigo Errejón, la dirección andaluza de Podemos ha optado "por instalarse en posiciones impropias de los tiempos actuales". No comparte que el partido esté instalado en un espacio de "extrema izquierda más propio de un viejo partido de la resistencia que de una fuerza que proyecta ser transformadora y de gobierno".
Ha recordado que, en sus inicios, Podemos aportó cambios fundamentales en la política con su "inicial audacia y un fresco espíritu quincemayista que fue una herramienta eficaz que permitió dar la palabra a la gente corriente que comenzó a hacer política y a influir decisivamente en la toma de decisiones".
"HUIR DEL ESPACIO DE EXTREMA IZQUIERDA"
Sin embargo, considera que tan sólo cinco años después, el ciclo político ha cambiado y se ha materializado en los resultados de las pasadas elecciones andaluzas, que han traído una investidura tripartita de derechas que nos envía varios mensajes, el primero de ellos la necesidad de "huir del espacio de extrema izquierda más propio de un viejo partido de la resistencia que de una fuerza que proyecta ser transformadora y de gobierno".
Lizárraga lamenta que se haya abandonado el "espíritu abierto, deliberativo, participativo y democrático del primitivo Podemos", lo que nos lleva a una "desnaturalización que es rechazada por nuestros potenciales votantes".
"La democracia interna y la participación estaban en nuestro AND y si esto se pierde, se pierde la esencia diferenciadora más importante de la nueva política", según indica Carmen Lizárraga, para quien solo con acuerdos y con una política de alianzas clara, con diálogo tanto con otros partidos como con la sociedad, se puede conformar una correlación de fuerzas capaz de frenar el avance de la derecha más reaccionaria.
Asimismo, añade que también mantiene diferencias con la actual dirección andaluza de Podemos sobre el papel que se debe desempeñar en las instituciones. En su opinión, el activismo y la respuesta en la calle son imprescindibles, pero resulta insuficiente cuando miles de personas han querido que haya un grupo parlamentario salido de las urnas "para frenar las políticas reaccionarias también en las instituciones".
SER "PROPOSITIVOS E INCLUYENTES"
Para Carmen Lizárraga, en estos momentos es más importante que nunca ser "propositivos e influyentes para reconstruir un pacto social de convivencia recuperando el legado quincemayista pacifista y de consenso que unía a la mayoría social".
"Continuar instalados en un espacio de maximalismo político es una gran barrera y limitación porque se pierde la oportunidad de enfrentarnos a nuevos retos y abrir horizontes y, lo que es peor, nos impide estar presentes en el tipo de problemas que afectan a las condiciones materiales de la gente de forma inmediata", según ha advertido Carmen Lizárraga.
Después de estas consideraciones, señala en su carta abierta que tras numerosos "desencuentros" con quienes compartió lista en las primarias andaluzas, no desea provocar "más tensiones internas de las que hay en Podemos" ni quiere contribuir a fortalecer el estigma interesado de esa izquierda que anda siempre peleándose.
"Tampoco quiero acomodarme y formar parte de una disidencia funcional que legitima el statu quo y una lógica de confort político que no comparto. No quiero dilapidar mis fuerzas, mis conocimientos y mi ilusión", señala Carmen Lizárraga, que desea toda la "suerte y fuerza del mundo" a sus compañeros en unos momentos difíciles para Andalucía.