Atribuye las lesiones de la víctima a un "forcejeo" entre ambos y asegura que fue ella quien se tiró por el balcón
SEVILLA, 26 Oct. (EUROPA PRESS) -
Manuel R.M., el hombre acusado de asesinar en diciembre de 2015 en la localidad sevillana de Lebrija a su expareja, la hija menor de la cantaora flamenca Juana Vargas, a la que asestó supuestamente 40 puñaladas antes de tirarla por el balcón de la vivienda donde ocurrieron los hechos, ha atribuido este jueves las lesiones a un "forcejeo" entre ambos y ha asegurado que fue ella quien se lanzó por el balcón. "Yo eso no se lo he hecho a mi mujer, no es cierto que la acuchillara", ha apostillado.
La Audiencia Provincial de Sevilla ha acogido en la mañana de este jueves la primera sesión del juicio con jurado popular contra el acusado, para quien la Fiscalía reclama 25 años de cárcel por un delito de asesinato; tres años de cárcel por un delito de maltrato habitual; dos años de cárcel por un delito de allanamiento de morada, y un año de prisión por un delito de quebrantamiento de medida cautelar, así como el pago de una indemnización de 150.000 euros a cada uno de los dos hijos menores de la pareja y de 120.000 euros a los padres de la víctima.
El acusado, que únicamente ha contestado a las preguntas formuladas por su abogada defensora, ha relatado que comenzó la relación con la víctima cuando ambos tenían "13 o 14 años" y estuvieron juntos 25 años, teniendo dos hijos en común de 11 y 7 años de edad en el momento de los hechos, y, en relación al día de autos, ha indicado que fue al bar de El Cuervo donde ella trabajaba para hablar, pero le comentó que, como había clientes delante, mejor se fuera a su casa cuando cerrara el bar y la esperara allí.
De este modo, y según su relato, el acusado se dirigió a la vivienda de la hija menor de Juana Vargas y vio la luz encendida, por lo que llamó a la puerta, pero como "no abría" optó por subir y entrar por una ventana, encontrando a la víctima "despierta" y "sentada en el sofá", aunque ha añadido que, entonces, ella se levantó, cogió el teléfono móvil y se fue a la cocina.
El acusado ha narrado que él también fue a la cocina y le pidió el móvil, momento en el que ella "cogió un cuchillo" de la encimera de la cocina y le "cortó en los dedos". "Me abalancé y le quité el cuchillo", ha indicado, agregando que entonces se produjo un "forcejeo" entre ambos en el marco del cual él se echó hacia atrás y, entonces, ella "se dio en el cuello" con el cuchillo, tras lo que salió de la cocina y, según su versión, se tiró por el balcón.
"NUNCA HE TENIDO PROBLEMAS CON ELLA"
"Me fui al balcón y me la encontré ya en el suelo" rodeada de "un charco de sangre", ha manifestado el acusado, quien ha dicho que, como estaba "nervioso y en shock", él también saltó por el balcón, fracturándose una muñeca y un tobillo, tras lo que se acercó a la víctima, pero debido a las lesiones que había sufrido en la muñeca "no podía ayudarle", por lo que decidió coger su vehículo, que estaba aparcado en las inmediaciones de la vivienda, y se dirigió a la Policía Local.
Los agentes "vieron que tenía sangre en las manos", ha dicho el acusado, que ha asegurado que les relató a los policías que su expareja "se había tirado" por el balcón, que "estaba en el suelo" y que "fueran a ayudarle", ya que desconocía "si estaba viva o muerta". "Nunca he tenido problemas con ella" y "jamás en la vida se me ha pasado por la mente hacerle eso a mi mujer", ha llegado a afirmar durante su declaración, tras la que la Fiscalía ha querido dejar constancia de las "contradicciones" en las que, a su juicio, ha incurrido respecto a la declaración que prestó en el Juzgado de Lebrija.
