SEVILLA 14 Oct. (EUROPA PRESS) -
Los arroceros de las marismas del Guadalquivir prevén empezar la recolección del cultivo una vez pasen estas primeras lluvias de otoño, según ha explicado el presidente de la Federación de Arroceros de Sevilla, Mauricio Soler.
En declaraciones a Europa Press, Soler ha señalado que, una vez acaben estas precipitaciones, "habrá que esperar un par de días" con el objetivo de que el arroz "se seque", ya que "hay que cosecharlo como mucho con 20% de humedad".
"Luego, en el secadero mecánico se le quita más hasta dejarlo en 14% para poder almacenarlo sin riesgo de que fermente y arda", ha detallado el presidente de los arroceros sevillanos.
Asimismo, ha afirmado que estas lluvias afectan a la recolección porque "la paran" y "tiran algo de arroz al suelo", pero ha son "bienvenidas". "Hace mucha que llueva para ir recuperando los pantanos", ha expresado.
Los arroceros de las marismas del Guadalquivir sembraron entre finales de mayo y principios del mes de junio el 68% de la superficie disponible. Esta siembra fue posible después de saber que la Comisión de Desembalse de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) les otorgaba una dotación de dos tercios de la totalidad de agua máxima que pueden obtener, esto es, 264 hectómetros cúbicos.
"Con la 200.000 toneladas en la provincia de Sevilla, en ambas márgenes, al menos pagaríamos o cubriríamos los costes de producción del arroz", subrayó entonces Soler, teniendo en cuenta que el año anterior no se pudo sembrar nada y el anterior solo el 30% de las hectáreas disponibles por falta de agua.
En cuanto al nivel de empleo, Soler apuntó que, en una campaña normal, se llega a los 5.000 puestos de trabajo, por lo que, en esta, imagina que estará por "4.000 y pico". "Aunque se haya sembrado el 68% de la superficie, hay personal que se necesita sí o sí, ya sea con la superficie total sembrada o con solo una parte de la tierra", ha explicado.
Asimismo, el sector arrocero sevillano siempre llama la atención sobre la capacidad de "devolver cristalina el 75% del agua que capta con materiales en suspensión", lo que les convierte en "un filtro del río", además de ser "la despensa de Doñana" ayudando a su diversidad de flora y fauna.