SEVILLA 30 Jun. (EUROPA PRESS) -
El acusado de matar y descuartizar en febrero de 2016 a su tío en la vivienda donde ambos residían en Dos Hermanas (Sevilla), tras lo que ocultó distintas partes del cuerpo de la víctima en varios paquetes en la zona del cauce del río Guadaíra, ha reconocido este viernes los hechos y se ha mostrado "arrepentido" por ello.
Durante el juicio con jurado popular que se está celebrando en la Audiencia Provincial de Sevilla, el acusado, identificado como F.R.J. y para quien la Fiscalía solicita 25 años y cinco meses de cárcel por delitos de asesinato y profanación de cadáveres, ha admitido a la única pregunta realizada por el Ministerio Público que los hechos por los que está acusado son "ciertos".
Asimismo, y a preguntas de su abogada, el imputado ha dicho que "nunca pensó que fueran a ocurrir" los hechos y ha puesto de manifiesto que "no quería matarlo", por lo que se ha mostrado "arrepentido" por lo sucedido.
De igual modo, el acusado, que ha señalado que era consumidor de drogas desde que tenía 16 o 17 años, ha indicado que no tenía intención de profanar la "memoria" de su tío, sino que "no sabía qué hacer" con el cadáver.
En sus alegaciones previas, la fiscal, que ha retirado la agravante de parentesco aplicada inicialmente al acusado puesto que la misma únicamente alcanza hasta el grado de hermanos, ha relatado que se trata de unos hechos "desagradables" porque "van más allá de una simple muerte". "No sólo ha matado a su tío, sino que se le ha privado de la dignidad una vez fallecido", ha resaltado.
"SU ÚNICA INTENCIÓN FUE DESHACERSE DEL CADÁVER"
En este sentido, la representante del Ministerio Público ha remarcado que "no fue un simple homicidio", ya que la acción "tuvo un plus", pues el acusado "mató sorprendiendo al tío y empleando armas", de forma que "primero lo dejó inconsciente y luego lo remató y le dio 12 golpes".
"El acusado sabía lo que hacía, no estaba enfermo", y tras matar a su tío "fue más allá" y "no se contentó con intentar ocultar" el cuerpo, sino que lo descuartizó. "No era necesario descuartizarlo para ocultarlo", ha dicho, añadiendo que en este caso "hay un plus que nos repugna a la sociedad por la falta de respeto al muerto".
De su lado, la abogada del acusado, que solicita la libre absolución de su cliente, ha defendido que éste actuó bajo los efectos de las drogas, señalando que "no quería atentar contra la memoria" de su tío, sino que, al descuartizarlo, "su única intención fue deshacerse del cadáver".
LA FISCALÍA PIDE 25 AÑOS DE CÁRCEL
En su escrito de acusación, al que ha tenido acceso Europa Press, la Fiscalía solicita para F.J.R. 25 años de cárcel por un delito de asesinato y cinco meses de prisión por un delito de profanación de cadáveres.
El Ministerio Público relata que el acusado se fue a vivir con su tío, hermano de su madre, tres meses antes de ocurrir los hechos proveniente de Gerona, de forma que la convivencia "no era pacífica, existiendo continuos enfrentamientos entre tío y sobrino, algunos de ellos motivados" porque el acusado vendía objetos propiedad de la víctima sin su consentimiento.
De este modo, los hechos habrían ocurrido entre las 21,00 del 26 de febrero y las 10,00 horas del 27 de febrero de 2016 en la vivienda donde ambos convivían, cuando se produjo una discusión motivada por la venta de una videoconsola Play Station 4 que había realizado el acusado y de la que el fallecido había tenido conocimiento, procediendo a recuperar el citado objeto de su propiedad.
El fallecido, "cansado por los problemas que le ocasionaba su sobrino, quiso hablar con él para que regresara a Gerona", dice el fiscal, que asegura que, en el curso de la discusión y hallándose los dos frente a frente, el acusado agarró "fuertemente" a su tío por los brazos, a la altura de los codos.
Tras ello, y "guiado por el ánimo de acabar con su vida", el imputado cogió una picola y un martillo-machota que se hallaban encima de la mesa del salón y golpeó en la cabeza a su tío, quien, "ante este repentino ataque, apenas pudo dar un paso en dirección a la puerta de entrada", pues su sobrino, "eliminando cualquier posibilidad de defensa, le propinó nuevamente, esta vez por su espalda", diversos golpes por encima de la nuca.
GOLPES CON LA MACHOTA
Así, y según el relato de la Fiscalía, la víctima cayó al suelo boca abajo, posición que el acusado aprovechó para continuar golpeando a su tío, haciendo uso en este caso de la citada machota y provocándole lesiones que desembocaron en un hundimiento craneal.
De este modo, el acusado propinó a la víctima "por toda la cabeza" un total de 12 golpes con los citados objetos contusos --dos con la picola y diez con la machota-- que fueron intervenidos en la vivienda y que le provocaron heridas contusas en la región craneal con fractura de la base y bóvedas craneales y hemorragias encefálicas, lo que le provocó un traumatismo craneoencefálico abierto severo que derivó en su muerte.
El Ministerio Público agrega que el fallecido "no se esperaba una reacción agresiva" por parte de su sobrino y la misma "fue tan contundente y los golpes tan continuados que la mínima defensa que ejerció al cubrirse el rostro con las manos fue insuficiente para repeler eficazmente el ataque", de forma que sufrió "mínimas heridas defensivas de intensidad leves".
Tras señalar que el acusado se aprovechó de que su tío había ingerido alcohol, el fiscal añade que, "con objeto de deshacerse del cadáver y manifestando un absoluto desprecio por la memoria de su tío, a quien acababa de dar muerte", el imputado trasladó el cadáver al cuarto de baño de la vivienda y lo descuartizó, utilizando para ello un serrucho de grandes dimensiones "con el cual iba desmembrando el mismo y separando las distintas partes del cuerpo", con las cuales confeccionó distintos paquetes.
"AHÍ ESTÁ MI TÍO"
En la tarde del 27 de febrero de 2016, el acusado se dirigió con su bicicleta a la zona ubicada en el cauce del río Guadaíra bajo el puente de la SE-40, donde extrajo de la mochila los citados paquetes que contenían los miembros inferiores del cadáver y que ocultó bajo unas piedras, tras lo que se dirigió hacia un centro comercial, donde adquirió una pala trasplantadora y una azadilla de corte "con objeto de seguir enterrando posteriormente los demás fragmentos del cadáver".
Sobre las 12,00 horas del 29 de febrero, agentes de la Policía Nacional accedieron al domicilio donde convivían víctima y acusado tras ser requeridos por los empleados de una bodega, quienes "extrañados por la ausencia" del fallecido durante todo el fin de semana decidieron avisar a la Policía.
"Ante la negativa reiterada por parte del acusado para permitir la entrada al domicilio, finalmente accedió a ello, refiriendo a los agentes intervinientes 'ahí está mi tío al que estáis buscando' y mostrando los trozos que quedaban del cadáver", asevera el fiscal.