En la primera sesión de la vista oral ha prestado declaración también el agente de la Guardia Civil encargado de elaborar el atestado sobre los hechos, quien ha relatado distintos pormenores de la investigación y ha indicado que, en el marco de las pesquisas, contactó con un hombre de origen magrebí que mantenía una relación sentimental con la víctima desde hacía poco tiempo y que, según ha precisado, le entregó un audio de whatsApp en el que uno de los hijos del acusado y la fallecida aseguraba que el primero le había dicho a la víctima la siguiente frase: "como te vea con algún novio, te corto el pescuezo".
Este agente de la Policía Judicial de la Guardia Civil también ha señalado que el acusado fue sometido por los servicios médicos a una prueba para detectar el consumo de alcohol o de sustancias estupefacientes, dando "positivo" en cocaína.
Con anterioridad a la declaración del acusado, tanto la Fiscalía como las acusaciones que ejercen la familia de la fallecida y la Junta de Andalucía y la defensa del encausado han expuesto sus alegaciones previas.
LA DEFENSA HABLA DE "CRIMEN PASIONAL"
En este sentido, la letrada del acusado ha asegurado que no busca la libre absolución "ni aplaudo lo que hizo", sino que su objetivo es que "se califiquen los hechos correctamente y que, si cometió un homicidio, no se le condene por un asesinato". "Es imposible que la arrojara por el balcón", ha afirmado la abogada, quien ha tachado "de habladurías del pueblo" el hecho de que se hable de que su cliente atropellara a la víctima con su vehículo.
"Atropello ninguno, no le pasó por encima con la furgoneta", ha subrayado la letrada, quien ha defendido que "se trata de un homicidio y no de un asesinato, no fue premeditado, fue un crimen pasional" en el que, a su juicio, concurren las atenuantes de confesión, pues "se entregó a la Policía", de drogadicción debido a que consumió cocaína, y de arrebato u obcecación. "El resultado es lamentable y lo condeno, jamás se me pasaría por la cabeza justificar algo así", ha concluido.
La Fiscalía pide para el acusado 31 años de cárcel, mientras que la acusación particular eleva esta solicitud a 33 años de prisión y el pago de una indemnización a los dos hijos menores de la pareja de 242.532 euros, así como el pago de una multa de seis euros diarios durante 12 meses por un delito de omisión del deber de socorro, y la Junta pide esa misma pena y que se le imponga una orden de alejamiento de 500 metros respecto a la familia de la víctima y la inhabilitación de la patria potestad durante cinco años.
LOS HECHOS
Según el Ministerio Público, el acusado mantuvo una relación sentimental con la fallecida, produciéndose la separación de hecho en septiembre e 2015, tras lo que, en noviembre de ese año, el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Lebrija le impuso al imputado la prohibición de acercarse a ella a menos de 200 metros durante la tramitación del procedimiento. No obstante, acudió sobre las 4,30 horas del 9 de diciembre al domicilio y, "guiado por el propósito de acabar con su vida, accedió sorpresivamente" a la vivienda por la ventana del dormitorio, despertando a su expareja, que dormía en el salón.
Entonces, iniciaron una discusión "motivada por los celos" del acusado, que "insistía en ver el contenido de unas conversaciones que su exmujer guardaba en su teléfono, a lo que ella se negaba". El imputado, "con evidente ánimo de acabar con la vida" de su exesposa, le clavó supuestamente un cuchillo de cocina hasta en 40 ocasiones en especial en la cabeza, la cara y el cuello, donde le asestó 30 puñaladas mientras la víctima "intentaba zafarse en vano de su agresor".
La Fiscalía pone de manifiesto que el acusado continuó acuchillando a su expareja y, cuando se encontraban en la terraza del domicilio, siendo "consciente de que estaba gravemente herida y de que aún seguía con vida y con intención de asegurar su muerte, la lanzó al vacío" por el balcón del salón de la vivienda, "cayendo él detrás suya". En este punto, el Ministerio Público asevera que el acusado "aumentó deliberadamente el dolor" de su exmujer "tanto durante el acuchillamiento como después al tirarla por la ventana, causándole un sufrimiento que no era necesario para producirle la muerte".