SEVILLA 2 Nov. (EUROPA PRESS) -
La Audiencia de Sevilla ha condenado a un varón a tres años y medio de cárcel por delitos de conducción temeraria y lesiones, después de que irrumpiese con su coche en una calle sin salida obligando a apartarse a los viandantes por su conducción "agresiva", tras lo cual acabó empotrando el coche contra una vivienda y agrediendo con un objeto punzante a dos varones que le recriminaban su comportamiento.
Según esta sentencia emitida el pasado 28 de junio y recogida por Europa Press, la Sección Cuarta de la Audiencia declara probado que sobre las 20,30 horas del 25 de abril de 2021, el acusado conducía "a gran velocidad" un turismo modelo Ford Focus por un municipio de la provincia de Sevilla, internándose en una calle sin salida y en la que se encontraban varios vecinos con sus hijos, llegando a colisionar con la fachada de una vivienda, no sin que antes "varios vecinos y transeúntes" se apartasen "ante la maniobra de circulación agresiva que había desplegado el conductor referido, para no ser arrollados".
A continuación, según el relato de hechos probados, el inculpado dio marcha atrás con el coche "y varios vecinos que estaban en la calle y que de nuevo tuvieron que apartarse del camino del coche para evitar ser golpeados, se acercaron al mismo y le insistieron para que dejase de conducir en esas condiciones".
Fue entonces, según la sentencia condenatoria, cuando el encartado bajó del coche "portando un objeto punzante en sus manos, con el que se dirigió" a uno de los vecinos agrediéndole en la mejilla izquierda y dándole también "un bocado en el dedo índice de la mano derecha y otro en el anular de la mano izquierda, cuando el mismo intentaba cubrirse la cara y defenderse de tal agresión, mediando un forcejeo entre ambos".
Para mediar entre ambos también se aproximó un segundo vecino, que resultó agredido "con un puñetazo en el pecho que le dio el acusado tirándolo al suelo", tras lo cual el inculpado, según el relato de hechos probados, "salió corriendo hacia su domicilio, siendo seguido por alguno de los vecinos que allí se encontraban, que le seguían recriminando su actitud, si bien finalmente se introdujo en su domicilio hasta que llegó la Policía Local", toda vez que "mientras estaba en su casa consumió pastillas en una cantidad no concretada y sin identificar las mismas".
La sentencia también declara probado que el inculpado "es consumidor de alcohol de larga evolución", siendo condenado a tres años y medio de prisión por un delito contra la seguridad vial de conducción temeraria y un primer delito de lesiones, así como a 180 euros de multa por un segundo delito de lesiones y a un año y medio de privación del derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores, siéndole impuesta además la obligación de indemnizar a los afectados.